Claudina Hernández: "El cuerpo humano no está preparado para tocar ningún instrumento"

¿Existen factores en las prácticas cotidianas que pueden afectar el aprendizaje y la ejecución de la música? ¿Puede un músico ingerir cualquier alimento antes de una presentación? ¿Debe un músico dirigirse a una urgencia en caso de sufrir una lesión? Estas y otras preguntas fueron abordadas en el seminario Fisiología de la ejecución instrumental que durante mayo dictó la pianista y académica cubana, Dra. Claudina Hernández en el Departamento de Música de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile (DMUS).

Invitada por el Área Teórico Musical del DMUS, la profesora Hernández compartió con estudiantes y académicos que se mostraron muy interesados por una perspectiva que no sólo es nueva en Chile sino en toda Latinoamérica. “Los estudiantes han participado mucho, han planteado muchas dudas, lo que demuestra su motivación por el tema”, contó.

El seminario aborda temas fisiológicos en relación a la práctica y a la enseñanza de la música. ¿Es esta un área que se descuida al momento de dedicarse a la música?
Se descuida por desconocimiento, pero una vez que las personas conocen este tema toman conciencia.

Usted habla de la medicina de las artes…
En Europa existe la medicina de las artes, así como existe la medicina deportiva, entonces, así como un atleta no va a cualquier médico, un músico, un bailarín o incluso las personas de los medios de comunicación, tampoco.

En Chile no existe esa especialidad y en Cuba tampoco, por eso cuando un estudiante sabe cómo proceder ante una lesión, cuando un estudiante sabe que a los músicos no se les pone yeso, cuando sabe que es mejor no ir a urgencias y esperar dos días a que te vea un especialista en miembros superiores para evitar una confusión en el diagnóstico, ese estudiante tiene un privilegio sobre los que no lo saben. Saber esto, va a cambiar los hábitos de esa persona ya que identifica cuáles son los factores de riesgo y cuál es el estilo de vida que debe llevar un músico.

Siendo la medicina de las artes una especialidad europea ¿Cómo llegó a ella y dónde se formó?
Conocí la medicina de las artes luego de tener una lesión. Soy pianista y cuando me lesioné me dijeron que tenía un daño cervical que había que operar y que no podría tocar más. Yo dije: ¡No puede ser! ¡Esto es lo único que he hecho desde que tengo ocho años!

Ahí fue cuando me comuniqué con la profesora Carola Grindea, ya que en paralelo estaba realizando mi tesis de maestría sobre la pianista y pedagoga cubana María Jones de Castro, que estudió en Londres con un profesor llamado Tobías Matai, que también había sido maestro de Carola.

Tomé clases con ella y tuve la suerte de ser su última alumna, ya que tiempo después murió. Ella escribió muchos libros y me enseñó todos los ejercicios para diferentes músicos y así es como me convertí en terapeuta de músicos. Esta figura en Cuba no existe, yo soy una profesora en la Universidad de las Artes, donde imparto didáctica; también enseño piano en la Escuela Nacional de Arte; y como profesora de fisiología en el conservatorio Amadeo Roldán, donde además soy la jefa de la asignatura a nivel nacional.

Después de ir a estudiar a Londres, ¿pudo volver a tocar piano?
¡Por supuesto!. Toco perfectamente, pero además no me he operado, simplemente cambié mis hábitos de movimiento. Entonces no me pareció justo que yo hubiera resuelto este problema tan grave y otros no pudieran hacerlo sólo por desconocimiento. Se trata de compartir lo que a mí me ha tocado y la ventaja que yo he tenido.

En Chile, la formación de intérpretes comienza a temprana edad y con una carga de estudios muy alta. Una rutina así ¿es nociva pensando en lesiones?
Si no se hace desde el conocimiento, sí. En Cuba se hace incluso más duro que aquí porque la música es una carrera subvencionada por el Estado. Allá se estudia gratis y si bien te dan una buena formación, ésta es selectiva y con la posibilidad de pérdida de requisitos. El estudiante que no rinda se tiene que ir de la Escuela, entonces nadie quiere perder el cupo porque no se puede volver a ingresar.

Cuando los estudiantes tienen una carrera tan competitiva muchas veces se sobrepasan estudiando y los que no tienen este conocimiento pueden sufrir lesiones. Hay que pensar que el cuerpo humano no está preparado para tocar ningún instrumento, es un uso muy violento, aunque no lo parezca. Practicar la música es un trabajo muy duro desde el punto de físico y mental.

En estos días que ha impartido el seminario ¿ha podido hacer un diagnóstico de la relación de los músicos chilenos con el tema de la fisiología y práctica musical?
Las inquietudes han sido muchas y el diagnóstico que he podido hacer es que hay bastantes estudiantes lesionados y uno de los factores de riesgo ha sido que quizás han empezado a estudiar tarde en la Universidad. No quiere decir que antes de cursar la educación superior no hayan estudiado, pero es un ritmo distinto. Es importante señalar que es riesgo es empezar mayor la carrera. Muchos de los asistentes al seminario han tenido diferentes profesores y cuando los profesores no siguen un mismo criterio pedagógico puede afectar al estudiante porque es el mismo cuerpo que va sufriendo esas transformaciones.

Entonces usted también le asigna una responsabilidad a quienes forman a los estudiantes, en relación a considerar esas particularidades fisiológicas, por ejemplo…
Sí, porque incluso se ve muy a menudo que hay profesores que se realizan a través de los estudiantes o hay profesores a los que les hubiera gustado ser brillantes como intérpretes, pero entonces esa frustración la focalizan en el estudiante que termina trabajando para nosotros. Realmente nosotros tenemos que trabajar para el estudiante.

¿Podría dar algunas recomendaciones en términos fisiológicos para quienes se dedican a la práctica musical o a la docencia?
Siempre hay que tener en cuenta que la práctica musical es desde el punto de vista corporal, es decir siempre adaptando el instrumento al cuerpo y no al revés. No existe una ley rígida porque todo lo que se ha escrito ha sido para la media de las personas. En el caso de los instrumentos musicales es una clase muy individualizada. Yo puedo tener tres estudiantes de primer año y los tener que usar metodologías diferentes con cada uno, porque no tienen las mismas proporciones, porque no tienen la misma mano, porque no tienen la misma relajación y yo tengo que lograr de ellos lo mejor. De eso se trata, de sacar lo mejor que el estudiante tenga, siempre.