Asume el 1 de diciembre como Director del Departamento de Artes Visuales:

Enrique Matthey: "Nadie puede enseñar aquello que no hace"

Enrique Matthey: "Nadie puede enseñar aquello que no hace"

Desde hace más de 30 años que Enrique Matthey está vinculado a la Universidad de Chile. En 1973 ingresó a estudiar a la entonces Facultad de Bellas Artes, y cinco años después inició su actividad académica como profesor ayudante en dicha institución. A la fecha, el hoy Profesor Titular del Departamento de Artes Visuales ha compatibilizado la docencia en pre y postgrado -ha sido invitado como profesor visitante en la Universidad Nacional de San Juan, Argentina, y en la Universidad de Cuenca, Ecuador- con innumerables responsabilidades institucionales como Consejero de Departamento y de Facultad, y como Director Académico por once años.

Además, Enrique Matthey también fue co-fundador del Magíster de Artes Visuales y Coordinador del mismo desde su creación; Subdirector y Director de la Escuela de Postgrado de la Facultad; impulsor del Proyecto MECESUP UCH 0218 ganado por la Facultad de Artes y Director de éste hasta 2009; integrante de varias comisiones de la Vicerrectoría de Asuntos Académicos de la Universidad; miembro de la Comisión Central de Evaluación de la Facultad; y miembro de la Comisión Superior de Calificación de la Universidad, entre otras, responsabilidades a las que en unos días más se sumará la de Director del Departamento de Artes Visuales.

Como artista visual inició su carrera profesional en 1975 y, desde entonces, ha expuesto su obra sistemática y periódicamente en Chile y en el extranjero, la que ha sido financiada por numerosos concursos FONDART y de la Vicerrectoría de Investigación (DI). Sobre su trabajo se han publicado y generado nutridos textos de expertos tales como Pablo Oyarzun, Adriana Valdés, Sergio Rojas, Guillermo Machuca, Rodrigo Zúñiga, Willy Thayer y Gonzalo Arqueros. Asimismo es y ha sido convocado como jurado, consejero, evaluador y experto del Consejo Nacional de la Cultura, del Consejo Nacional de Educación, del FONDART, de CONICYT, de la Fundación J.S. Guggenheim y de la Beca ALBAN, de la Fundación Europea.

El pasado 21 de octubre, este artista visual fue elegido como Director del Departamento de Artes Visuales, cargo que asumirá a partir del 1 de diciembre. Al preguntarle qué fue lo que lo incentivó a asumir esta nueva responsabilidad, Enrique Matthey señala: "La motivación no fue mía, sino de un grupo importante de académicos que nos reunimos para determinar en conjunto quién era la persona indicada para asumir esta responsabilidad. En ese encuentro había varios de los presentes que cumplían con el requerimiento de jerarquía académica para ser candidatos, y la idea era que todos estuviéramos dispuestos a aceptar la propuesta que decidiera la mayoría. La noche del viernes 30 de julio de este año la mayoría se inclinó porque fuera yo el candidato".

Más allá de la jerarquía académica, ¿qué características, cree usted, debería cumplir quien se presentase como candidato a Director?

La característica principal de un candidato es que tenga la voluntad de ser Director de Departamento y no de Escuela, como ha sido hasta ahora; dicho de otra forma, que sea una persona capaz de instalar y liderar un proyecto académico, ése es el factor común que compartimos con el grupo de académicos que me eligió como su representante. Si nos remontamos a la historia reciente, desde 1973 este Departamento ha funcionado a la deriva, sin ningún proyecto académico: son 37 años, demasiado. Ahora bien, si descontamos los 17 años de Dictadura, que fue un periodo excepcional y muy duro para Facultades como la nuestra, quedan 20 años en que no se ha hecho nada por salir de la inercia; seguimos usufructuando del prestigio que otrora tuvo la Facultad de Bellas Artes y del prestigio que implica pertenecer a la Universidad de Chile, pero ese prestigio si no se alimenta permanentemente termina por sepultar a las instituciones. Estoy consciente de que el panorama político y cultural es hoy radicalmente distinto al de hace 37 años, la Universidad de Chile ya no cuenta con los recursos estatales de entonces y la competitividad se ha convertido en el mecanismo principal para obtener presencia en el medio. En ese sentido, este ahorro de prestigio que nos otorga la Universidad se está agotando y desde hace varios años para muchos hemos dejado de ser la primera opción.

