Estudiante del Depto. de Teoría de las Artes:

Gonzalo Maire: "La pasantía es una experiencia que enriquece los contenidos teóricos obtenidos en un aula"

G. Maire: "La pasantía enriquece los contenidos obtenidos en un aula"

Gonzalo Maire, estudiante del Departamento de Teoría de las Artes,  llegó a la Fundación Pablo Neruda a realizar una pasantía que duraría un par de meses. En el lugar pudo empaparse del conocimiento y la experiencia practica que le signifcaron una invitación a participar del proyecto de registro y documentación de las colecciones que posee la institución. En esta tarea se encuentra desde el mes de julio y está simplemente fascinado con la experiencia, que significa retribuciones personales, laborales y monetarias.

En esta entrevista nos cuenta cómo fue el proceso y qué lecciones ha sacado de él.

Entiendo que llegaste a la Fundación Neruda a realizar una pasantía. ¿Por qué decidiste realizarla ahí?

Yo llegué a la Fundación Pablo Neruda, específicamente a la Casa-museo La Chascona, para efectuar una pasantía durante el primer semestre de este año 2010.  Ahora bien, la decisión que yo asumí con la institución se debió a los contactos profesionales que establecí con anterioridad a esta actividad y que viabilizaron mi arribo, a la vez que abrieron la ocasión de obtener un trabajo remunerado en la mentada fundación.

Durante el verano de 2009 cuando realicé mi primera pasantía en el Museo La Merced  conocí a Rolando Báez, curador del museo, quien me instruyó en actividades relacionadas con el campo museográfico, así también en prestaciones de servicios como guía museal. Asimismo, Rolando ha sido con quien he trabajado desde aquel momento, para luego efectuar pasantías en diferentes instituciones durante los últimos dos años académicos bajo su tutoría. En efecto, fue la relación profesional que logré consolidar en todo este tiempo lo que me ha permitido tener experiencias laborales en otros circuitos, ya sea, por ejemplo, cuando realicé una pasantía en la sección fotográfica perteneciente al Archivo Andrés Bello de nuestra universidad, o en el traslado y montaje de obras en múltiples exposiciones, tal como en la exposición "Chile Mestizo" acaecida en el año 2009, entre otras.

Finalmente concurrí a La Chascona en el momento que Rolando Báez me comenta la necesidad de alguien que colabore en algunas actividades relacionadas con el manejo de colecciones. Por supuesto, cuando me lo comentó yo estaba al tanto de lo que involucra ser un pasante y la experiencia laboral, así como beneficios curriculares que trae consigo. Esto, sin nombrar las ventajas en nuestra formación académica. Beneficios que se mezclan también con una respuesta a la confianza que se deposita en uno cuando tu trabajo es valorado como estudiante y futuro profesional.

¿Cuáles fueron las labores que se te encomendaron durante la pasantía en el museo La Chascona?

Las labores que efectué como pasante en La Chascona fueron bastante variadas y llevadas a cabo con un equipo de trabajo encabezado por Rolando Báez y tres compañeros, también pasantes: Emilio Vargas y Cristóbal Nery de nuestra licenciatura, Historia y Teoría del Arte, y Pablo Soto de la licenciatura en Artes Visuales. Ahora bien, en un primer momento asistí a esta institución con el fin de realizar un inventario de cada objeto respecto a los datos que se tenían por serie o conjunto de obras en toda la colección. Es decir, se trataba de un registro individualizado de todos los objetos que posee la casa-museo identificando su ubicación física, su número de registro y corroborando si la aludida identificación estaba efectivamente impresa en el objeto. Sin embargo, en paralelo a la creación de este inventario, también realicé con mis otros compañeros marcaje de obras cuando el número de identificación se encontraba difuso, impreciso o simplemente no aparecía en el objeto por diversos motivos.

Por otra parte, yo comencé a trabajar con el programa SUR, un software creado por el Centro de Documentación de Bienes Patrimoniales de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM). La función de este programa es el registro y documentación de las colecciones patrimoniales que albergan los museos estatales de Chile. Allí, pues, confirmaba toda la información que recolectábamos con mis compañeros. Además, el programa cuenta con registros visuales de toda la colección, por lo que era una fuente primordial para el reconocimiento de objetos en nuestro trabajo de inventario y marcaje.

¿Con qué sensación quedaste tras realizar la pasantía? ¿Sentiste que fue beneficioso para tu formación?

