Una piedra apareció la madrugada del 14 de noviembre y se emplaza exactamente en el mismo lugar de la escultura “Unidos en la gloria y en la muerte” de Rebeca Matte.
La enorme estructura hace desaparecer esta clásica obra, que fuera donada al MNBA en 1930, un año después de la muerte de la escultora chilena. Además ejerce una interrupción del paisaje cotidiano habitual en ese concurrido barrio santiaguino.
Esta piedra tiene una inscripción que recuerda a elementos iconográficos del pueblo selknam y llegó a la capital tras un viaje desde Isla Negra, trayecto que fue escoltado por Carabineros de Chile.
¿Cómo y por qué surge esta idea de colocar una enorme piedra en el mismo sitio donde se encuentra la escultura de Rebeca Matte?
Fue un largo proceso, de cuatro años o más. Era una imagen que me rondaba de modo obsesivo, y me parecía alucinante que se tratara de una piedra, algo tan común, que sepultara el cotidiano, que se erigiera como protagonista por unos días.
Me asombraba con esa imagen sólo con imaginarla, pensaba en que habría dicho yo si la hubiese visto cuando era niño. Y sobre ello, mi amigo Jaime León, hoy me recordó la preciosa observación de Miguel Ángel, quien al ver el enorme bloque de mármol que le serviría para esculpir el David dijo: “La escultura está lista en el interior, solo hay que sacar el mármol que le sobra”.
¿Qué objetivos persigue esta intervención?
El arte es eso: un párele, una manera de hacer presente, visible, aquello que por el hábito de ha vuelto invisible. Y permite, de paso, que con ese gesto nos interroguemos cuánto es lo que resta para llegar hasta ese fondo profundo donde yacen las herramientas de sílex y los restos de fauna glaciar.
¿Cómo fue el proceso de construir la piedra?
Fue largo e intenso. Se construyó fuera de Santiago, en la localidad de Isla Negra, y estuvo a cargo de Daniel Yáñez, quien se afanó en la construcción durante casi siete meses. En el proceso fue clave la asistencia técnica de Luis Montes Becker, que constantemente intervino colaborando de manera generosa y determinante con su tremenda experiencia. Yo viajaba permanentemente hasta ese lugar del Litoral para observar con atención los avances de la obra.
¿Ha recibido críticas (buenas/malas) y qué análisis hace de las reacciones del medio artístico y de la gente en general?
Hasta ahora, luego de cuatro días que la piedra está emplazada allí, solo he escuchado comentarios de todo tipo, a favor y en contra (yo voy y me instalo a observar de incógnito, como un ciudadano cualquiera). Por lo general los adultos mayores son contrarios a la intervención y encuentran que es una falta de respeto, una vergüenza, una manera grosera de derrochar el dinero. La gente joven, en cambio, es más empática y entusiasta, se interesan más: se acercan, la tocan, se interrogan cosas, se sacan fotos.
“Palabras Mayores” de Enrique Matthey, podrá ser visitada hasta principios de diciembre en el frontis del MNBA.