Camila Valdés tiene 21 años y llega puntualmente tres veces por semana a la sede Alfonso Letelier Llona de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile para tomar las clases correspondientes al Plan Común que cursa en la Academia Musical de Extensión (AME). Quiere dedicarse a cantar y por ello es rigurosa con sus clases y tareas.
Su llegada a la institución no fue igual a la del resto los estudiantes. Camila es no vidente y su ingreso significó una serie de cambios y adecuaciones en la metodología de quienes serían y son sus profesores.
“Comencé con clases de canto únicamente por sugerencia del profesor Elías Allende, que en ese tiempo era el coordinador de AME, pensando en mi adaptación. Como me gustó y me sentí cómoda, el año pasado decidí tomar todo el vespertino, es decir canto y los ramos del plan común. Me ha ido bastante bien”, cuenta Camila.
Declara que lo que más le agradó fue la recepción que recibió aquí, muy distinta a la de otras instituciones que también visitó. “Encontré que fueron inclusivos. Antes fui a Projazz y no me gustó el recibimiento que me dieron, se llenaron de excusas para no aceptarme, en cambio aquí me recibieron súper bien, incluso el coordinador de entonces me dijo que eran los profesores los que tenían que adaptarse a mí y no yo a ellos”, explica.
Para la actual coordinadora de la Academia Musical de Extensión, profesora Claudia Godoy, la incorporación de Camila los impulsó a “adecuar e incorporar material y tecnología para poder realizar una clase inclusiva, siempre supervisando la entrega de material y comprensión de contenidos y demás necesidades que surjan por parte de las y los estudiantes. Ha sido para nuestros docentes un crecimiento a nivel personal y académico”, narra.
Marlen Mejías es la profesora de canto de Camila. Antes de tomarla como alumna, había trabajado con personas con discapacidad, pero esta es la primera vez que debe evaluar a una estudiante con un programa hecho específicamente para ella. “En un comienzo fue difícil adaptarme a la idea que ella no podía corregir sus errores mirándome. Debía explicar detalladamente lo que ella tenía que modificar para que lograra lo que yo le estaba pidiendo. Este mecanismo me ha obligado a analizar con mayor profundidad mis clases y a estudiar en detalle los procesos que implican la emisión de la voz”, comenta. Añade que “en el canto la visión es un sentido que te ayuda desde la corrección de errores hasta a memorizar letras de canciones. Camila ha logrado realizar todo esto sin la necesidad de ver, lo que me sorprende cada día más. Hemos aprendido la una de la otra”.
El profesor Nicolás Huenuqueo imparte la clase de Lenguaje Musical, asignatura que se sostiene bastante la visión de partituras y materiales, por lo que la incorporación de Camila al cuerpo de estudiantes lo ha obligado a repensar formas y metodologías. “Fue necesario adaptar el trabajo de Camila, apoyándose sobre todo la audición y la memoria para la comprensión. Hubo que modificar actividades que se acostumbra hacer para que Camila pudiese participar, sobre todo relacionadas con la lectura. Por ejemplo, tuve que enviarle material extra algunas veces para que preparase ciertas melodías con antelación, lo que significa invertir tiempo en grabar para ella. Sin embargo, el hecho que Camila tenga buen oído, que logre captar y memorizar rápidamente facilitó mucho las cosas y el trabajo en clases. Además Camila se ayudó de un instrumento, una melódica, para tener una ayuda a su memoria. El curso también tuvo la disposición de adaptarse, así como valorar y apoyarse en los potenciales de Camila: su excelente afinación, memoria y capacidad de imitar lo que escuchaba”, cuenta.
Pese a las dificultades obvias que este proceso de adaptación tuvo, la profesora Mejías considera que Camila va a un ritmo muy similar al del resto de sus compañeros videntes. “Quizás en un inicio fue un poco más lento que los demás alumnos, pero no creo que sea porque ella tuviese alguna falencia respecto a los demás, sino que claramente fue nuestro periodo de adaptación. En este momento Camila va a la par con sus compañeros de su mismo nivel y estoy segura que con su estudio y perseverancia llegara a lograr lo que se propone”, dice.
El 2017 se viene lleno de proyectos para Camila, quien iniciará su último año de estudios en la Academia Musical de Extensión para luego emigrar a Canadá donde quiere seguir formándose como cantante profesional. “El año pasado estuve un mes allá de vacaciones y me di cuenta que hay muchas más oportunidades, que nosotros somos incluidos en el sistema. Sé que si quiero dedicarme profesionalmente al canto tiene que ser afuera porque aquí no se va poder”, cuenta. Pero además, quiere probar suerte en el programa Música a un Metro. “El próximo año quiero empezar a trabajar cantando”, declara.
Si bien estos años han sido positivos para ella, reconoce que la infraestructura de la Facultad de Artes le ha resultado un poco hostil y es el aspecto que ella sugiere modificar para que más personas con capacidades distintas puedan integrarse a la Universidad de Chile.
Para la profesora Mejías el desafío es “lograr que Camila pueda desenvolverse en cualquier labor como cantante. Que logre cantar cualquier estilo que se proponga y poder ganarse la vida cantando o bien desarrollando un proyecto personal. Sé que ella tiene aspiraciones mucho mayores que esta, y no me cabe duda que lo logrará”, sentencia.
“Fue una experiencia para crecer como docente, sin lugar a dudas. Dentro de mi formación jamás fui preparado para realizar clases a estudiantes con capacidades diferentes, y con Camila pude enriquecer la visión de que todo estudiante es capaz de aprender si el profesor es capaz de adaptar sus clases a diferentes formas de aprendizaje. Considero que la Universidad y nuestra facultad en particular no han instaurado dentro de nuestra formación elementos que apunten a la integración de todos los individuos de nuestra sociedad. Personalmente luego de tener a Camila como estudiante, puedo buscar herramientas para guiar a futuros estudiantes que puedan ingresar en la Academia de Extensión y que sean como Camila”, manifiesta el profesor Huenuqueo.
“La inclusión es una de las misiones que tiene nuestra Universidad y que la Academia Musical de Extensión quiere relevar acogiendo a un segmento de la población que no ha encontrado espacio para el desarrollo de estas competencias en otras instituciones”, concluye la profesora Godoy.