Una colección de más de 6 mil piezas de arte popular, algunas inéditas en Latinoamérica, componen el patrimonio del Museo de Arte Popular Americano (MAPA), que desde el 15 de marzo y por los próximos tres años, expone muestras temporales en el Centro Cultural Gabriela Mistral, una plataforma que le dará a la valiosa colección "una visibilidad incomparable", aseguró su directora, Nury González.
Poseedor de la colección tradicional más rica de Latinoamérica, el MAPA, dependiente de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile fue creado en 1944 y se convirtió en el primero del continente en reunir piezas del arte popular latinoamericano.
En total, posee 6.254 piezas de arte popular, valuadas en más de 12,5 millones de dólares.
"Es una colección latinoamericana que data de los años 40. Tenemos piezas que en muchos otros países no están y se han ido completando con los años. Nos hemos dado cuenta de que las piezas tienen un valor bastante impresionante", aseguró González.
Destacó el valor de la colección de platería mapuche "corroborado con directores de otros museos y especialistas en el tema", y las piezas de Quinchamalí, "que las mismas artesanas de hoy se sorprenden porque ya no se hacen".
Añadió que la particularidad del arte popular es que resguarda objetos que abordan lo cotidiano y que si no son rescatados, tienden a desaparecer.
"Estos objetos tienen un valor en sí mismos", aseveró.
Pese a lo valioso de su patrimonio, la exposición estuvo por años relegada a una sala a la que anualmente accedían unas 500 personas. A modo de ejemplo, sólo en 2010 fue exhibido 0,5 por ciento de su colección.
El Museo original sufrió daños graves por el terremoto del 27 de febrero de 2010 y hoy está transformado en depósito de obras, laboratorio de restauración, biblioteca y refugio de investigadores.
Desde el 15 de marzo y por tres años, el Museo posee un espacio en el Centro Cultural Gabriela Mistral, un lugar de encuentro entre audiencias y cultura, que se estima convocará a más de 4 mil personas al mes.
"En el primer día 170 personas visitaron la exposición y el MAPA tenía un promedio de 500 personas al año. Hay una cuestión de visibilidad incomparable y eso hace que sea una salida al mundo de un patrimonio que estaba enclaustrado", afirmó González, quien subrayó que el Museo asumió una postura de "ágil, dinámica y cambiante".
La artista y académica de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, junto a su equipo de trabajo, ya tiene preparadas nueve exposiciones que serán presentadas hasta 2013.
El sistema contempla tres por año, cada una con una duración aproximada de 3 meses y medio.
La primera de ellas consta de 123 piezas de cerámica policromada de zonas rurales de la región Metropolitana chilena que representan escenas de la vida de campo y pueblo.
La muestra es obra de mujeres herederas de una tradición popular que hoy sigue viva gracias a artesanas que continúan con el oficio.
"Son piezas desde el año 1930 al 2011, reflejo de una memoria de oficios perdidos, de recambio en los quehaceres, en las cotidianeidades. Nos parece interesante cómo a través de estas piezas podemos dar cuenta de un desarrollo de los oficios que ya no están presentes, como el 'aguatero' y el 'pollero'. La tecnología y la globalización van haciendo que estos oficios no existan y que estén perdidos", explicó la experta.
"Nos parece que la colección representa muy bien el desarrollo de una técnica y eso se ve muy claramente en cada uno de los objetos", completó.
La exposición continuará con muestras temáticas de alcancías y textiles de América, que forman parte de una selección de las mejores 200 piezas de toda la colección del Museo.
La segunda muestra incluirá "los tesoros del MAPA, las mejores piezas que tiene. Tenemos piezas de Perú, Bolivia, México, Brasil, Paraguay, Argentina, Colombia, Panamá, Ecuador y Venezuela", precisó.
La sala de exposición también cuenta con "puertos digitales" a través de los que el espectador puede acceder a mil imágenes de la colección del Museo, que están catalogadas por alfarería, cestería y religiosidad popular, entre otras.
"Son nueve categorías y el espectador puede entrar por esa ventana digital para encontrar nuestra colección. Lo mismo está replicado en nuestro sitio en internet para investigadores o estudiantes", agregó.
Pero aún con esta nueva plataforma, en la que el Museo obtuvo una visibilidad cuantiosa, los problemas financieros persisten, más aún si se toma en consideración que su origen es la Universidad de Chile, que debe generar el 90% de su presupuesto.
"Vamos a ir trabajando la colección, ya sea cruzada por Latinoamérica, específica de una localidad, y este va a ser nuestro punto de visibilidad por el momento, porque no tenemos recursos ni monetarios ni humanos para tener otro espacio en este minuto.
Estamos concentrando todas nuestras energías en este lugar", afirmó.
Hasta ahora, el financiamiento provino del Fondart Bicentenario, pero en el futuro "tenemos un camino largo y oscuro porque necesitamos recursos".
Más allá de la satisfacción de lograr este espacio de visibilidad y haber ordenado la colección del MAPA profesionalmente, Nury González tiene ahora nuevos desafíos.
"Lo que espero ahora es instalar el museo en espacio propio, donde exista una muestra permanente, donde esté la colección a buen resguardo y existan buenos espacios para los restauradores. Espero dejar las grandes estructuras para que el MAPA siga adelante. Es complicado cuando trabajas con cero recursos, pero yo espero al menos, dejar las bases sólidas para que el Museo siga adelante, independiente de que yo no esté", reveló.
En esa línea, su aspiración también se centra en establecer un equipo de profesionales que no dependa "del ánimo o desánimo" del director a cargo.
"Aspiro a que el MAPA tenga un staff asegurado y es absolutamente difícil porque este es un museo público, dependiente de una universidad pública que debe generar el 90% de su presupuesto, entonces ¿cómo puedo yo exigir el apoyo absoluto?. Pero esa es mi fantasía, armar un equipo profesional no para mí, sino para el MAPA, la universidad y el país", concluyó.