Formalmente una pasantía puede presentarse como un curso a seguir en la medida que tiene una planilla de evaluación y, en consecuencia, tu trabajo es sometido a examinación por un tutor en la institución a la que prestas servicios. Además esa misma calificación obtenida puede ser homologada por un curso Monográfico o CFG. Pero es solamente un aspecto de la cuestión. La sensación que deja cualquier pasantía es que fue la ocasión de, por una parte, exponer los conocimientos obtenidos a lo largo de mis años en la universidad, ya sea en el terreno de la investigación como en el campo museográfico, pero por otra parte -y mucho más transcendental todavía- es la sensación que una pasantía es la oportunidad de recibir nuevos saberes que no necesariamente se imparten en la universidad, pues únicamente en el campo laboral pueden ser objeto de lección por parte de nosotros como estudiantes. Estos aprendizajes van desde nociones tan inadvertidas para muchos como aprender a colgar un cuadro en una exposición, a dividir una muralla para agrupar las piezas en un trabajo curatorial, o bien - expresado en un enunciado general- aprender a trabajar y desenvolverse en el ámbito de la gestión, investigación, registro y administración de colecciones en museos, galerías y centros culturales. Por lo tanto, yo testifico que una pasantía es una experiencia sumamente beneficiosa para la formación integral de un estudiante de historia y teoría del arte, pues enriquece los contenidos teóricos obtenidos en un aula a través de la adquisición de nuevos conocimientos en una actividad práctica.

Finalmente, y no menos significativo, es que una pasantía es una circunstancia privilegiada de promover relaciones e intercambio de conocimiento con profesionales venidos de nuestro campo disciplinar, como de otras áreas que coinciden en el espacio museal o de una institución análoga. Así, por ejemplo, mi formación se ha beneficiado de sobremanera al conocer, compartir y aprender de historiadores, antropólogos, curadores, investigadores variados de las ramas de las ciencias sociales y de aquellos que trabajan en el ámbito de la conservación y la restauración.

¿Cómo y cuándo surge la posibilidad de que trabajes en proyecto de catalogación de parte de la colección de la fundación?

Yo llevaba un semestre trabajando en La Chascona y estaba realizando varias tareas. Mis compañeros y yo habíamos terminado el inventario así como la pasantía por ese semestre. Fue allí cuando Rolando Báez, quien es el encargado de la colección de La Chascona, me expone la pretensión de subir al programa SUR las colecciones de las casas-museos de Isla Negra y La Sebastiana. Por aquel entonces existía un proceso iniciado, así que me ofrece proseguir con esa labor, ya no como pasante, sino con una remuneración fija. Acepté con gusto porque consideré atrayente proseguir mi estadía allí y tener la ocasión de conocer las colecciones de las otras casas de Neruda, así como participar en la Fundación que lleva su nombre. Sin embargo, esto expresaba también el hecho que mi desempeño laboral -profesional- fue reconocido y valorado. Esto es importante, puesto que yo todavía soy un estudiante, así que tal circunstancia significaba que la constancia y el rendimiento en todas las pasantías que he realizado han consolidado hasta cierto punto una imagen positiva de mi trabajo y mis capacidades para desenvolverme en el medio laboral.

¿Cuánto tiempo llevas trabajando en ese proyecto? 

Me encuentro trabajando en este proyecto de incorporación de colecciones al programa SUR desde principios de julio y no hay un plazo de término definido. Sin embargo, puedo asegurar que estará concluida una parte de este proyecto cuando se logre subir, por lo pronto, toda la información de la colección perteneciente a La Sebastiana al programa de registro.

¿En qué consiste específicamente el trabajo de registro y documentación?

Tanto el registro como la documentación son procesos metodológicos fundamentales en el ámbito de la museografía. Consisten, expresados de una manera muy sintética, en el ordenamiento, la recopilación sistemática y la progresiva optimización de toda información referente a los objetos culturales y patrimoniales que pertenecen a una colección determinada. Finalmente, estos procesos se desarrollan con el fin de responder interrogantes como ¿qué objetos tenemos?, ¿dónde se encuentran?, ¿qué se sabe acerca de ellos?, ¿cuál es su condición actual dentro de la colección?, etc. De allí que siempre se hace urgente una sistematización de la multiplicidad de objetos culturales en un vocabulario normalizado que permita de manera eficiente y eficaz su administración e investigación dentro de un espacio museal.

¿Cómo ha sido la experiencia?

