Entrevista al Director de la Escuela de Postgrado de la Facultad de Artes:

Rodrigo Zúñiga: "Nuestro objetivo es instalar una política académica"

Rodrigo Zúñiga: "Nuestro objetivo es instalar una política académica"

Rodrigo Zúñiga, filósofo y académico del Departamento de Teoría de las Artes, asumió a principios de este año la Dirección de la Escuela de Postgrado de la Facultad de Artes, unidad a la que había estado vinculado primero como estudiante, luego como profesor en distintos programas y también como miembro del Comité Académico del Doctorado en Filosofía con mención Estética y Teoría del Arte. De hecho, tal como él señala, aceptó el cargo "porque entendí que era un lugar que conocía relativamente bien, aunque no dimensionaba la escala exacta de la responsabilidad que estaba asumiendo. Por lo tanto, lo entendí como un desafío y también como una manera de retribuir a mi Facultad la beca postdoctoral MECESUP/Universidad de Chile que me permitió dedicarme durante seis meses exclusivamente a mi investigación", explica al respecto.

Desde esa perspectiva, ¿cómo ha variado la forma en que has visto el funcionamiento de la Escuela de Postgrado como estudiante, en su momento, y ahora como profesor y director?

Cuando uno es estudiante, la experiencia se remite a instancias muy específicas, como a la estadía en un determinado programa o a la relación con el coordinador y con los distintos profesores, cuestión que es muy semejante a lo que sucede cuando uno hace clases o forma parte del claustro de un programa. En el caso de la Dirección de Escuela, hay un cambio de perspectiva muy grande, porque tú entiendes la complejidad de los contextos de cada programa. Y en este caso, para bien y para mal, los programas dan cuenta de un grado de autonomía muy grande, precisamente porque la orgánica de la Escuela de Posgrado, y su propia relación con la Facultad de Artes, se encuentra en plena fase de maduración.

Desde esa perspectiva, yo creo que el diagnóstico es más o menos evidente: hubo una época larga, que estuvo a cargo de Rebeca León, en que la Dirección de la Escuela de Postgrado tuvo como orientación la generación de programas y un cierto indicio de cómo éstos se tenían que estructurar. Luego, cuando asume Víctor Rondón, hay un cambio de eje muy importante -pienso en la Dirección de Víctor y también en la de Mauricio Barría, que fue Subdirector y luego Director (s)- porque en ese período se tomaron medidas fundamentales para una estructuración eficiente (una modernización, yo diría) de la Escuela de Postgrado, es decir, se definieron coordinaciones y se avanzaron transformaciones, en algunos casos impopulares quizás, que demostraron ser necesarias. Por lo tanto, ahora nuestro objetivo es otro: instalar una política académica de la Escuela de Postgrado. Es ése nuestro horizonte. Buscamos que el Postgrado ejerza un rol protagónico en la generación de núcleos epistémicos innovadores, en el estímulo de programas acordes a las definiciones del Proyecto de Desarrollo (PDI) de la Facultad, en el incentivo de la experimentalidad, de la transversalidad y de la colaboración entre académicos a partir de una premisa básica: la excelencia y el rigor. Creo, por ejemplo, que la Escuela de Postgrado tiene que ejercer un papel más activo en la promoción de las relaciones interdepartamentales. No puedo sino avizorar, ahí, un vínculo necesario entre pregrado y posgrado. Es algo sobre lo que debemos trabajar todavía más como Facultad. Y si todo esto se nos plantea como una exigencia, es porque ahora contamos con una estructura de base sobre la cual apoyarnos y proyectarnos.

¿Cuáles serán los pasos a seguir para concretar esta política académica?

Una política académica de postgrado tiene que ver, primero, con una especie de espíritu corporativo. Es decir, nosotros reconocemos en la Escuela de Postgrado la misión institucional de la Universidad de Chile, en lo que atañe, por ejemplo, a la vinculación con el medio social, vinculación en la que debemos desenvolvernos como agentes de transformación. Al mismo tiempo, reconocemos en la Escuela de Postgrado otras definiciones fundamentales: la investigación avanzada en las artes, que encuentra su punto más alto en el Doctorado, y  la promoción de la producción artística en el nivel de los Magíster y Postítulos. En ese sentido, y sobre la base de estas directrices, esta Dirección quiere fomentar una cuarta línea: la producción transdisciplinar en artes. Por eso es que me interesan todos los "conceptos umbrales", los conceptos transdisciplinares, que dan cuenta de la condición contemporánea de las artes. Como anécdota, te puedo contar que se dio la casualidad de que mi primera participación como Director de la Escuela de Postgrado en un Consejo de Facultad, coincidió con la presentación del Diploma de Postítulo en Arte Sonoro que dirigen Rainer Krause y Francisco Sanfuentes -este último, mi subdirector en la Escuela de Postgrado-, oportunidad en la que hice ver que el concepto 'Arte Sonoro' pertenece justamente a la línea que me interesa estimular, la de producción transdisciplinar. Nociones como "medialidad", "performativo", "escénico", "sonoro" e incluso "arte público", son por así decir conceptos inapropiables: difícilmente alguna disciplina artística podrá reclamarlos para sí. Y a su vez este tipo de nociones genéricas dan cuenta del desafío teórico a que nos empuja el arte de los siglos XX y XXI.

