El año pasado el Departamento de Teatro de la Universidad de Chile a través de su Unidad de Extensión y Educación Continua realizó una alianza educativa con el equipo de la Revista Hiedra, dedicada a la divulgación de las artes escénicas en Chile. En esta oportunidad el objetivo fue elaborar un diplomado para este 2021, motivado por el creciente interés por la crítica y la teoría que el campo ha experimentado en los últimos años.
El Diplomado de Teoría, Crítica y Análisis de Artes Escénicas es una instancia que busca entregar una formación sólida y pertinente para el abordaje teórico, crítico y analítico en el actual estado de las artes escénicas nacionales. En ese sentido, el programa abordará las artes escénicas contemporáneas, tanto en una concepción ligada a la actualidad como a lo que llamaremos una exigencia de época.
En esta oportunidad, Iván Insunza, actor, Magíster en Artes con mención en Dirección Teatral y Dr. – PHD (c) en Filosofía con mención en Estética y Teoría del Arte, editor de Revista Hiedra; y Sebastián Pérez, actor, Magíster (c) en artes, mención teoría e historia del arte, Diplomado en periodismo cultural y crítica, cofundador y director ejecutivo de Revista Hiedra; ambos coordinadores de este Diplomado, responden las siguientes preguntas reflexionando acerca de la crítica y teoría en artes escénicas en Chile.
¿Cuál es su visión de las Artes Escénicas actualmente?
- Tenemos una opinión un tanto contradictoria. Por un lado vemos que las condiciones técnicas, la infraestructura, incluso los recursos han aumentado durante las últimas décadas. Hoy hay más centros culturales, más salas con mejor equipamiento técnico y mejor tecnología. Hay grandes festivales, hay contacto con escenas de otros países, hay todo un mercado de exportación e importación de autores. Hay más espacios de difusión y más instancias educativas de pregrado y posgrado.
Sin embargo, al mismo tiempo, hemos notado cierto “pasmo” estético. Lo hemos conversado estos años: muchas “obras” definen claramente el asunto a tratar, la contingencia que desean abordar y el mensaje que desean transmitir. Y eso está muy bien, pero reflexiones sobre las operaciones estéticas implicadas o preguntas por los recursos utilizados, es más difícil de encontrar. Y precisamente, ese espacio autorreflexivo nos falta hoy para poder hacer preguntas sobre el vínculo entre arte y sociedad. Por ejemplo, ¿a través de qué operaciones estéticas se vincula hoy el teatro con una sociedad ya inserta en la globalización económica y en la digitalización de la vida? ¿Basta con reiterar la crítica al modelo que venimos haciendo hace décadas? Entonces, por una parte hay mejores condiciones que antes, pero por otra, estamos viviendo una suerte de desconcierto poco reconocido.
¿Cuál creen que es el panorama que existe en Chile acerca del ejercicio de la crítica, teoría y el análisis en Artes Escénicas?
- Respecto a la crítica, el panorama es un poco similar al que describimos de las Artes Escénicas: una contradictoria relación entre mejores condiciones y una crítica que no logra abordar la complejidad de una época. Decimos mejores condiciones porque, a pesar de que no son buenas noticias el cierre de segmentos dedicados al arte y el despido de críticos en los grandes medios de comunicación, hoy las plataformas digitales permiten la aparición de nuevos medios a bajo costo con interesantes proyectos editoriales y alta calidad que pueden llegar a cubrir esos espacios que los medios tradicionales dejan vacíos.
Muchas veces el problema de estos grandes medios ha sido que su entendimiento del rol de la crítica, sus recursos e intereses dejó de estar en sintonía con la sociedad. Ahí donde la crítica pretendía recomendar qué ver, la sociedad buscaba en la crítica opiniones para debatir y pensar porque ya había resuelto qué ver gracias a su propia búsqueda activa en redes sociales. Por eso lo que ha sucedido los últimos años es una incesante interpelación del trabajo del crítico ¿Qué hace la crítica? ¿Cuál es su rol? ¿Para qué sirve? Allí la teoría tiene mucho que decir pues durante los últimos años en Chile hemos vivido una suerte de reconsideración positiva del ejercicio teórico. Crítica y Teoría son campos afines y complementarios. Una crítica sin teoría es un gesto vacío. Una teoría sin perspectiva crítica es otro texto en un archivo gigante que nadie lee.
