En 1983, el ahora director del Museo de Arte Contemporáneo, Francisco Brugnoli, creó la carrera de Artes en el entonces Instituto Superior de Comunicación y Diseño. Ese mismo año ingresó a dicho lugar y como estudiante, Francisco Sanfuentes, formando parte de la primera generación de artistas de esa casa de estudios, al igual que el artista visual Pablo Langlois.
En 1989, el Instituto Superior de Comunicación y Diseño pasó a llamarse Universidad de Arte y Ciencias Sociales, ARCIS, coincidiendo con el ingreso de Sanfuentes como profesor de la Escuela de Artes en dicha institución, de la que no se ha desligado hasta el día de hoy como profesor de grabado y gráfica que es "donde confluyen y se articulan todas las técnicas del grabado, ampliando sus conceptos a otras operaciones, como el video y la fotografía", explica Francisco Sanfuentes, quien ingresó, a inicios del 2007 y por concurso público a la Universidad de Chile como profesor del Taller de Serigrafía.
Dos cigarros y un café tan negro como la vestimenta que lleva puesta y como las noches de intervenciones callejeras en las calles de Chile, Portugal y Francia acompañan a Sanfuentes en un recorrido, casi imposible hasta para él mismo, de descripciones de lo que ha sido su trabajo como artista visual.
"Yo provengo del grabado, pero no se podría decir que yo hago grabado de ninguna de sus formas tradicionales. En el grabado hay una marca muy fuerte, sobre todo en el grabado tradicional, respecto a una especie de lucha del oficio contra los materiales, los que ejecutan una especie de resistencia. Para mi, trabajar con la huella y la disputa con la resistencia de los materiales es una condición expresiva básica de mi trabajo.", explica Francisco Sanfuentes.
El artista visual agrega: "En mi obra siempre ha estado presente el trabajo con la serie, y para mi es muy importante ese componente expresivo de recalcar y repetir obsesivamente en términos de potenciar la expresividad de la imagen."
Fue a partir de la pregunta ¿cuál de nuestros gestos artísticos podría seguir significando algo fuera del cobijo de la institución?, la que motivó un exhaustivo trabajo en terreno encabezado por Francisco Sanfuentes y que involucró ciclos colectivos de intervenciones, en su mayoría nocturnos y donde no hubo convocatoria pública. Ese ejercicio, que duró un año y que se realizó el 2000, se materializó en un libro, que recoge en términos literarios y a través de relatos, las intervenciones y su interioridad, en término poético, más fotografías.
Así, el 2001 y con el financiamiento de un Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, Fondart, se lanzó con mil ejemplares, el libro "Calle y Acontecimiento", en el que trabajaron junto a Sanfuentes, Claudio Aranda, Alfredo Da-Venezia, Virginia Errázuriz y Angelo Pierattini, entre otros.
"En el libro están las huellas de algo que aconteció, y en algunos casos, algo por acontecer. Hay trabajos que no se hicieron en la época, pero que tienen unas fichas técnicas que indican cuándo se van a realizar a lo largo del tiempo. Hay trabajos señalados en el libro que todavía se sigue ejecutando sin convocatoria y de vez en cuando en determinados lugares de la calle, ya que posiblemente alguien que leyó el libro se encontró con esta intervención. Cuando el arte sale a la calle hay que ver si resiste y qué sentido tiene sin la protección que nos da el medio", señala Francisco Sanfuentes, quien asegura que siempre ha sido reticente al trabajo en la calle demasiado cobijado por instituciones artísticas.
"La calle es una metáfora de la intemperie, pero a la vez es la intemperie de la institución artística, donde solamente es significativo adentro de la institución y que constituye un discurso a partir del arte moderno muy importante y a la vez contradictorio", explica Sanfuentes.
En el 2003, el artista visual ejecutó el proyecto Intervención pública Rue des Solitaires, (Calle de los Solitarios) en París, Francia y un año después realizó el proyecto Calle y Umbral para los Sentidos Gratis, exposición e intervención en el espacio público realizado en la localidad de Guimaraes, Portugal.
"Algo muy importante para mi dentro de la producción artística, es trabajar en base a mi propia vida y que a partir de una obsesión determinada se traducen en problemas formales, pero los problemas formales en si mismos a mi no me interesan", señala Sanfuentes, quien como anécdota, comenta que en 1998 fue invitado a viajar a Francia. "Sin mucho interés", como aclara, llegó a París y eligió una calle, la Calle de los Solitarios "cuyo nombre me parecía evocador por la relación que tengo con la calle en la noche", señala el artista y donde coincidentemente vivió durante su infancia el artista Georges Rouault.
Francisco Sanfuentes concluye: "Siempre la obra es algo que está mediado. Es ingenuo y torpe decir que el artista es la obra, la vida es la vida y la obra es la obra, la que debe tener una pequeña instancia que la transforme en signo, el que debe adquirir una capacidad de ser leído por otro y para eso necesitas traducirlo en otros términos. Yo no soy la obra, pero todo lo que hago yo, incluyendo mi obra, está ligado con mi vida".
