Instalada en el corazón institucional de la comuna, la exposición Reparaciones 2025 dialogó con un entorno cargado de historia y actividad social durante mayo de este año. “El centro cultural de la comuna de Recoleta es un espacio donde habita la cultura, así como en el mismo cementerio, la plaza de los artesanos, entre otros lugares”, señaló el artista y académico Sergio Cerón, aludiendo a la riqueza simbólica y territorial del lugar.
La muestra se gestó a partir de un proceso colectivo de creación entre el prof. Cerón y un grupo de artistas jóvenes de la carrera de Artes Visuales que trabajaron con él durante los últimos dos años: Almendra Swinburn, Ivette Urrutia, Catalina Machado y Tomás Navia. “Convocar a egresados y egresadas que participaron de su hacer artístico conmigo como en el Taller de forja fue el motor principal de esta iniciativa. Las obras presentadas han pasado por múltiples etapas de reconstrucción, reelaboración y reapropiación de materiales, en consonancia con la idea central de la muestra”, afirma.
El concepto de reparación, que da nombre a la exposición, tiene múltiples capas: desde la reparación material de los objetos hasta la reparación simbólica del cuerpo, el territorio y la historia. El profesor Cerón explicó que la idea nació de una inquietud personal y pedagógica en torno al quehacer artístico, el cual se encuentra bajo un contexto actual cambios constantes y con espacios de exhibición muchas veces acotados o concentrados en la zona oriente de la capital.
Este gesto también implicó un homenaje íntimo a la artista y gestora cultural Francisca Núñez, fallecida a comienzos de este año. “Reparación es un nombre que de alguna manera yo lo estoy reflotando, porque en uno de los exámenes de forja, un artista amigo me hizo la pregunta… Y también porque la primera exposición que hice en una galería se llamó así. Fue en la Galería Gucci, y Francisca Núñez fue quien me invitó”, recuerda el prof. Cerón.
El montaje en Recoleta responde a una línea coherente con la trayectoria del artista, quien desde los años 90 ha optado por trabajar en territorios periféricos. “La cultura mía siempre ha sido exponer en lugares que no son los habituales. Estuve exponiendo en Conchalí, en Quilicura, en El Bosque”, cuenta el profesor y agrega que su obra "reflexiona sobre lo plástico en el medioambiente y también en el cuerpo que habita en el mundo de hoy".
Reparaciones 2025 fue también una manera de reinscribir afectos, luchas y memorias. “Cuando nos preguntan qué estamos haciendo, todos están reparando algo. Reparar el espíritu, reparar el alma, reparar la lucha por la democracia…”, comenta el también artista, vinculando las obras a un contexto más amplio de transformación y resiliencia social.
El contexto de la obra y los espacios de reflexión
Uno de los aspectos que el profesor quiso relevar fue la forma en que una misma obra puede adquirir distintas capas de lectura y sentido al ser desplazada de un lugar a otro. “Es como la misma obra. Obviamente, lo que cambia es la percepción en los espacios, es decir, la dinámica del objeto en el espacio”. Desde su perspectiva, el objeto artístico no se agota en sí mismo, sino que se transforma, se reconfigura y “puede ser algo cambiante”, dependiendo del lugar, del contexto o del tiempo histórico que lo enmarca.
En este sentido, uno de sus objetivos pedagógicos fue justamente invitar a los y las egresados en calidad de artistas y a pensar en “hasta qué manera estos objetos se pueden ir generando en los contextos. La ‘mirada distinta’ es un poco el desafío que tengo, para invitarlos y discutir sobre eso”. Sin embargo, advierte que hoy no es fácil crear estos espacios de reflexión, debido a que “la vida moderna nos da esos espacios. Porque ellos empiezan ya a encontrar su mundo, su trabajo, sus interacciones. Y va cambiando un poco la percepción”.
A pesar de ello, insiste en la relevancia de generar instancias de presentación, diálogo y circulación de obra, no solo por lo que representan a nivel académico, sino porque permiten construir experiencia: “Es un bonito lugar para un buen registro fotográfico, para una línea más del currículum, como les digo yo. Que la experiencia de quienes exponen aquí, el cómo lo muestran, les permita tomar conciencia de la potencia comunicacional de estos espacios”.
Durante el recorrido por la exposición, el profesor comparte una anécdota de su época de estudiante, cuando un académico les preguntaba insistentemente por la repetición de ciertos motivos escultóricos, como la cabeza de Matías Vial: “¿Cuántas veces nos ha mostrado esa cabeza? ¿Es la misma? ¿Nos está mostrando siempre el mismo objeto y nosotros, como cuando leemos un libro, la primera vez que lo leemos tenemos una impresión y la segunda ya tenemos otra?”. De fondo, la idea de que la experiencia estética y la recepción de obra están profundamente ligadas al contexto: político, social, espacial, histórico.
