Segundo periodo consecutivo como Director del Departamento:

Enrique Matthey: "El PDI debe garantizar el cultivo de la disciplina"

Enrique Matthey: "El PDI debe garantizar el cultivo de la disciplina"

"La única razón fue la de tener como meta dejar instalado el Proyecto de Desarrollo del Departamento (PDI), tarea que quedó pendiente del periodo anterior por dos razones: primero por las movilizaciones estudiantiles de 2011 que significaron una inversión grande de energía, y segundo porque dos años es muy poco tiempo para una buena gestión de dirección departamental, en especial en nuestra Universidad donde todo es extremadamente lento y complejo. Sin embargo, con este objetivo del PDI, durante 2011 establecí contacto con el Consejo de Evaluación de la Universidad, instancia que nos dio el respaldo inicial para emprender el cometido, y a mediados del año recién pasado hablé con Bárbara Palomino para que nos colabore con la coordinación, pues la experiencia que hemos tenido con ella cumpliendo ese rol en la Comisión de Innovación Curricular (CIC) ha sido inteligente, ejemplar y de gran diligencia".

Así responde Enrique Matthey al preguntarle por las razones que lo motivaron a presentarse nuevamente como candidato a Director del Departamento de Artes Visuales, unidad a la que este artista y académico ha estado vinculado desde hace más de 30 años y que pensó en volver a dirigir no sólo por la necesidad de dejar instalado el PDI, sino también por "el clima favorable que hoy reina en el Departamento, que es muy llano y de confianza, el equipo de trabajo de académicos y funcionarios de la Dirección que se desempeña con gran fiato, el Consejo de Departamento que es de lujo, inteligente y propositivo, y la CIC, también de lujo, que además ha hecho una labor muy valiosa de compilación de antecedentes que son relevantes para el PDI, lo que hará mucho más fácil y fluido este trabajo", agrega al respecto.

¿En qué etapa se encuentra actualmente el PDI del Departamento y en qué se ha traducido el respaldo otorgado por el Consejo de Evaluación de la Universidad?

Partiendo por lo último, el respaldo del Consejo de Evaluación consistió en que ellos nos recibieron en varias reuniones de trabajo para asesorarnos en cuál era la forma metodológica más adecuada para llevar a cabo esta tarea, para lo que ya habían elaborado un instructivo (libro verde) que es muy claro, preciso y que indica cada uno de los pasos. En cuanto a los avances concretos del PDI todavía no existen directamente. El año pasado llamé a un claustro académico para informar que iniciaríamos esta tarea, luego hablé con Bárbara Palomino para que asumiera el rol de coordinadora de la Comisión del PDI, quien se ha dedicado a estudiar todos los antecedentes para emprender este año con esta importante tarea; sin embargo, como dije antes, existe para este propósito un material muy valioso compilado por la CIC que nos permitirá avanzar mucho más rápido, lo que además señala que no partiremos de cero. La idea es que dejemos de funcionar como escuela y que comencemos a operar como Departamento; es decir que el cultivo disciplinar se convierta en el centro motor de desarrollo.

Desde esa perspectiva, ¿qué es lo que más destaca del material recopilado hasta el momento por los integrantes de la CIC en el entendido de que ello puede aportar al objetivo de operar como Departamento?

Primero que nada antecedentes sobre el contexto país y contexto de la Universidad. Sobre el contexto país es impresionante observar cómo la tendencia se inclina hacia la industria cultural; es decir hacia el mercado, a lo que le sigue una enorme cantidad de aspiraciones o deseos sin que exista para ello una respuesta concreta de cómo implementarlos, lo que indica claramente que no existe ninguna voluntad política por parte del Estado para impulsar políticas de desarrollo cultural y de las artes. Esto, que es muy delicado, constituye un material relevante a la hora de estructurar un PDI, pues si queremos ser un Departamento paradigmático en la disciplina, es determinante saber qué es lo que piensa el Estado de Chile al respecto, y desde esa plataforma nosotros responder con un proyecto que dé cuenta de la importancia de la práctica del arte en una sociedad que aspira al desarrollo. Respecto del contexto de la Universidad, existe una misión que ésta ha definido a través del nuevo Estatuto, lo cual constituye un mandato que obliga a que la orientación de nuestro quehacer de creación y docencia, o sea, de nuestro PDI, sea acorde con los principios que el Estatuto expresa. Por lo tanto existe un rayado de cancha que ya conocemos y que por lo mismo nos facilitará de manera importante el trabajo a realizar.

