Estudiantes, profesores y funcionarios:

Artes Visuales presente en marchas por la educación

Artes Visuales presente en marchas por la educación

El pasado 14 de julio, un muñeco con las características físicas del Presidente Sebastián Piñera pasó frente a la Casa Central de la Universidad de Chile, edificio desde cuya fachada colgaba un lienzo de gran formato con la imagen de La Moneda y con una frase que decía La educación no cabe en tu moneda. Ambas propuestas habían surgido desde el Departamento de Artes Visuales de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, espacio en el que estudiantes, ayudantes, profesores y funcionarios aunaron esfuerzos para construir estas piezas que se hicieron públicas en el marco de las últimas dos marchas realizadas con motivo del actual movimiento por la educación, iniciativas a las que también se sumaron estudiantes de la Licenciatura en Teoría e Historia del Arte.

La educación no cabe en tu moneda

"No recuerdo qué semana después de ocurrido el paro surgió la idea de juntarnos con los estudiantes del Taller de Pintura de II año para ver de qué manera creativa podíamos dar forma a algo que potenciara un ánimo que ya no era el del principio y que permitiera, además, integrarnos como profesores", recuerda Enrique Matthey, artista visual, académico y Director del Departamento de Artes Visuales, sobre los orígenes del lienzo de 22 metros por 12 metros que instalaron el pasado 14 de julio en el frontis de la Casa Central de la Universidad de Chile. "En esa oportunidad conversamos sobre qué proyectos podíamos hacer manteniendo nuestra práctica del aprendizaje de la pintura y surgió la idea de hacer este lienzo", agrega Paula Urizar, estudiante de II año de la Licenciatura en Artes Plásticas.

Tomada ya la decisión de trabajar en este proyecto, comenzó la discusión en torno a cuál sería la imagen que pintarían, optando finalmente por la que aparecía en una fotografía que un estudiante había tomado en una marcha anterior. De la misma forma se eligió la frase que acompañaría esta imagen, La educación no cabe en tu moneda, para luego empezar con la concreción de este gran lienzo que, para su realización, fue dividido en 264 piezas de 1 m2 cada una. "Siempre estuvimos conscientes de que este proyecto se armaba entre todos, tal como se fue armando el movimiento estudiantil. Por eso es que abrimos este proyecto a toda la Escuela, profesores, funcionarios y estudiantes, incluyendo también a los del Departamento de Teoría de las Artes por si se animaban a pintar", cuenta Paula Urizar.

"Era reconfortante ir a los talleres y ver a los estudiantes trabajando, algunos preparando telas, otros pintando, pero todos con mucha energía", señala Enrique Matthey, agregando que, pese a ello, "el lienzo no se pudo concretar para el día en que estaba planificado, el 30 de junio, porque desgraciadamente no hubo una participación muy masiva como era el objetivo". Sin embargo, el trabajo continuó en miras a la marcha que había sido programada para el 14 de julio, contando con la "participación de estudiantes de distintos cursos y disciplinas, de profesores, ayudantes e incluso de funcionarios, quienes nos ayudaron en el proceso de coser", añade Paula Urizar sobre una de las últimas etapas de la construcción de este lienzo realizada en la sede Las Encinas de la Facultad de Artes.

Y es que el 14 de julio el trabajo se trasladó hasta el frontis de la Casa Central de la Universidad de Chile, lugar en el que se reunieron a las 8:00 de la mañana para comenzar con el montaje del lienzo. "Nos juntamos a rematar los últimos detalles para luego subir, prácticamente a ciegas, esta tremenda pintura", dice Enrique Matthey, quien desde la calle se comunicaba por celular con quienes estaban en el techo de este edificio trabajando en la instalación del lienzo. "Nos demorados como una hora y media en el montaje y recién, como a las 9:30 horas, tiramos las primeras cuerdas para subir el primer segmento", cuenta Paula Urizar, quien sólo supo lo que pasaba abajo cuando sintió los aplausos al subir la última parte de este lienzo y completar así la imagen de esta pintura.

"El montaje fue espectacular y potente, sobre todo por la recepción que hubo de parte del público que circulaba afuera de la Casa Central, que miraba y sacaba fotografías. Esto habla de la cohesión que existe en la lucha por la educación y creo que esa energía, que ya corresponde a un movimiento social, como se ha dicho, permitió que este lienzo se pudiera montar porque nos dio a todos una fuerza muy potente para estar allí y lograr que esto finalmente resultara. A pesar de lo poco que duró en el frontis de la Casa Central, el impacto que tuvo en ese momento fue increíble", dice Enrique Matthey sobre esta enorme pintura que próximamente será instalada en la sede Alfonso Letelier Llona de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, iniciando así tu itinerancia por distintos puntos de Santiago.

La construcción de una visualidad escultórica

"Nuestras identidades son irrelevantes para el desarrollo del movimiento estudiantil. Somos todos agentes activos e integrantes de un solo flujo social que se ha gestado más allá de nosotros. Es asumiendo eso que nuestros proyectos han sido llevados adelante, porque hemos comprendido que se trata de proyectos que no son sólo nuestros, sino que le pertenecen a una conciencia colectiva que demanda nuestras fuerzas de trabajo", señalan quienes idearon y concretaron tanto el guanaco como el carro romano que transportaba a un muñeco con las características físicas del Presidente Sebastián Piñera, piezas tridimensionales que se dieron a conocer públicamente en el marco de las marchas por la educación realizadas el 30 de junio y el 14 de julio, respectivamente.

