El juicio de los siete de Chicago
A pesar de las dificultades que se han producido debido a la contingencia sanitaria mundial, el último tiempo no estuvo exento de la presencia de nuevos filmes en la pantalla grande. El juicio de los siete de Chicago [disponible en Netflix] es la entrega más reciente del director estadounidense Aaron Sorkin, quien con gran destreza narrativa nos hace confrontar los atropellos políticos y judiciales que debieron vivir 8 jóvenes, de los cuales solo uno sería integrante de las panteras negras y el único externo al caso del controversial juicio; sin embargo, se decide que será juzgado en conjunto con los otros siete, quienes luchaban contra la guerra de Vietnam en los años sesenta.
Siendo éste el primer suceso inexplicablemente arbitrario que ocurre en escena, se hace presente la forma en que Sorkin va hundiendo a los espectadores en una interminable red de impotencia, mostrando minuto a minuto cómo los jóvenes demandados y sus representantes letrados son censurados y humillados por el juez de la corte, quien además presenta una clara inclinación política y un favoritismo por el fiscal, representante de los demandantes.
Agregando al filme imágenes reales del juicio y de las protestas que se llevaron a cabo en aquel tiempo, Sorkin aumenta progresivamente aquella sensación de impotencia a la cual, lamentablemente, muchos nos encontramos acostumbrados incluso en nuestros días.
Las fuerzas policiales violando derechos básicos, la criminalización de las protestas ciudadanas y el racismo hacia la comunidad negra estadounidense, son temas recurrentes en el filme, que no dejan de aparecer para remover con incomodidad a los espectadores durante las 2 horas y 10 minutos de su duración.
Es un buen filme para no olvidar lo que los poderes políticos y económicos mundiales son capaces de llegar a hacer con el fin de conseguir lo que desean, incluso si esto conlleva la violación sistemática de los Derechos Humanos; situaciones que tienden a ser olvidadas, más aún cuando existe un aislamiento social como el actual. El juicio de los siete de Chicago nos ayuda a comprender que la violencia política y judicial existe en todos los rincones del mundo y que es un tema que no debe ser tomado a la ligera, ya que considera la manipulación de las fuerzas político-judiciales para el favorecimiento tanto moral como capital de los gobiernos de turno.
Millaray Rojas, estudiante de la Facultad de Artes de la U. de Chile
Minutos antes del amanecer: Estudios de Suelo de Felipe Astudillo
Un pasillo desolado, el zumbido de cañerías, luces intermitentes, carretas transportando escombros, marañas de cables y electricidad, la cadencia metálica de una ciudad conmocionada, un mar interminable de peces muertos, visiones ahora caducas del futuro, planchas de zinc sacudiéndose contra el viento y el frío, habitaciones desoladoras, sombrías reuniones sociales, fotos empapadas de neblina, el crujido de la voracidad, espacios de desamparo, cadáveres que continúan caminando por inercia, van integrando el primer libro de Felipe Astudillo (Purranque, 1985), escritor y músico licenciado en Literatura. Estudios de Suelo (2019, Lecturas Ediciones), como lo indica su título, es un poemario minucioso que inspecciona con aire turbulento cada esquina, cada huella dejada por insectos sobre la tierra, cada pliegue del mantel de la cocina al desayunar, cada miga sobre la escolar parka azul marino. Desde su relato intensamente corroído, profundamente incómodo y curtido por actos de absoluta y siniestra ferocidad, una voz lejana y, a su vez, próxima, casi como si se tratara de la de uno mismo, se levanta y nos dice: “Se proporcionan datos sobre el proceso de formación de suelos/ materiales de aparente capacidad de ensamblaje observación y análisis de instrumentos/ con énfasis en aquellos labrados por pueblos del sistema solar”.
De a poco van apareciendo gestos humanos y no humanos, los cuales van diluyéndose, pereciendo y volviendo a tomar forma nuevamente entre imágenes delirantes y resonancias metálicas beneficiadas de la construcción desenfrenada propia del verso libre, la cual, meticulosa y alucinada, recuerda a la telaraña de una araña de rincón. La acumulación, la desfiguración de lo reconfortante, la insistencia casi bíblica, escrita por una Crista que se mira en el reflejo de una cuchara, la reconstrucción de una o más identidades atacadas, olvidadas, enmudecidas, son elementos que caracterizan Estudios de Suelo.
El texto consta de tres partes: la primera, Máquinas, despliega pequeños acontecimientos de sujetos despersonalizados, como si cada uno de estos se presentaran al lector de espaldas o muy de lejos; la segunda, Animales, arranca con un impersonal escolar, con el rostro completamente cubierto por su uniforme y por la oscuridad, cuya respiración, húmeda y profunda, se va acoplando a la de los siete animales que le siguen; la tercera parte, Estudios, retoma la voz metálica y técnica del primer poema del texto, recobrando la visión de un sujeto opaco, sumergido en el mundo del registro. El texto termina de manera tan misteriosa como comenzó, se despide rezando: “Se acaba el saldo, la brisa se extingue la pradera, el tonillo que se quiebra bajo el peso del carnero es una grieta interminable que se alarga por los suelos y supera la ventaja de sus días en el campo”. Como una bandera que se termina de sacudir, como un susurro que se desvanece a medida que el sol va apareciendo, con riesgos y maravillas, con sombría y enternecedora belleza, termina Estudios de Suelo. Todos los poemas hilvanados son como una pesadilla que se acaba, como un sueño que comienza. Nervios en las entrañas, recuerdos de la infancia que ya ni viven ni pueden respirar. La enferma y multitudinaria trinidad Máquinas, Animales y Estudios se toman de las manos y hacen una reverencia mientras el escenario poco a poco se va ennegreciendo.
Estos son los nuevos poemas de Chile. En el dolor de este poemario encontramos tintineando a la belleza, envuelta entre servilletas grasientas. Poesía milenaria y de ayer. Poesía fría como una fábrica, sumergida entre las sábanas de la infancia empapadas de orina. Poesía sobre la muerte, confeccionada con todo el cariño y sueño del mundo.
Catalina Tobar, estudiante Facultad de Artes de la U. de Chile