De allí que la política académica de que te hablo pretenda favorecer ese tipo de encuentros, de espacios de tránsito. Haremos lo posible por alentar la generación de esos cruces en las fronteras. Son varias las cosas que tenemos en carpeta y que nos encargaremos de establecer en el corto y mediano plazo, que van en esta dirección. Queremos establecer una política editorial, desarrollar jornadas reflexivas, apuntalar algunos fondos de viajes y proyectos, todo a su debido tiempo. Así también, tenemos especial interés en la realización de algunos Coloquios organizados por la Escuela, que permitan una mirada a los propios programas a partir de ejes temáticos que esperamos les sean estimulantes. En estas actividades, pretendemos vincularnos del modo más virtuoso posible con la Dirección de Investigación de la Facultad de Artes, a cargo de Sergio Rojas, sobre todo ahora que está presente el proyecto del Centro Interdisciplinario. Ello porque creemos que entre la Dirección de Investigación, la Dirección de Creación y la Escuela de Postgrado tiene que generarse una triangulación que dinamice nuestra vida académica en la Facultad, en la línea de estimular la transdisciplina y la interdepartamentalidad, porque, como apuntaba recién, si vamos a ejercer un rol, ése será el de impulsar una política académica que haga frente al desafío que impone el estatuto contemporáneo de las artes.

En primera instancia, ¿esta invitación a trabajar transdisciplinariamente se daría en iniciativas de extensión o también en la constitución misma de los programas de esta Escuela?

La idea es que esté todo articulado, pero como no tenemos en este momento una línea editorial ni una línea de publicaciones como Escuela de Postgrado, no podemos establecer discusiones que competan al conjunto de la Escuela como tal. Una cosa es estructurar una Escuela de Postgrado y otra muy distinta es proyectar una política que apunte a desarrollar dicha Escuela. Hay otras medidas que estamos evaluando y que no hemos descartado. Lo importante es contar con una ruta de navegación, con medidas a mediano y largo plazo. Evidentemente eso incluye una mirada en torno a la extensión y una mirada en torno a la constitución de los programas. Hay mucho que hacer aún en ambos planos. Por eso es que uno de los puntos que abordé en las primeras conversaciones con la Decana Clara Luz Cárdenas y luego con el Vicedecano Jorge Gaete, es que "Dirección de Postgrado" para mí no significa simplemente administrar recursos u operar el flujo de caja entre lo que ingresa y lo que sale, cuestiones que obviamente son importantes y que forman parte de una política estructural de Postgrado, sino también dar una orientación, generar una política académica, tarea para la cual requerimos de "inversiones simbólicas" que permitirán que esta Facultad de Artes se escuche a sí misma, se piense introspectivamente y se proyecte dinámicamente. En eso no somos los únicos agentes, pero desde luego que somos de los más relevantes.

¿Están trabajando con plazos para concretar estos objetivos?

Tenemos un cronograma que vamos a presentar en marzo, pero en el espíritu de este proyecto está concretar ciertos puntos durante este año. Por ejemplo, en 2011, Víctor Rondón organizó una actividad que fue muy importante al calor de las movilizaciones, una jornada de encuentro entre los coordinadores, los claustros de los programas y los estudiantes de Postgrado. Ése es un modelo que a nosotros nos gustaría replicar también -no descarto que podamos reanudar esa jornada-, por lo que estamos preparando al menos una jornada para el primer semestre y una jornada para el segundo semestre, aunque en relación con temáticas académicas precisas. Para ello nos vincularemos estratégicamente con la Dirección de Investigación, porque lo que nos interesa es plantear problemas conceptuales siempre vinculados a la política de los programas.

Desde esa perspectiva, también nos interesa que se activen los claustros y que los coordinadores y sus claustros sean agentes que efectivamente estén reflexionando su propio programa y el campo en que éste se inserta. Por eso es que en la ronda de reuniones que he sostenido con los 22 coordinadores, he sido insistente en el hecho de que es muy necesario que los claustros de los programas estén movilizados, es decir, que estén pendientes de los desafíos que se vienen, como acreditaciones, reacreditaciones y cambios reglamentarios, y de que vean esos desafíos como una instancia para generar espacios de reflexión interna. A nadie le gusta ver a sus coordinadores solos o a los claustros inactivos, porque eso significa que la transversalidad no está activada, sino sólo presente en términos nominales. El Plan de Desarrollo de la Facultad apunta, entre otras cosas, a la interdisciplina y a lo transdisciplinario, y la Escuela de Postgrado está completamente alineada con ese objetivo, asumiendo por supuesto que hay una historia, una tradición que no hay que abandonar, sino que potenciar, pero reconociendo en todo momento que los desafíos que nos presentan las escenas del arte en el siglo XXI requieren de miradas y paradigmas diferentes. Y la Escuela de Postgrado, como es obvio, está ahí también para aportar de manera sustancial a la transformación de esa mirada y a la renovación de los repertorios analíticos, en pos de una Facultad de Artes que sepa leer y corresponder en su visión del contexto actual el devenir de esas transformaciones.

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