Por otro lado, la teoría misma demanda ser redefinida por fuera de ciertas lógicas académicas que la han transformado en un simple trámite burocrático de puntos al interior del sistema académico de valoración de los méritos. A eso apuntamos cuando proponemos pensar la teoría como artesanía. Como un asunto de utilidad social y que debe estar conectada con los fenómenos culturales en amplio sentido. Vista así, la teoría no sería asunto exclusivo de los académicos, científicos o expertos, sino una posibilidad de pensar el mundo, donde se puede someter a reflexión las producciones culturales sin distinciones tan nefastas como la de alta y baja cultura, por ejemplo. La teoría es un acto de creatividad, responsabilidad y valentía que debe salir al encuentro de la sociedad más allá de indexaciones y coloquios que muchas veces terminan por ser un rito de validación más que un real acto de transmisión y debate del conocimiento.
¿Por qué es importante para ustedes relevar el campo de la Crítica, la Teoría y el Análisis en Artes Escénicas y su formación?
- Un poco por lo que mencionábamos antes. Hemos heredado de siglos pasados una suerte de cliché respecto a que el teórico y el crítico son sujetos retraídos, recluidos en una biblioteca y hasta algo resentidos con la sociedad. Lo cierto es que más allá de esa imagen -que es un lugar común-, lo que entendemos por teoría no es otra cosa que generar el espacio y las condiciones para la reflexión y el pensamiento sobre ámbitos de interés para el conocimiento humano, en este caso, las artes escénicas. Toda persona que hoy se interese por las artes escénicas entrará, sabiéndolo o no, en contacto con la teoría. Esto pues la práctica escénica contemporánea no se puede entender separada de la teoría que la ha pensado e interpretado. Eso es lo bonito y también lo desafiante de ser artista hoy, pero también ser espectador. Implica un trabajo crítico y teórico que si se intenta evadir, terminará por desconocer los problemas contemporáneos del arte. Y por eso es importante relevar el análisis de las artes escénicas, su teoría y su crítica.
¿Qué significa para ustedes esta nueva alianza educacional entre Revista Hiedra y el Departamento de Teatro?
- Muchos de los asuntos que venimos trabajando hace años se han podido desarrollar en distintas instancias de formación que nosotros mismos hemos desarrollado o que han sido parte de iniciativas mayores en las que hemos sido invitados como Santiago Off o, recientemente, la Muestra Nacional de Dramaturgia. En estas instancias, todas muy estimulantes en el intercambio, la dificultad radica en que tienden por su propia naturaleza a ser instancias breves que, si bien permiten instalar preguntas valiosas, al no extenderse en el tiempo no propician un desarrollo en profundidad, sobre todo, de las cuestiones más metodológicas que implican una práctica escritural, devoluciones de eso y discusión que sirva para continuar el desarrollo de la escritura. Esta alianza permite fusionar el prestigio y la historia de una de las escuelas de teatro más importantes del país como es la de la Universidad de Chile con el trabajo que en la revista hemos desarrollado y que ha logrado ganar un reconocimiento precisamente por su aporte en relación a la crítica, no sólo la crítica teatral como práctica específica, sino el entendimiento de una lectura crítica de un campo. Esperamos que esta alianza sea sólo el primer paso en largo camino de colaboraciones entre un Departamento que tiene la responsabilidad de avanzar hacia una lectura ampliada de las artes escénicas y un revista que, si bien tiene origen en el teatro, tiende a múltiples enfoques, disciplinas y problemas en su línea editorial en torno arte, cultura, filosofía y política.
¿Cuáles creen que son las herramientas que ofrece este Diplomado para quienes lo tomen?
- Cuando pensamos el Diplomado, intentamos ser bien claros en el nombre del programa, es decir, que no sólo fuera un nombre adecuado respecto de su ámbito de inscripción, sino también un nombre que diera a conocer ya una toma de posición o hipótesis de trabajo. Entonces, la mirada implica pensar las artes escénicas contemporáneas como un solo fenómeno, aunque esté contemplado trabajar en las especificidades disciplinares y, luego, un vínculo indisoluble entre crítica, teoría y análisis. Visto así, las herramientas que se ofrecen tienen relación con un modo particular de entender la crítica y la teoría, a partir de una toma de posición con respecto a los fenómenos epocales que nos han llevado a desarrollar variadas hipótesis de lectura. La idea es compartir esa hipótesis y proporcionar un conocimiento sólido respecto del estado actual de las cosas en nuestro medio, con las especificidades que eso supone. Luego, metodológicamente las herramientas pasan de la reflexión a la posibilidad de intervenir públicamente con esas reflexiones y, por tanto, serán parte central también del programa las herramientas en relación a la escritura y fundamentos de la investigación. Por lo tanto, las herramientas que se ofrecen tienden a estimular la reflexión crítica, conocer las panorámicas de un campo, establecer lecturas críticas y que, finalmente, los estudiantes sean capaces de transmitir y hacer circular ese conocimiento que avanza hacia una experticia informada.