Para que el Departamento de Artes Visuales vuelva a constituirse en un referente ineludible a nivel nacional y latinoamericano es preciso que exista un cambio profundo de cultura, que ya no le sigamos rindiendo pleitesía a la medianía, que aunemos fuerzas y no sigamos aislados en proyectos individuales, escindidos de la comunidad. Uno de los asuntos medulares que colaborará en revertir esta situación es cumplir precisamente con lo que define a un Departamento de la Universidad de Chile: como un centro de cultivo disciplinar, y destinar un porcentaje importante de la jornada de contratación de los académicos al ejercicio de esta actividad. Es justamente este cultivo el que garantiza una docencia de calidad, que sea pertinente, actualizada y que esté en sintonía con las demandas y exigencias del medio externo; como dijo una vez un estudiante de la FECH: "nadie puede enseñar aquello que no hace".

¿El principal objetivo de su dirección será trabajar para que esta unidad académica vuelva a constituirse en un referente a nivel nacional y latinoamericano? ¿Cuáles serán entonces las directrices que guiarán su trabajo como Director?

Es muy difícil, por no decir que imposible, conseguir ese objetivo en un solo periodo de Dirección; hay que considerar que estamos en la Universidad de Chile y en esta Universidad todos los procesos se toman su tiempo. En lo que respecta al Departamento, se sabe que la gestión a emprender es compleja, con mucha adversidad administrativa y cultural en contra, con una desidia, escepticismo y suspicacia arraigados por décadas; es, por lo tanto, un desafío que requiere voluntad, decisión y, por sobre todo, el trabajo y compromiso de la comunidad. La primera acción es la de sentar las bases para instalar el Proyecto de Desarrollo Institucional (PDI) del Departamento, lo que tiene que hacerse en coherencia con el PDI de la Facultad y la Universidad, cuestión que implica una ardua tarea: recabar gran cantidad de información, objetivarla, tabularla y, con todos esos datos sobre la mesa, hacer un diagnóstico desafectado teniendo a la vista lo que es por definición un Departamento de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. Recién entonces se podrá determinar qué tan lejos estamos de esa realidad y, de acuerdo con ello, definir entre todos un itinerario, con metas y plazos, teniendo claro que existen exigencias reglamentarias que demanda la Universidad, el Proyecto Bicentenario y un conjunto de documentos aprobados por el Consejo de Facultad, exigencias que son básicas y de las que estamos lejos de cumplir. Simultáneamente habrá que abordar asuntos importantes, algunos de ellos urgentes, como el Plan de Estudios, recientemente aplicado, la Etapa Básica, los contratos a honorarios (planta paralela) que son un problema grave a nivel de Departamento y de Facultad, entre otros.

Habla del Plan de Estudios y de la Etapa Básica como asuntos urgentes. ¿Cómo serán abordados estos programas académicos durante su Dirección y cuáles serán las prioridades en ambos casos?

El problema es que existen demasiadas cosas que son prioridades; sin embargo igual hay que jerarquizar. Confesaré que mi cabeza, colapsada por tantos años con demandas administrativas con carácter de urgente, muchas veces no me acompaña como yo lo deseara, y por eso requiero de la colaboración y participación de la comunidad. En cuanto a las preguntas, respecto del Plan de Estudios creo que se cometieron errores que pienso no son imputables a nadie en particular, se trató de descoordinaciones desafortunadas, pues el principio de hacer el cambio de Plan fue bien inspirado y planteado como un requerimiento legítimo acordado por todos, basado en la necesidad de ajustarlo en relación con lo que sucede con las artes visuales contemporáneas, cuyos desplazamientos están hoy por sobre el concepto gremialista de los géneros, donde los bordes de las disciplinas se han disuelto dando cabida a producciones en las que convergen otras disciplinas y otros modelos del conocimiento. Ahora bien, consciente de que lo que voy a decir puede generar malestares en algunos, pienso que en rigor eso es posible de conseguir sin la necesidad de un cambio de Plan, ya que la transversalidad en un taller de arte no lo garantiza lo escrito y acordado en un papel, sino la cabeza transversal de un artista: lo importante es que el taller sea antes que nada de arte y no de oficios, que sea de administración y análisis de la visualidad, como sucedió con el taller de grabado de Vilches en la PUC. Respecto del nuevo Plan de Estudios creo que se han cometido errores antes de su implementación, durante su dictación y ahora último, con la comisión encargada de realizar sus modificaciones, a causa de que fue constituida a espaldas de la comunidad después de la toma estudiantil de la sede Las Encinas, lo que la deslegitima. Durante el 2009 se debió organizar y coordinar un trabajo muy intenso con todos los profesores responsables de poner en marcha este Plan en el primer año, actividad que no se hizo; durante este año se debió coordinar el desarrollo de éste y convocar a aquellos profesores que asumirán la tarea en 2011, cuestión que tampoco se hizo, lo que ha derivado en que, al final, el nuevo Plan se convirtiera en algo incierto, y por lo tanto en la recurrencia de volver a lo mismo que existía antes, el antiguo Plan, pero con menos horas y con una formación teórica más precaria.

