Director de "Yo, Paisaje":

Matías Carvajal: "La obra se estructura en base a la búsqueda y la espera del amor"

M. Carvajal: "La obra se estructura en base a la búsqueda del amor"

"El amor siempre se concibe ligado a un espacio más femenino que masculino, más dionisíaco que racional. Eso es lo que tratamos de poner en juego y no con un afán de dar respuestas sino de instalar la reflexión", señala Matías Carvajal, director y dramaturgo de "Yo, Paisaje", montaje que por estos días está en cartelera en la Sala Sergio Aguirre.

Sirviéndose de una combinación de lenguajes escénicos que da espacio tanto al teatro como a la danza, la pieza debut de la compañía emergente Bailandoconlafea traslada el cotidiano al espacio teatral poniendo en escena a seres que intentan desesperadamente encontrar en un otro sus propias carencias. En "Yo, Paisaje", la complejidad de los afectos y de las relaciones humanas así como también las ideas hegemónicas que imperan en el ideario amoroso son abordadas y problematizadas bajo un discurso fragmentado que tiene por finalidad invitar al espectador a reflexionar en torno al amor.

Con las actuaciones de Matilde Amigo, Daniela Benítez, Bernardita García Huidobro, Jorge Carreño, Ricardo Montt, Camila Rojas y Nicole Sazo, "Yo, Paisaje" se estará presentando de jueves a sábado a las 20.30 horas en la Sala Sergio Aguirre hasta el día sábado 17 de abril. El valor de las entradas es de $3000 general y $2000 estudiantes y tercera edad. Para reservas, llamar a los teléfonos 9771787 o 9771790.

En esta entrevista que responden a dúo Matías Carvajal y Camila Rojas, se abordan las principales motivaciones de esta obra, sus expectativas como compañía y una visión crítica y justificada respecto a los convencionalismos imperantes en torno al amor.

Este es su primer montaje como compañía, ¿por qué les interesó abordar el tema del amor?

Matías: Todo nació desde el texto. Yo empecé a escribirlo en base a una idea muy personal del amor, y cuando el texto ya estaba escrito surgió la idea de montarlo y complejizarlo. En ese proceso de creación se armó la compañía, y se pusieron en juego otros textos que vinieron a cuestionar el primero. Por otro lado, más allá de lo filosófico, el amor es un tema transversal a todos y desde ahí surgió la idea.

¿Como una forma de establecer una relación mucho más directa con el público al tocar un tema que concierne a todos?

Matías: Claro, pero también estaba la intención de trabajar con la idea hegemónica del amor que existe en la sociedad, sus referentes ligados a lo femenino, problematizar todo ese ideario amoroso.

¿Cuál es su visión de lo hegemónico respecto al amor?

Matías: Ya desde el mito griego se instaura la idea de la media naranja, de un ser carente y otro que lo completa.

Camila: Es la idea de que no estamos completos sin otro, de que te validas como persona cuando estás con otro. Ese problema es el que se complejiza durante la obra, porque hay un personaje que está solo y está todo el tiempo buscando a ese otro, también hay personajes que están pareja y ese es precisamente su problema, hay otro personaje que tiene a alguien y otro al que le falta, entonces siempre es en relación a ese otro que yo me valido como persona.

Matías: En el fondo lo que nosotros queremos plantear es que el amor es una construcción: en otras sociedades y culturas el amor no se vive como lo vivimos nosotros los occidentales. En nuestra sociedad, la gente no concibe que el amor no pueda suceder en su vida, cuando en realidad es una construcción. Uno construye una relación con alguien, no es algo dado, sino un trabajo permanente. En la obra nosotros ponemos en juego eso, contraponiéndolo a la visión donde la mujer tiene un lugar y el hombre otro, donde están muy definidos los roles. Si bien paulatinamente esos roles han ido cambiando, aún persiste una resistencia, y por ejemplo en las imágenes del día de San Valentín se puede percibir todo un ideario muy ligado a lo femenino: las flores, los ositos, los chocolates. Esa es una visión  hegemónica.

Camila: Una visión que pretende instalar que el amor es así: tierno y dulce. No hay otra forma de ver el amor, y eso es lo que se cuestiona en la obra.

