Trece jóvenes asiáticos protagonizan miguk, muestra de Esteban Vargas Roa que, bajo la curatoría de Gastón Muñoz, se inaugura el 28 de abril en Estudio Privado Arte. La exposición reúne una serie de retratos fotográficos en los que se destaca la fisionomía y estética de hombres y mujeres que son el eje de esta exposición que se originó en 2015, cuando el fotógrafo chileno y el estudiante de la Facultad de Artes coincidieron en la ciudad de Tokio.
Fue en ese contexto que decidieron trabajar juntos en este nuevo proyecto curatorial que tendría como escenario la Semana de la Moda de Seúl. De ese modo, planearon juntos el tipo de tomas y encuadres que Vargas Roa debería realizar durante su visita a la capital surcoreana con el objetivo de cuestionar “la variante etnográfica del foto-retrato desde aquella plataforma que lo convocaba”, explica Muñoz.
Para ellos, asistir a esa actividad implicaba “una colaboración conjunta entre actores y operador fotográfico, donde podríamos mirar las estéticas -y las normativas de belleza física- surcoreanas evitando la apropiación cultural”, añade el curador de esta muestra que -ya lo habían decidido-, debía exponerse en un espacio artístico cercano al Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) para así generar un vínculo, además, con los jóvenes chilenos que allí se reúnen a bailar música pop surcoreana.
“Pese a que existen prejuicios o inexactitudes de lectura en la forma en que asimilamos las estéticas de Oriente, lo interesante está en observar cómo las localidades latinoamericanas adoptan ciertas señales fuera de su contexto de emisión para otorgarles sentidos que interpelan a su realidad directa”, dice Gastón Muñoz, añadiendo que su “tesis de trabajo es que la estética de los ídolos pop surcoreanos es popular entre las juventudes chilenas debido a que sus códigos de ambigüedad plantean una subversión al mandato binario del género: lo masculino y lo femenino, exclusivos y excluyentes”.
Gastón, ¿por qué trabajar a partir del retrato?
Antes de la fotografía, el género del retrato en Latinoamérica siempre cargó con una función social para la clase dominante, como reflejo del poder y estatus de la oligarquía virreinal. Cuando ingresa la técnica fotográfica en el continente, hacia mediados del siglo XIX, su principal función será de corte más bien “científico” o etnográfico, estrechamente ligada a la economía extractiva del capital primario. Autores como Ronald Kay sostienen que la emergencia de la fotografía en Latinoamérica pone en crisis a la “consolidación” de la tradición pictórica local, tomando ella el rol de construir nuestro imaginario americano desde lo desarticulado y fugaz que implica la reproducción técnica de la imagen.
Y en ese contexto, ¿cómo ingresa el trabajo de Esteban Vargas Roa?
Tras la revolución digital, la fotografía análoga de Vargas Roa se enmarca dentro de una búsqueda nostálgica por la facultad mimética del rastro físico, lo que Roland Barthes trató como el esto ha sido. Tengo la idea de que, en el contexto de las prácticas artísticas ajenas al centralismo institucional o comercial, la fotografía análoga es un acto de resistencia para los cuerpos que involucra: tanto del fotógrafo, como de los retratados y bien de las audiencias que los ingresan a un imaginario común. Desde lo fragmentario, la presencia exhibitiva de estos cuerpos se dispone como una unidad discursiva que puede tensionar los parámetros de interpretación con los que pensamos nuestra realidad.
Con entrada liberada, miguk se inaugura el jueves 28 de abril, a las 19:00 horas, en Estudio Privado Arte (Merced 116, Santiago Centro), espacio en el que se podrá de visitar hasta el 15 de mayo, de martes a domingo de 16:00 a 20:00 hrs.