En una reflexión más amplia, también hace mención al contexto educativo y a la diferencia entre el espacio museal y el espacio del taller de exposición: “Aquí estamos en un mundo totalmente distinto al que estábamos en la escuela al exponer en el taller de fundición, por ejemplo. Ese espacio tenía toda una estética apocalíptica en Las Encinas y acá, en Recoleta, la obra se tuvo que adaptar y es parte del aprendizaje como artistas, de la elaboración de la obra y el espacio donde se exhibe”.
"Transaranix": la potencia inmersiva de una nueva generación
Entre los artistas invitados por el profesor Sergio Cerón a la muestra Reparaciones 2025 se encuentra Ivette Urrutia, escultora y egresada reciente de la carrera de Artes Visuales, quien fue alumna del Taller de Forja. Su obra Transaranix, una versión reducida de su proyecto de título, formó parte de la muestra instalada en la comuna de Recoleta.
“Fue muy gratificante para mí poder ver estas piezas en un nuevo formato. Esta fue la primera vez que expuse mi obra en un espacio museográfico, y fue genial comprobar que, independientemente del contexto, funcionaba igual”, comentó la artista. La instalación, que utiliza materiales como resina, fibra de vidrio y fierro, mantiene la narrativa original de su obra de egreso, centrada en una criatura alienígena en fases de incubación. “Esta versión pequeña mantiene la esencia conceptual y estética de la instalación principal. Sigue siendo inmersiva, con luces y elementos sonoros, y propone una experiencia emocional para el espectador”, explicó la egresada.
El proceso de creación fue extenso pero significativo. “Me tomó mucho tiempo llevar a cabo estas piezas. Exponer en este lugar, que no es una sala convencional, generó un diálogo distinto con la obra”. La participación de Ivette también dialoga con uno de los focos de la exposición: visibilizar la potencia de las nuevas generaciones de artistas en el uso del fierro desde perspectivas personales, políticas, sensibles o fantásticas. “Para mí también era importante mostrar que las mujeres estábamos ahí, potentes en este ámbito. Cada artista abordó su propuesta desde lugares muy distintos: desde lo político, lo familiar, el recuerdo o, en mi caso, desde un universo más fantasioso”.
Finalmente, la artista valoró especialmente que la muestra se desarrollara en un espacio barrial, accesible a públicos diversos. “Me gusta mucho que el arte no sea solo para entendidos. La obra está ahí para generar diálogos, para que cada persona piense y sienta lo que quiera”, concluyó.
La poética del metal
Catalina Machado, artista y también egresada de la carrera de Artes Visuales, participa en la exposición con tres conjuntos de obra realizados en distintos momentos: Frío y Aguacero (2023), Amainó (2024) y Meditación en 24 puntas (2025). A través de esculturas en pequeña escala, estructuras forjadas y piezas combinadas con materiales reciclados, la artista explora un lenguaje íntimo que surge desde la contemplación personal.
“El oficio me permite reparar y comunicar a través de mis manos lo que no puedo terminar de verbalizar”, afirma Catalina, quien trabaja desde una perspectiva que funde lo emocional con el trabajo manual. En sus obras, el fierro, el cemento, la madera y otros materiales cobran sentido desde una dimensión ritual, donde el acto de forjar se vuelve un canal expresivo. “Es un ritual de valentía tímida, donde expongo y materializo lo que no se puede controlar interiormente”, reflexiona.
Su proceso creativo comienza con la escritura de textos y poesías, desde donde emergen imágenes que luego se traducen en objetos escultóricos. “Mis obras tienen un peso poético importante, ya que precisamente se originan en lo textual para culminar en lo objetual. Visualmente se relacionan con lo ilustrativo, como una manera de comprender mi historia a través de escenarios ficticios e imperfectos”, explica.
Machado, que hoy es ayudante del Taller de Forja del profesor Sergio Cerón, destaca la importancia de esta instancia colectiva para visibilizar nuevas miradas sobre el trabajo con metal desde el arte. “La exposición aborda precisamente eso: cómo los artistas trabajamos objetos y construcciones en metal para dar un nuevo sentido al material que suele ser rescatado o reciclado”, señala.
Además, al igual que el profesor Cerón e Ivette, valora profundamente que esta muestra se haya instalado en Recoleta, fuera del circuito habitual del arte contemporáneo: “Invito afectuosamente al espacio cultural de Recoleta donde se está realizando esta muestra. Me parece importante dar énfasis en los espacios que no suelen ser tan concurridos, pero que tienen un gran valor cultural y territorial”.