Lo que me parece urgente es constituir una comisión de Plan de Estudios de emergencia, integrada por representantes estudiantiles y por un grupo de académicos que garanticen a todos que los resultados a los que se arribará serán los pertinentes; en esa comisión es fundamental la presencia del Departamento de Teoría e Historia del Arte. En cuanto a la pregunta por la Etapa Básica, el problema es que nadie la conoce realmente, siempre ha funcionado como una especie de negocio del Departamento escindido de la comunidad, y a mí me parece que es preciso conocerla, presentarla a todos y, sobre esa base, definir una política y criterios acerca de cómo enfocarla, de cómo proyectarla, de cómo vincularla con el pregrado y todo aquello que sea necesario para potenciarla.

¿Cuándo se constituirá la comisión del Plan de Estudios y cuál será, específicamente, la labor a la que se abocará? ¿Trabajará a partir de lo hecho o definirá nuevos criterios? Respecto a la Etapa Básica, dice que es necesario conocerla y presentarla. ¿Presentarla a quiénes? ¿Cuáles serían los caminos a seguir para potenciarla?

La comisión de emergencia de Plan de Estudio debe constituirse apenas asuma como Director, el 1 de diciembre, y su trabajo tiene que comenzar de inmediato, de modo que los problemas queden zanjados en enero de 2011; no nos podemos permitir iniciar las clases en marzo sin el asunto resuelto, sería una enorme irresponsabilidad. La misión de esta comisión no será hacer un nuevo Plan, sino que aprovechar todo el trabajo realizado y lo que significó la experiencia de este año que, aunque se sabe no fue de lo mejor, es una buena plataforma para enmendar los errores que se cometieron: hay muchos documentos buenos, de años de trabajo, de los que se puede sacar gran provecho. De la Etapa Básica creo que es importante que los académicos la conozcan, que se enteren cómo funciona, quiénes hacen clases, cuáles son sus programas de estudios, si tiene o no un reglamento, si tiene objetivos y cuáles son éstos, en fin, todo lo que sea necesario. Con todos esos datos a la vista se podrá definir criterios y políticas tendientes a potenciarla.  

Hay otros dos temas que ha mencionado: destinar un porcentaje importante de la jornada de contratación de los académicos al ejercicio del cultivo disciplinar y los contratos a honorarios. Desde su perspectiva, ¿qué implicaría, en el desarrollo del Departamento de Artes Visuales, lograr concretar ambos objetivos?

El cultivo disciplinar es lo que define por antonomasia a un Departamento de la Universidad de Chile. Durante muchos años me ha tocado trabajar a nivel de la Universidad, y en este trajinar he tenido la oportunidad de conocer muchas Facultades, Departamentos y académicos de excelencia, impresionándome cómo en algunas unidades cautelan con gran celo el que sus académicos estén permanentemente investigando: lo consideran como un deber casi sagrado y al que se les destina un porcentaje alto de la jornada de contratación. En un par de ocasiones he sido invitado a exposiciones y debates departamentales, donde los académicos exhiben ante sus pares las investigaciones en las que están en ese momento: eso, además de elevar el espíritu de la vida académica, de contribuir con el desarrollo y fortalecer la identidad disciplinaria, nutre de manera viva y actualizada la enseñanza que se imparte. En el Departamento de Artes Visuales, desde que pertenezco a él, hace ya 32 años, jamás he advertido siquiera un guiño por parte de alguna Dirección que le otorgue alguna importancia a lo que es su esencia: la creación artística, por lo tanto mi interés es poner esta actividad como prioridad y como eje estratégico de desarrollo. No puede ser que un Director de Departamento se dedique a administrar la docencia y a atender cosas de orden doméstico; es imperativo dar un vuelco a la situación, es la única alternativa que nos queda para levantar cabeza y salir, de una vez por todas, de la aplastante inercia que nos arrastra y que nos conduce gradualmente a la extinción o a ser por completo ignorados. El lema es instalar un proyecto académico cuya bandera de lucha será la creación artística.

Respecto de los profesores a honorarios, ése es, en mi opinión, un gran problema de la Facultad en general y del Departamento de Artes Visuales en particular: existen tantos o más a honorarios como académicos, y eso nos llevará, más temprano que tarde, a la quiebra. La situación económica de la Facultad es muy frágil y precaria, y no podemos darnos el lujo de contratar a personal a destajo sin ninguna política, sin ningún criterio y, muchas veces, como lo reconocieron abiertamente los cinco Directores de Departamentos de la Facultad el año 2004, para que los a honorarios realicen el trabajo que los académicos de planta y a contrata no cumplen. Éste es un tema delicado que es preciso abordar definiendo, como dije antes, políticas y criterios muy concretos. Por ejemplo, una cuestión determinante es el currículum, no puede ser que existan profesores o ayudantes a honorarios, incluso ad honorem, que no demuestran un trabajo periódico que avale su presencia; si fuera por concurso sería lo primero que se les exigiría.