A esto se suma el estado actual de la disciplina, para cuyo efecto existe una subcomisión que entrevistó a un importante número de artistas de diversas procedencias y edades, todos con una presencia y reconocimiento importante dentro de las artes visuales en nuestro medio y con trayectoria internacional, quienes entregaron una rica y prolífica cantidad de opiniones que se acopiaron en un voluminoso documento, el que además contiene reflexiones y artículos bajados de Internet sobre el tema, lo que constituye una base consistente de datos para la discusión, en cuanto a determinar sobre la base de esas opiniones cuál es la dirección y presencia que le queremos dar a la actividad principal que determina por definición la existencia de un Departamento, cual es el cultivo disciplinar.

Si bien estos tres asuntos ya son un valioso material de trabajo, existen además otras tres subcomisiones: una que trabaja sobre los sistemas de enseñanza de las artes visuales en centros nacionales y del extranjero, otra que indaga sobre qué piensan los actuales profesores del Departamento acerca de la formación que entregamos, y una última donde egresados de la Licenciatura y actuales estudiantes opinan sobre la formación que recibieron o que actualmente reciben; es decir tres subcomisiones que reúnen datos relevantes sobre la formación en artes, lo que está íntimamente ligado con el ejercicio de la disciplina, de su pertinencia a nivel local, latinoamericano y en el resto del mundo, por lo tanto es también información clave para el PDI.    

En ese contexto, ¿cuáles serían, desde su perspectiva, las fortalezas y debilidades que hoy tiene el Departamento de Artes Visuales para lograr el objetivo que se persigue?

Para terminar con lo bueno prefiero nombrar primero las debilidades, que en lo personal pienso que se focalizan principalmente en tres, que son contundentes e históricas. Una de ellas es la desidia, que hasta cierto punto es comprensible, pero no justificable, comprensible porque a lo largo de nuestra carrera académica lo habitual es que se prometan cosas que luego no se cumplen, o que se nos haya solicitado una tarea, proyecto o informe que implica mucha dedicación, energía y trabajo y que después termina sepultado en un cajón sin que nada ocurra, por mencionar algunas; eso lo he vivido en carne propia y muchas veces, pero sigo insistiendo a pesar de los múltiples fracasos, por eso, insisto, que no es justificable, menos cuando quienes más revelan desidia y protestan son aquellos que menos compromiso institucional demuestran. Y aquí, ligada a la anterior, está nuestra segunda debilidad que, como ya dije, es la falta de compromiso institucional, donde existen académicos de jornada completa que no cumplen con los deberes para los que fueron contratados: no asisten a las reuniones, eluden cualquier trabajo de administración académica, se las arreglan para hacer menos clases de las que les corresponden, y así y todo faltan a ellas, llegan tarde o se retiran antes de tiempo; pero llegado el momento del Bono AUCAI ahí sí que declaran que cumplen a cabalidad, lo que representa una falta de ética grave y un muy mal ejemplo para los estudiantes; en buenas cuentas existe un conjunto de académicos que cumple y que subsidia a otro que no lo hace. La tercera y última de las debilidades que considero también mayor, es la ausencia de cultura de proyecto, en especial de proyecto académico, lo que no sólo es un problema de este Departamento, sino que de la Facultad, de este modo todo se concentra en lo económico y administrativo y en la impartición de la docencia, por lo tanto los Departamentos funcionan como Escuelas y la Facultad como administradora de la inercia; o sea que nuestra historia ha sido siempre una suerte de aceptación de los vicios, de evitar agitar las aguas para no herir susceptibilidades y como una instancia para rendirle pleitesía a la medianía.

Sobre las fortalezas creo que existen varias importantes, algunas de ellas muy auspiciosas que se han instalado durante el último tiempo. Lo más destacable en este momento es, como mencioné al comienzo, el clima de confianza que existe en el Departamento, lo que permite que se pueda conversar y discutir asuntos complejos con respeto, tolerancia y sin descalificaciones, cuestión que favorece de modo fundamental el emprendimiento del PDI. A esto se suma que la relación con los estudiantes, que serán actores fundamentales de esta instancia, que otrora era tensa y de mucha suspicacia, ahora, en cambio, es muy fluida y cordial, ya que hemos trabajado en conjunto y transparentemente con ellos: la política de esta Dirección ha sido tener siempre las puertas abiertas para todos y sin discriminación. Otra de las fortalezas importantes es la gradual renovación de la planta académica, lo que ha permitido la incorporación de artistas jóvenes comprometidos institucionalmente y que poseen una gran proyección. A esto se suma que para una parte significativa de los actuales académicos el cultivo disciplinar es una de las prioridades determinantes de su quehacer, lo que instala una base para una discusión consistente, avalada desde una determinada y sostenida práctica, que es la esencia de la actividad departamental; o sea que la masa crítica ha mejorado ostensiblemente de un tiempo a esta parte, lo que permite contar con los aportes de cabezas vigentes, pertinentes y lúcidas para la estructuración de un Proyecto de Desarrollo de Departamento que requiere precisamente de la participación de actores activos y atentos a lo que sucede con el contexto de la disciplina y que están permanentemente expuestos a la experimentación, por lo tanto que hablan desde la propia experiencia.  

