“Luis Montes Rojas me invitó a exponer en Galería Radicales el vídeo JG, que yo ya había presentado con anterioridad en Matucana 100, pero no quise mostrar ese trabajo ya que el contexto es distinto. Le ofrecí hacer algo nuevo para esa exposición y me puse a vigilar los alrededores de Radicales (calle Monjitas con Miraflores). Me encontré con un grupo de vagabundos que viven allí. Conversé y carretié con ellos. Entre esas conversaciones uno de ellos me dijo que pintaba cuando vivía en el norte”, señaló Roery Herrera al referirse al origen de la exposición Carne de Cañón, que hoy será inaugurada en la Galería Radicales.
Con la idea de exponer el trabajo de Ricardo y cederle el espacio para exhibir sus obras, Roery le encarga hacer diez cuadros previo pago por dicha labor. Esta acción se torna aún más relevante para la artista cuando se entera de una historia que Ricardo le cuenta: “me dijo que lo habían correteado del restaurante vecino a la galería una vez que se había acercado a pedir, y a mí me interesó esa diferencia que se había producido entre nosotros, mientras a él no lo dejaron entrar a mi me invitaban, sólo por ser artista”.
Luego del ofrecimiento de trabajo por parte de Roery a Ricardo, él accede a pintar para ella, entrando en una relación empleador - empleado que se vuelve parte de la acción artística en sí, tal como lo explica la propia artista: “Yo tomo el rol de administrar estos cuadros y ser la co-curadora. Pero también hice un vídeo ideado por los dos, que nos costó mucho esfuerzo realizarlo porque con el tiempo él me fue fallando producto de su alcoholismo, yo lo tenía que regañar y se fue dando esa relación”.
Además del alcoholismo de Ricardo, Roery en un principio tuvo que lidiar con su desmotivación por volver a pintar luego de cinco años sin practicar, y a pesar que ella no lo obligó a hacer cuadros sobre una temática determinada, si lo motivó a representar subjetivamente algo de su entorno.
“Él me decía que podía pintar caballos y cosas así y yo le pedí que pintara cosas que le interesaran a él. Fue allí cuando me cuestioné el hecho de que la gente trabaja enajenada de las cosas que produce y por eso yo lo incentivé a pintar. Es decir, es un trabajo y tenía que cumplir, pero también ligarse sentimentalmente con lo que estaba haciendo y eso fue bueno, porque en un principio no quería salir en el vídeo. El cambió con el tiempo, incluso permitió mostrar su rostro en las grabaciones aunque nunca me quiso decir su apellido”, nos cuenta Roery.
Luego de tres meses de compartir, Ricardo cumple con su trabajo y pinta diez cuadros de diversas temáticas basadas en su entorno. Aparecen en ellos algunos personajes con los que él convivía en la calle, como Nelly, una de las vagabundas más conocidas del centro de la capital, que recostada en el suelo es acompañada por un perro y un gato. Una niña triste en una plaza es otro de los cuadros, imagen que según cuenta Roery, Ricardo veía constantemente en las calles de Santiago. La iglesia donde él iba a comer, también protagoniza una de las pinturas.
Roery Herrera luego de varias horas de grabación editó un video de tres minutos, en el que registra el momento en que Ricardo realiza sus pinturas en el frontis del Museo de Arte Contemporáneo, en donde varias personas se le acercaron para preguntar por el valor de las obras. Esta pieza, lejos de victimizar a la gente que vive en la calle, “no es más que el fantasma de una persona, en forma de una posibilidad desviada”, según expresa el texto Heroicas Jugadas realizado por Diego Maureira sobre esta exposición, cuyo autor es egresado del Departamento de Teoría del Arte de la Universidad de Chile.
“La verdad es que él sintió todo el tiempo que se estaba aprovechando de mí, porque había veces que no pintaba o llegaba dos horas más tarde pidiendo perdón, y en ese sentido él sintió siempre que yo era la víctima”. De allí que el título de la muestra, Carne de Cañón haga alusión a esta ambigua, indefinida y tensionada relación, pero además refiere a que las críticas que los espectadores realicen sobre las obras le llegarán a Ricardo, su creador. “Él recibirá todas las balas durante la exposición. Sin embargo, desde su punto de vista yo seré la carne de cañón. Es decir, todo el tiempo hay una doble relación y a mí me gusta que sea súper ambiguo y que de repente haya una tensión que te lleve a cuestionamientos que no quedan claros”, indicó la egresada.
Carne de Cañón, curada por el académico del Departamento de Artes Visuales Luis Montes Rojas, se inaugura este jueves 1 de octubre a las 19:00 horas en Galería Radicales, ubicada en la esquina de las calles Miraflores y Monjitas, en el Centro de Santiago. La entrada es liberada.