Para ellos, ambas piezas son el "resultado de una libre asociación temporal cuyo eje fundamental es el anonimato de todos y cada uno", dicen, aclarando que "es el contexto el que nos solicita ciertas imágenes. Ninguno de nosotros posee derecho autoral sobre los objetos creados y esa premisa es el piso sobre el cual se hace posible un trabajo basado en el apoyo mutuo; es sobre aquello que se abre la posibilidad de un trabajo grupal", agregan sobre la condición que permitió la creación de estos objetos, realizados a partir de los conocimientos disciplinares de quienes les dieron forma. "Nuestras especialidades profesionales debían confluir con la política y es de esa manera que decidimos iniciar la construcción de visualidad escultórica. Movidos por esa inquietud nos preguntamos ¿a qué formas debíamos dar cuerpo?".

El guanaco

Realizado principalmente con madera y cartón, el guanaco fue pensado como una estructura liviana, moldeable y combustible que "tenía por finalidad imitar la apariencia del guanaco policial para, con ello, apoderarse de su rendimiento simbólico", dicen sus creadores, añadiendo que "las fuerzas de orden público y fuerzas militares, únicas inalienables al Estado y por lo tanto, las grandes instituciones fortalecidas por las políticas neoliberales, son las únicas que dentro de la utopía de Friedman resisten la privatización. Según la lógica del neoliberalismo, las instituciones que prestan servicios sociales deben permanecer en manos del Estado hasta que el fortalecimiento de la inversión privada haga posible la privatización de las demás instituciones. Eso es lo que sucede con la educación, y a nosotros nos choca que se intente transar la educación priorizando a las fuerzas militares".

De allí que quienes crearon este guanaco sean enfáticos en señalar que "creemos que el crecimiento de una democracia se basa en la educación de cada uno de los miembros de la sociedad; todos deben poseer el mismo acceso a una educación de calidad, donde el filtro de quienes ingresen no sea el dinero que dispongan sino sus esfuerzos personales, cuestión que bajo la lógica del mercado no es posible", agregando que "no podemos seguir en un término medio, a medias tintas. Es necesario decidir qué tipo de educación queremos. El problema es que en esa decisión se interpone un conflicto de intereses y la mayor parte de la sociedad se opone a ello y lo rechaza rotundamente sin ánimo de dar marcha atrás. Es en ese contexto y bajo esa crisis social que emerge la imagen de un 'guanaco de cartón'".

Ese guanaco, que midió 6 metros de largo por 2 metros de ancho y 3 en su máxima altura, fue presentado públicamente en el marco de la marcha del 30 junio, siendo finalmente incendiado frente a La Moneda. Y es que, como explican sus creadores, "el incendio del carro alegórico remeció su asimilación primaria, como objeto de carnaval, para situarlo dentro del plano del conflicto al cual su imagen hacía referencia. La improbable posibilidad de incendiar un objeto con tantas horas de trabajo invertidas, con la calidad de factura que poseía, en el seno de una sociedad altamente individualista y mercantil, causó que su ejecución generara un shock. Incomprensión nacida de una violencia que ahora nosotros ejercíamos, pero no mediante el orden material sino a través del plano de los símbolos".

El carro alegórico

Esas mismas convicciones y certezas fueron las que los impulsaron a elaborar, en dos semanas, una nueva intervención escultórica, la que sería presentada en una nueva marcha programada para el 14 de julio. Como ellos explican, "el carro romano consistía en reconstruir una escena de sometimiento en el cual un grupo de estudiantes maltrechos se encontraba empujando un carro estilo romano sobre el cual un muñeco de Piñera se encontraba parado. El muñeco poseía como estructura interna un cuerpo humano, el de un compañero de la Facultad, cuyas medidas calzaban con la idea: dos metros. A él le colocamos un casco con la forma de la cabeza de Piñera realizada en resina y fibra de vidrio de aproximadamente ochenta centímetros, y un traje en proporción a la cabeza le recubría el torso".

Este carro romano fue realizado en base a un carrete de cables de aproximadamente un metro y veinte centímetros que, dividido por la mitad, sirvió para asentar las ruedas a las cuales un eje de fierro las unía. Sobre aquello, un chasis de fierro sostenía el resto de la estructura que finalmente fue pintada y decorada para dar la impresión de verosimilitud. "Al carro le amarramos unas cuerdas y unos maderos con la finalidad de incrementar la imagen de sometimiento", señalan quienes idearon este objeto, agregando que gran parte de lo que los motiva a seguir construyendo objetos y participando activamente a favor de las demandas por la educación tiene que ver con radicalizar el movimiento ciudadano a través un "trabajo colectivo, libre, basado en el apoyo mutuo y sin personalismos, lo que es in-concordante con la lógica de dominación".

Y es que, para ellos, "se trata de poner bajo la lupa de la soberanía ciudadana el conflicto de la segregación social en Chile, poniendo énfasis en presentar los símbolos del poder económico que han generado su consecución. El movimiento ciudadano en contra de la educación de mercado no se manifiesta solamente como expresión del descontento que generan las políticas hasta ahora imperantes en Chile, ni tampoco reclama para exigir otros representantes políticos alternativos a los que ya se encuentran consagrados en la escena pública. Lo que es imperativamente reclamado es la soberanía política que le es substancial a la sociedad, buscando generar nuevas formas de organización que recojan en su seno las voces que hasta hoy habían sido excluidas de la plataforma política chilena, reivindicando su soberanía. Las decisiones políticas que una sociedad construye en conjunto, en vistas del bienestar de las próximas generaciones son el resultado de una histórica disputa por el poder soberano".

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