Junto al PDI, el Plan de Estudios es otra de las tareas que ha definido como prioridad. ¿Cuál es el vínculo que establece entre ambas, pensando justamente en el cultivo disciplinar como centro motor de desarrollo del Departamento?

Hace unos años alguien de la FECH dijo una frase muy sencilla pero tremendamente cierta: "Nadie puede enseñar aquello que no hace". Si se estructura un Plan de Estudios para la Licenciatura de Artes Visuales, éste debe comprender una cantidad importante de talleres, y para que esos talleres funcionen y efectivamente formen a los estudiantes, deben ser conducidos por personas que conozcan el comportamiento de los materiales, que sepan de administración y organización visual, que estén al tanto de lo que es el lenguaje en artes y, por último, que también tengan claro que esos talleres son antes que nada de arte y luego de un determinado género; es decir que un estudiante entra a estudiar arte a través del taller de pintura, por ejemplo. Esto significa que imperiosamente quien imparte un taller debe ser un artista que enseña un saber desde una determinada y sostenida práctica; es la única forma de transmitir conocimientos con autoridad, porque se entregan desde una experiencia y trayectoria, desde un contacto con el medio externo, que es donde realmente la obra de arte se concreta. De ahí la relación entre el PDI y el Plan de Estudios; el PDI debe garantizar el cultivo de la disciplina para que a su vez eso garantice una docencia de calidad.

Con la claridad que al parecer ya existe en torno a los objetivos a cumplir, ¿qué correspondería hacer ahora al interior de las respectivas comisiones de Innovación curricular y del PDI? ¿Se está trabajando con plazos?

Sí, se está trabajando con plazos. En el caso de la CIC el trabajo debe estar concluido a mediados de este año, y por ello hemos decidido trabajar todas las mañanas del mes de enero junto a los estudiantes. En cuanto al PDI tenemos dos años, o sea mi periodo como Director, tal vez podamos lograr que este objetivo se cumpla antes, sería ideal, pero conociendo a nuestra Universidad y la metodología que exige el desarrollo de este proceso, donde participan los tres estamentos, estimo que no será tan rápido; afortunadamente, como he dicho antes, tenemos un valioso material de avance con lo realizado por la CIC. Sin embargo, para que el PDI sea validado por la comunidad, es preciso que el trabajo sea transparentado y permanentemente comunicado y conversado con todos en cada una de sus etapas; de no ser así pierde toda validez y credibilidad. Estoy consciente de que esta tarea tendrá sus dificultades, porque implicará el establecimiento de criterios que significará un cumplimiento justo y equitativo de nuestras actividades y responsabilidades y, como también indiqué antes, existen muchas desigualdades en la carga de responsabilidades entre los académicos. Para citar un ejemplo, en la actividad más próxima, que es la docencia, existen académicos que tienen sobrecarga de dedicación, mientras que otros están por debajo de cumplir con lo que corresponde. Por un lado no es bueno que unos hagan mucha docencia porque eso los limita en su quehacer de las otras actividades, especialmente en la creación, y no es bueno que otros hagan menos docencia porque eso afecta la productividad y la formación de los estudiantes, lo que también obliga a que en ocasiones sea necesario contratar a profesores a honorarios para que suplan estas irregularidades.

Al respecto, como autoridad, podría perfectamente obligar a que quienes no cumplen con sus deberes a que lo hagan bajo la amenaza de que emitiré un informe negativo por incumplimiento ante la Comisión de Calificación, por ejemplo, o de que no se le renovará el contrato, en el caso de los profesores a contrata; sin embargo me parece que es mucho más efectivo y coherente si las exigencias se hacen a partir de un proyecto académico (PDI) concreto y consensuado por todos, en el que somos nosotros mismo los que nos ponemos nuestras exigencias, objetivos y obligaciones; de otro modo me parece poco presentable decirle a un académico: "tú no cumples, estás haciendo menos clases, llegas tarde, etc.": me parece demasiado escolar. Aunque igual, ante el legítimo reclamo de los estudiantes, este año tendremos que adoptar algunas medidas de disciplina, medidas que también significarán una exigencia para ellos, pero que están dispuestos a asumir y conscientes que será para su bien.

No existe disciplina más incierta, más errática, más extraterrestre -para muchos prescindible-, que la nuestra, por lo tanto no nos podemos dar el lujo de ser irresponsables, poco rigurosos, poco estudiosos, informales, inconstantes, sui generis, que requerimos de un trato especial, porque con eso lo único que se consigue es alejarnos y rebajarnos más todavía ante la sociedad y la Universidad. Precisamente lo que debemos hacer es demostrar que poseemos mucho más rigor y productividad que las disciplinas y profesiones tradicionales que para todos están aseguradas.

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