"Un rasgo que la caracterizó y que de alguna manera se vio reflejado en su obra, fue su conducta contundente, lo que generó simpatías y obviamente antipatías también. Pero Patricia fue muy consecuente en ello y eso la llevó a tener siempre una actitud bastante rupturista. Era una persona con una actitud firme y que no se congraciaba con la facilidad: siempre estaba en estados de experimentación, en búsquedas que fueran más allá de su mera habilidad. Y eso facultó una obra que no es ornamental ni complaciente", señala Jaime León, académico del Departamento de Artes Visuales, sobre la destacada artista chilena Patricia Israel, quien falleció el pasado 21 de noviembre producto de una insuficiencia respiratoria.
Patricia Israel realizó sus primeros estudios artísticos en la Academia de Escultura de Tótila Albert, llegando en 1958 a estudiar a la entonces Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, donde fue alumna de Augusto Eguiluz, Gustavo Carrasco, José Balmes, Alberto Pérez y Eduardo Martínez Bonati. Exiliada tras el golpe militar, vivió en Argentina y Venezuela, regresando a Chile en 1980. "Era muy consciente del rol social que estaba cumpliendo y eso se transmitía en su producción artística: una obra que buscaba el escozor, la incomodidad, pero no necesariamente en términos epidérmicos, sino también en términos intelectuales. En ese sentido era rupturista, actitud que incluso tenía en la cotidianidad", dice Jaime León
De allí que Enrique Zamudio señale al respecto que "ella era una persona que aceptabas o rechazabas, no había términos medios, aunque yo creo que fueron más los que la aceptaron porque la gente siempre prefiere a las personas definidas, con ideas claras y sostenidas en el tiempo. Por eso es que, como amiga, fue muy aportadora a través de sus conversaciones, de su interés y también de su cariño", recuerda este académico, a lo que Jaime León añade: "Es que era una mujer que tenía una constante incomodidad, cuestión que no planteo como algo negativo porque toda su proposición y su búsqueda estaba en la satisfacción de lo que le faltaba, y no sólo como persona sino también en el entorno social en el que se movía"
Y esa búsqueda también quedó plasmada en su propuesta artística, una obra de "mucha contundencia y muy variada en términos de técnica y de medios. A mí, personalmente, me conmueve bastante su trabajo gráfico y, en términos temáticos, su búsqueda americanista porque tenía una suerte de conexión muy fuerte con la tierra, con lo propio", señala Enrique Zamudio, opinión que también comparte Jaime León, quien destaca de la obra de esta artista "su gestualidad, su gráfica y su reacción espontánea. Siempre estaba en una cosa de inmediatez, y lo gráfico tiene que ver con eso, con el gesto. Lo de ella era una cosa de sentencia, como una reacción, y eso es muy fuerte en su obra, donde lo más atractivo, creo yo, es su gestualidad".
