Todo oscuro. Salvo por tres músicos vestidos de negro, hincados, uno al lado del otro, casi al borde del escenario; sus manos descansan sobre sendas tablas, amplificadas electrónicamente. Silencio. Con gesto teatral y sincronizado, abren sus partituras. Comienza el del medio: frota las uñas contra la madera, con pasadas cortas o arrastradas; sus compañeros se van uniendo: uno tamborilea con las yemas de sus dedos o usa los índices como baquetas, otro da golpes secos de puño, con los nudillos, con el canto, la palma, el dorso de la mano. Hay pasajes de unísonos de dos o tres ejecutantes que producen una precisa y preciosa coreografía. Hay aplausos, chasquidos, brazos que se cruzan como en una complicada pieza pianística. Hay motivos rítmicos y tímbricos que se varían, se recuperan con insistencia o apenas asoman de nuevo; hay un fugato, incluso. Se trata de Musique de tables (1987), un hit del compositor y cineasta belga Thierry De Mey (1956), con la que el ensamble francés Próxima Centauri cerró el XI Festival Internacional de Música Contemporánea de la Universidad de Chile, en la Sala Isidora Zegers, el jueves pasado.
El excelente conjunto tocó también, entre otras, la muy atractivaTransfiguración (2009), del chileno Claudio Jara, para flautas (Sylvain Millepied), saxos (Marie-Bernardette Charrier), piano (Hilomi Sacaguchi) y una nutrida percusión (Clèment Fauconnet). Se trata de una obra vigorosa, diáfana en sus ideas, original en sus registros, sólida e inteligente en su construcción. Los franceses hicieron una entrega virtuosa y comprometida de esta pieza que rebosa música, y que entusiasmó genuinamente al público.
En los cuatro días del Festival hubo decenas de estrenos nacionales e internacionales y, en esta última jornada, otras dos obras chilenas, a cargo del cuarteto Viktoria Berlin: Secuencia «Momentos» (1969), de Cirilo Vila (1937), formador de varias generaciones de compositores, y él mismo un dotadísimo creador cuyas obras no suelen tocarse, como debería; Secuencia se compone de piezas breves, duras, o quietas, en un idioma unitario que tiene ecos de Gustavo Becerra, a quien está dedicada. Y la primera parte de Alcrígada (2011), de Pablo Aranda (1960), de ideas concisas y gestos personales en cada solista; de hecho, su título se compone de las primeras sílabas de los nombres de los integrantes del cuarteto: Álvaro Parra (violín), Christopher Jepson (chelo), Gabriel Adorján (violín) y Daniel Röhn (viola). Queda por escuchar la obra en su versión completa.
XI Festival Internacional de Música Contemporánea de la Universidad de Chile | Ensemble Próxima Centauri | Cuarteto Viktoria Berlin | Sala Isidora Zegers | jueves 16 de enero.