45 obras llegaron al prestigioso Concurso de Composición Jorge Urrutia Blondel. 45 obras que específicamente respondían a la convocatoria para crear una pieza musical para quinteto de vientos. Entre esas 45 obras se encontraba on/off, activación/desactivación de la estudiante de composición del Departamento de Música (DMUS), Ingrid Saldaña. Se trata de una creación que “plasma la sensación de cómo es que los gestos musicales que el mismo quinteto hacía, se iban interrumpiendo y transformando en distintas texturas y colores a medida que avanzaba la música. Algo así como tener un ‘interruptor’ conduciendo la obra”, explica la autora.
On/off, activación/desactivación fue una de las tres piezas finalistas del certamen. La instancia deliberativa se realizó el pasado viernes 18 de agosto y junto con estrenar las obras, el jurado determinó que el trabajo de autoría de Ingrid se quedaba con el primer premio.
“Sinceramente no sabía qué pensar”, cuenta la compositora. “Luego de escuchar las obras y en el lapsus en que los jurados iban a deliberar, conversaba con mis compañeros finalistas sobre esto, ya que cualquiera de las obra podía ganar y por eso ya era un premio que los tres hubiéramos sido seleccionados de las 45 obras que habían llegado al concurso, así que sin que importar el resultado, luego de la premiación, solo te queda la satisfacción de un trabajo completado”.
Este reconocimiento no puede valorarse sin considerar el contexto desigual en el que las creadoras musicales han desarrollado su trabajo, el que es menos visible y reconocido. Ingrid lo sabe y desde esa perspectiva reconoce que si bien la composición musical “históricamente ha sido una disciplina eminentemente masculina, todas las importantes compositoras, de Chile y el mundo, han logrado sobreponerse a esto debido a su duro trabajo y estudio, y no a una cuota de género que se preocupe de asegurar un lugar para ellas. Aunque sé que este reconocimiento por sí solo no hace gran diferencia en visibilizar el trabajo de las compositoras en la actualidad, es bueno que se sepa que hay mujeres haciendo música y que la seguirán haciendo hasta que ésta se escuche y se le dé un valor por lo que es y no por quién la hizo”.
Más reconocimientos
Pero la Universidad de Chile no estuvo representada en la ceremonia final del Concurso Urrutia Blondel sólo por Ingrid, también llegó a esa instancia otro estudiante del DMUS: Diego Newen Gonzáles y su obra Del diálogo y la acción.
A esta importante presencia en el certamen se añade que a finales del mes de Julio, el Festival MúsicAhora dió a conocer a los cuatro seleccionados de su Concurso de micro piezas para Orquesta, tres de los cuales son estudiantes de la cátedra de composición de nuestro Departamento. Se trata de Álvaro Salinas y su obra Muerto en vida, Benjamín Morales y su obra Verbo estás si te nombran y Lucas Muñoz, con su trabajo titulado Cuando la lluvia llega. Las obras serán presentadas y grabadas en la próxima edición del Festival, a realizarse en septiembre, e interpretadas por la Orquesta Universitaria de La Serena.
Esta importante presencia en concursos y certámenes de estudiantes de composición de nuestra casa de estudios es, a juicio del profesor de la cátedra, Juan Manuel Quinteros, producto de “mucha dedicación y constancia que ponen en su trabajo creativo. Esto es algo muy estimulante para uno como profesor”. Añade que “tienen muchas inquietudes y búsquedas personales, por lo que ser reconocidos por estos certámenes es un muy buen incentivo siendo todavía compositores en formación”.
Pero esta presencia no es algo particular de este año, ya que estos mismos estudiantes el año pasado tuvieron una importante participación en el concierto Carlos Riesco de la Academia Chilena de Bellas Artes.
Por su parte, Ingrid Saldaña también destaca el enorme trabajo creativo que realiza su generación. “Los compositores y las compositoras de esta generación somos muy afectos al trabajo, ¡trabajamos mucho! Si nuestros nombres son frecuentemente escuchados en estas instancias es por eso. Tenemos demasiadas ganas de hacer música y llevarla a distintos escenarios”.
La compositora cierra su reflexión enfatizando que “la creación a través de convocatorias y concursos como estos permiten sacar la música de las partituras y dan la oportunidad que a veces- por recursos económicos o por la falta de apoyo de alguna institución- uno no siempre tiene, y es muy importante que esto se siga haciendo, ya que es el modo en que más se aprende, en terreno, haciendo y echando a perder, y mientras más gente participe de hacer música, ya sea en estos certámenes o en instancias autogestionadas, como es el caso de la mayoría, más notoria será para el mundo la inquietud artística que tiene esta generación de compositores y quizás algún día se articule una red nacional que permita sostenerla”.
