Con el propósito de visibilizar los resultados de la investigación titulada “Fenómeno teatral concentracionario en Chile (1973-1976): Reconstitución, descripción y análisis de las temporadas teatrales en siete campos de concentración chilenos”, esta plataforma se propone documentar las temporadas teatrales realizadas durante los primeros años de la dictadura militar chilena. Contribuyendo a la preservación y difusión de la memoria histórica, este archivo reúne registros históricos que van desde relatos orales, fotografías, bocetos, dibujos y material audiovisual.
Este proyecto, financiado por el Fondo de Artes Escénicas 2024, en su línea de Investigación Teórica, surge en el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en Chile, a partir “del interés compartido con Corentin Rostollan-Sinet, investigador responsable de la propuesta. Este archivo busca relevar una dimensión del teatro en dictadura, que ha sido escasamente abordada por la historiografía teatral chilena”, contó la egresada, Lorena Saavedra.
En este archivo, los investigadores buscan “comprender cómo el teatro se convirtió en una práctica de resistencia y subsistencia en los centros de detención. En este sentido, buscamos reconstituir y analizar las experiencias teatrales desarrolladas en estos espacios entre 1973 y 1976, explorando sus mecanismos de producción, sus poéticas y su impacto en los detenidos”, explicó.
¿De qué manera el teatro actuó como una herramienta de resistencia, emancipación y sobrevivencia en esta época en la historia de Chile?
El teatro en los campos de concentración durante la dictadura en Chile (1973-1976) funcionó como un espacio de tregua, donde tanto prisioneros/as como los hombres a cargo de los campos vivían un alto en el tiempo. En medio de la brutalidad del encierro, estas representaciones ofrecían un momento de entretención que alivianaba la dureza de la supervivencia, permitiendo a los detenidos reconectar con su humanidad y generar vínculos de comunidad.
A diferencia del denominado apagón cultural, estas actividades evidencian que, incluso en condiciones extremas, se desarrolló una rica práctica teatral que se ejercía ampliamente dentro de los centros de detención. El teatro no sólo permitió resistir la represión, sino que también reveló su capacidad de mediar entre opresores y oprimidos, creando un espacio de coexistencia temporal dentro del horror del encierro.
¿Qué injerencia tuvo para los prisioneros políticos estas prácticas desarrolladas desde el teatro?
Las prácticas teatrales desarrolladas en los campos de concentración tuvieron una profunda injerencia en la vida de los prisioneros/as políticos/as de la época, funcionando como una estrategia de resistencia, contención emocional y, en muchos casos, una verdadera tabla de salvación. Para quienes participaron en estas actividades, el teatro no solo ofrecía un respiro ante la brutalidad del encierro, sino que también les permitía sobrellevar la incertidumbre y el miedo, ayudando tanto a sus cuerpos como a sus mentes a resistir la opresión cotidiana.
Los testimonios coinciden en que estas representaciones eran bien recibidas y ejecutadas tanto por actores prisioneros, como por otros detenidos sin experiencia previa en las artes escénicas. Para muchos, hacer teatro dentro de los campos les permitió conservar su humanidad, reafirmar su identidad y encontrar un propósito en medio del horror. En algunos casos, incluso salvó vidas, proporcionando una rutina y una motivación que les ayudaba a enfrentar la dureza del encierro.
Por otro lado, para actores como Óscar Castro o Carlos Genovese, el teatro en prisión se convirtió en un espacio de formación y disciplina. La práctica constante y la necesidad de pensar en teatro casi todo el tiempo les proporcionó un training invaluable, que luego influiría en sus trayectorias artísticas fuera de los campos. De este modo, estas experiencias teatrales no solo impactaron en la sobrevivencia inmediata de los detenidos, sino que también dejaron una huella profunda en su desarrollo profesional y en la memoria del teatro chileno.
¿Cómo este proyecto busca aportar a la memoria histórica reciente, dando cuenta de los testimonios y la experiencia vivida en estos campos de concentración a lo largo de todo el país?
Sin duda, creemos que este proyecto excede lo propiamente teatral. A través de los documentos y testimonios recabados, buscamos aportar a la memoria del país desde otras dimensiones, a veces no tan consideradas en los análisis sobre el periodo. Los testimonios son prueba viva de sus pesares y logran abordar las dinámicas que se realizaban al interior de los campos, revelando cómo el teatro operó como una herramienta de resistencia, contención y humanidad en un contexto de extrema represión.