Usted ha señalado que en esta Universidad los procesos se toman su tiempo. En ese sentido, ¿cuáles son sus expectativas respecto a lo que podría concretar durante los dos años que dirigirá este Departamento?

Difícil pregunta, difícil porque, a pesar de contar con una larga trayectoria cumpliendo labores de administración académica, no tengo referencia o nociones respecto de lo que significa fundar un Departamento. Y digo fundar porque, como menciono antes, el actual es sólo nominal: jamás ha funcionado como centro de cultivo disciplinar, jamás ha mostrado un proyecto académico, jamás ha nucleado a los académicos en torno a intereses comunes que se irradien hacia el interior de éste y que se proyecten hacia el medio externo, lo que se conoce afuera son nada más que las iniciativas individuales de algunos. Esto significa que, como punto de partida, habrá que reencantar, entusiasmar y hacer lo posible por erradicar las suspicacias; asimismo crear conciencia de que para levantar a esta unidad del estado de postración en el que se encuentra se requiere del compromiso y trabajo de todos, lo que exige generosidad y pensar siempre en el bien común y no en el personal. Instalar eso ya lo consideraría un gran progreso, mas sé que no es una tarea fácil. Tendremos que estudiar fórmulas eficientes de trabajo para distribuirnos los diferentes quehaceres y, mediantes reuniones abiertas con informes concretos, ir corrigiendo los errores, potenciando las virtudes y crear nuevas posibilidades de desarrollo con metas claras y plazos perentorios. Es importante que de una vez por todas entendamos que nuestra única posibilidad de salvación es que, como se dice, todos rememos en el mismo sentido y no endosar al Director y a su equipo tamaña responsabilidad: así no se avanza y no estoy en condiciones físicas ni mentales ni morales para pedalear en falso, en el vacío.

Idealmente, si se logra instaurar esta plataforma, mi intención es poder acordar entre todos el PDI del Departamento y definir en conjunto los porcentajes de la jornada de contratación destinados a la creación artística, la docencia, la extensión y la administración académica; objetivar la creación artística y establecer las equivalencias con la investigación científica, para dejar de ser "los bichos raros", los sui generis, que nos desacredita ante las Comisiones Superiores de la Universidad, la de Evaluación y la de Calificación. Simultáneamente con esto habrá que atender una serie de otros asuntos, varios de urgencia, como ya he mencionado antes, que si bien exigen de mucha concentración y energía, no pueden ni deben apartarnos de lo principal, que es poder instalar un proyecto académico y de que el Departamento de Artes Visuales por fin sea el Departamento que por misión le corresponde.

Por último, ¿cómo concibe usted la relación de este Departamento con el medio, pensando específicamente en el rol que le compete a la Universidad de Chile?

En términos generales, los Departamento de la Universidad de Chile son unidades en las que se genera conocimiento, y ese conocimiento una vez que es comunicado al medio externo la mayoría de las veces delata una brecha entre el público común y corriente y los expertos, brecha que es natural, pero que a la larga consigue que gradualmente ese público vaya asimilando y comprendiendo lo que en un comienzo era inentendible. Pero en lo inmediato ese conocimiento puede tener muchas aplicaciones teóricas y prácticas en las actividades cotidianas, ya sea por medio de las tecnologías, las ciencias, o como material de estudio y análisis. En lo que respecta a la creación artística, y de las artes visuales en particular, además de tener mucho que decir y contribuir en las políticas públicas culturales y de educación, pienso que nosotros, como institución y como autoridades en el tema, debemos ser capaces de hacer circular nuestra producción visual sistemática y periódicamente, debemos crear nuevas audiencias sin tener por ello que disminuir el espesor discursivo de las obras, sino al contrario; ésa es, en mi opinión, la única forma de elevar el nivel intelectual e imaginario de una población. Algo similar a lo que ocurre con un sujeto que es instalado en un país cuya lengua desconoce, llegará un momento en que por necesidad tendrá que aprender ese idioma. Aprender otro idioma abre la cabeza, es apertura de mundo; acercarse al arte es lo mismo, y con ello se mejora la calidad de vida. Me parece fundamental que seamos capaces de demostrar desde la Facultad de Artes de la Universidad de Chile que somos colaboradores determinantes en el desarrollo integral del país, es nuestra misión y parte de nuestro rol de servidores públicos.

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