Ha sido una experiencia gratificante el estar en proximidad con las colecciones de la Fundación Neruda, no sólo por ser la institución importante, sino por el hecho de tener una cercanía diaria con los objetos que alguna vez pertenecieron al poeta en su diario vivir. En ese sentido es, de alguna manera, trabajar con los espacios de intimidad de Neruda. Es ocupar provisoriamente su realidad cotidiana. Y esa realidad es imposible de percibir en un aula de clases, bajo el amparo del marco teórico, que en el sitio mismo de la cuestión en un contexto práctico.

¿A qué material has tenido acceso?

Por ejemplo, he tenido la oportunidad de registrar los tipos de vasos, copas y botellas que él poseía, sus pinturas y grabados con las respectivas dedicatorias, los sillones y sillas donde alguna vez compartió con sus amigos, etc. Espacios tan íntimos como su comedor o escritorio. Por otra parte, también he tenido la ocasión de embalar objetos de su propia casa que no están a la vista del visitante, por ejemplo su mesa de desayuno: objetos tan particulares, simbólicos y paralelamente tan resignificados por el contexto que impone el objeto de museo. Es una sensación extraña trabajar allí, pero en el mejor de los sentidos. Uno siempre aprende y experimenta cosas nuevas desde muchos enfoques; ya sea desde la perspectiva de Neruda, acerca de su propia vida, sus colecciones repartidas por las tres casas, como también de las herramientas que nosotros disponemos para administrarlas de una manera eficiente en registros museográficos. Sin embargo, es muy cierto que nada de esto pudo ser dado si no fuese gracias a la pasantía que realicé en su momento en La Chascona. Por ello, la pasantía la considero en mi experiencia como un comienzo que me ha brindado las herramientas teóricas para afrontar este nuevo escenario laboral.

Respecto a lo mismo, las pasantías no son obligatorias dentro de la formación, sin embargo en tu caso fue lo que permitió que te sumases a este proyecto de la Fundación Neruda, ¿Cómo evalúas ahora en perspectiva, el hacer pasantías? ¿Lo recomiendas?

En efecto las pasantías no son obligatorias dentro del programa de nuestra licenciatura, pero entiendo que se están produciendo todas las gestiones necesarias para que éstas sean normalizadas o, por lo menos, con el fin que se masifique su ejercicio entre los estudiantes. En este mismo sentido creo que actualmente es una herramienta muy infravalorada -casi ignorada y mal concebida- entre el universo estudiantil.

¿A qué crees que obedece eso?

La razón fundamental es a mi parecer que desconocen las posibilidades y los rendimientos que una pasantía puede otorgan al estudiante para su formación e inscripción en el campo laboral. Un campo laboral que se encuentra ligado a los museos, galerías de arte y centros culturales. Porque es allí, en efecto, donde la mayor cantidad de nuestros egresados y licenciados se desenvuelven en el futuro. Y es de esperar, por lo tanto, que esa actitud un tanto desinteresada de realizar pasantías se modifique en el corto tiempo en la medida que comprendan y concienticen los beneficios que trae consigo su ejercicio. No solamente por el hecho de crear un currículum personal, sino que también incrementan los saberes y experiencias que favorecerán el patrimonio cultural propio del estudiante. Además, una pasantía es la ocasión idónea para que el estudiante ponga a prueba competencias específicas de acuerdo a los instrumentales teóricos y prácticos con los que cuenta dependiendo del año de carrera que curse, a la vez que se presenta en un espacio de interrelación con otras disciplinas vinculadas al campo museográfico y de la conservación.

Las pasantías son, por así decirlo, una vitrina que muestra todas mis competencias al resto. Esto traerá en el futuro una legitimación profesional otorgada por un medio fértil donde, en este caso mi nombre, puede transitar con cierta consideración y validación entre redes profesionales. Es una trayectoria que se inicia como pasante pero, sin embargo, logra inscribirte en el medio donde se están gestando múltiples saberes y espacios laborales.

Entonces lo recomendarias al resto de los estudiantes....

Sí. Finalmente quiero dejar la invitación a todos los estudiantes de mi licenciatura a realizar toda clase pasantías en centros culturales o museos. Deben considerar que una pasantía es un momento importante en la formación del estudiante que los acerca a ser examinados por competencias específicas que deberán obtener en su estadía como pasantes. Además, si ustedes así lo estiman conveniente, los conocimientos obtenidos en una pasantía pueden ser transferidos al ámbito académico con la convalidación de ramos. Por lo tanto, la pasantía es una ocasión ideal de utilizar y absorber saberes en un contexto que se presenta al estudiante como un plano intermedio entre la universidad y la vida laboral.

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