La muestra se inauguró el pasado 27 de marzo:

Daniel Cruz exhibe "Velocidad de escape" en Fundación Telefónica

Daniel Cruz presenta "Velocidad de escape" en Fundación Telefónica

"El hilo conductor de estas propuestas tiene que ver con el cuerpo en su dimensión territorial. De hecho, las dos temáticas que están insertas en esta exposición se vinculan, por un lado, al retrato entendido como una dimensión territorial privada, cercana y mínima, que se expande por medio del uso de las tecnologías; y por otro lado al paisaje, cuya dimensión se configura desde la inmensidad, con una escala mucho más amplia", explica Daniel Cruz sobre Velocidad de escape, muestra que se inauguró el pasado 27 de marzo en Espacio Fundación Telefónica y en la que este artista volvió a trabajar con tecnologías contemporáneas para potenciar la dimensión de la escala y también para reflexionar en torno a cómo se comporta el usuario en relación a las telecomunicaciones, "qué implica hoy la proliferación de imágenes y qué es lo que sucede con sus mecanismos de representación", agrega.

De allí que Velocidad de escape contemple la exhibición de una serie de retratos y de paisajes obtenidos mediante softwares diseñados especialmente para ello, imágenes con las que este académico del Departamento de Artes Visuales cuestiona la inmediatez fotográfica así como el realismo de su resultado. Junto a éstas, dos instalaciones con las que interpela directamente al espectador, haciéndolo partícipe de la muestra e invitándolo a conocer el proceso tras la obtención de la imagen propuesta, emergiendo el tiempo sobre el cuerpo de aquel espectador que acepte ser parte de la obra. Como explica Daniel Cruz al respecto, "la velocidad se hace impresionantemente lenta en esta propuesta; la captura es fragmentaria, pixel a pixel, línea a línea; y el soporte es variable porque la relación entre tiempo y captura permite que el soporte tenga esa posibilidad de mutar, de ir modificándose en su dinamismo".

En ese contexto, ¿qué es lo que pasa con el cuerpo, que es el hilo conductor de estas propuestas?

Desde lo tecnológico, el cuerpo es invitado a desdoblarse por la temporalidad de los mecanismos dispuestos, enrareciendo el ejercicio de representación de identidad a través del uso de avatares y nicknames, y expandiendo su dimensión identitaria. Esta dimensión necesita de nuevos protocolos y posibilidades de interpretación que esta exhibición explora en términos estéticos y políticos, cuestionado, por ejemplo, cómo estas dimensiones de registro son trastocadas por medio de variables como el tiempo. De hecho, para la muestra se está haciendo una imagen de paisaje que demora veinticuatro horas en su realización cuando normalmente demoran una fracción de segundo, mientras los retratos que allí se ven exigieron un esfuerzo físico para su configuración y no sólo el clic habitual de una máquina fotográfica.

Retratos que, pensando en lo que decías respecto a la identidad, se alejan de la imagen realista que los caracteriza, ¿no?

Son imágenes que en primera instancia se presentan erradas debido a la transgresión visual ejercida por la temporalidad del registro, que incorpora una fragmentación. Por eso es que parecieran estar deformadas, ser malas imágenes y, sin embargo, sólo existen por el esfuerzo de producción que hubo detrás. En términos convencionales, el registro no es bueno porque se trabajó con el desdoblamiento de la pose y con la extensión de la luz en la captura de estas imágenes que podían demorar entre tres o cuatro horas en armarse. Por eso hay parámetros que están trastocados, pero no es que sean malas imágenes o que estén erradas, sino que corresponden a otra dimensión temporal más cercana a lo corporal.

Hace tiempo que experimentas con estas variables en tu propuesta artística. ¿Qué te motiva a seguir trabajando en torno a esto?

Creo que una dimensión presente en el arte contemporáneo es la de interpelar diversos mecanismos que se observan como status quo. Uno de ellos es la dimensión temporal que se presenta en lo cotidiano. Hoy medimos mucho de nuestra eficiencia y eficacia desde la velocidad de los resultados. De alguna manera, ingresar al problema de la velocidad implica una lectura política, una lectura de mecanismos. Me interesa  comprender desde el lenguaje del arte cómo uno se mueve en estas dinámicas temporales y generar un cuestionamiento.

En la muestra invitas al espectador a detenerse, ¿es una forma de interpelarlo respecto a lo que señalas?

Las dos instalaciones que contempla esta muestra le están diciendo al espectador "tómese su tiempo", ya sea para ingresar a una caja negra y ver cómo se configuran los paisajes o para verse retratado. Pero, ¿quién se toma el tiempo para eso? Lo único que queremos es la síntesis de las cosas y por eso creo que lo que va a pasar es que las personas van a entrar y no van a ver nada porque estamos acostumbrados a la cuestión efectista, y esta muestra sencillamente no lo es. Entonces, lo que se hace aquí es obligar al espectador a instalarse, a ubicar su cuerpo, a ser parte de esta propuesta en la que las personas son parte de un circuito, son quienes lo cierran. Por eso el cuerpo, como dije al principio, es importante, no sólo como metáfora, sino como una cuestión tangible.

Con entrada liberada, Velocidad de escape permanecerá en exhibición hasta el próximo 26 de mayo en la Sala 1 de Espacio Fundación Telefónica.

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