Ustedes dicen estar a la búsqueda de un lenguaje autoral, multifacético, ¿cómo se ve reflejado eso en el montaje?

Camila: Para nosotros los actores, ha implicado no encarnar un personaje sino que un problema, y en ese sentido ha sido súper difícil y trabajoso porque implica despegarse de todo lo que uno está acostumbrado a hacer en teatro, y decir no, yo no me voy a identificar con este personaje sino que voy a encarnar un problema para hacerte pensar a ti como espectador sobre esto que estamos cuestionando.

Matías: Yo creo que la fuente es el concepto de la performatividad, y al entender que todo es una construcción, uno busca otras formas no para representar la escena sino el problema. La dificultad consistía en cómo construir esta ficción sin representarla, cómo instalar el problema en concreto sin caer en la identificación.

Camila: Por otro lado, el texto habla por sí solo, entonces yo como actriz no puedo hacer lo mismo que está haciendo el texto. A partir de mi imagen y de lo que está ocurriendo en la escena, ese texto toma otro valor, otro significado.

Matías: En "Yo, Paisaje", el texto no es lo que estructura la obra sino que es una materialidad más junto a la danza, las imágenes o las acciones que se realizan. La obra es una composición con muchas materialidades, en donde la danza aparece como un punto fuerte porque pone al cuerpo como eje.

¿Por qué decidieron incluir a una bailarina en la obra?

Matías: A nivel de los lenguajes escénicos, me parecía interesante esta especie de coqueteo entre el teatro y la danza, porque el problema del amor se traslada entonces a los lenguajes, con una bailarina defendiendo su espacio en relación a actores que tienen otra forma de construir escénicamente. A nivel de la ficción, le otorgamos el rol del guardia a ella para que hiciera desde su lenguaje la construcción espacial y escénica del metro, y es que la intención no era representarlo sino extraer las bases de su espacio para construirlo desde otro lugar.

Camila: en ese sentido ella fue un tremendo aporte porque nosotros, como actores, nos plantamos más desde la identificación, en cambio ella no, ella es mucho más concreta porque es más cuerpo y todo lo expresa desde ahí. Su inclusión fue un gran aporte para la compañía, porque solo al hacer un gesto corporal ya viene a complejizar cada una de las escenas.

La opción por una puesta en escena minimalista ¿tiene algo que ver con resaltar ya sea el trabajo corporal o textual?

Matías: Tiene que ver con resaltar el acontecimiento mismo de lo escénico. Cada uno de los elementos de esta obra, incluida la escenografía, son parte de la acción dramática y no sólo sirven para construir el espacio.

Camila: Desde un inicio trabajamos mucho con las imágenes y nos dimos cuenta que cada cosa narraba mucho, entonces teníamos que tener mucho cuidado con cada uno de los elementos que escogíamos poner en escena.

Matías: Para nosotros la complejidad de la obra reside en que está compuesta por múltiples fragmentos que funcionan en sí mismos, y en ese sentido el espacio minimalista nos sirve para construir distintos ambientes, distintos lugares de acción.

¿Qué esperan de la reacción del público? Porque al fin y al cabo nadie está ajeno a la temática que ustedes abordan.

Matías: Creo que si la obra intenta cuestionar el problema del amor, lo que más esperamos es que el problema se traspase al público: que se cuestionen y nos cuestionen también a nosotros. Más que el resultado creativo en sí mismo, nos interesa el feedback que pueda existir, el hecho de instalar el problema para que se genere esa comunicación. Por otro lado, la performatividad permite que la construcción de la obra no resida solo en quien ejecuta las acciones sino también en el público.

El título evoca muchas cosas ¿por qué lo elegiste?

Matías: la obra termina con ese texto que pertenece al personaje central. Durante todo el montaje, ella está buscando a alguien, está intentando afirmarse en alguien, pero después de esa coma, que es como el espacio de la obra, ella finalmente concluye que es un paisaje, un accesorio. La obra se estructura en base a la búsqueda y la espera del amor, idea que se ve encarnada en ese rol. El resto de los personajes viene a complejizar ese estado de espera.

Camila: Es como una forma de decir "esta persona es parte del paisaje, simplemente no se ve".

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