Director del Departamento de Teatro:

José Pineda: "Aún me siento capaz de seguir aportando en la Universidad"

José Pineda: Aún me siento capaz de seguir aportando en la Universidad

Hace un par de días atrás, José Pineda Devia, Director del Departamento de Teatro de la Facultad de Artes, recibió de manos del Rector de la Universidad de Chile la medalla de Distinción por años de servicio, que se entrega a todos los académicos y funcionarios que cumplen 40 años de servicio ininterrumpido al interior de esta casa de estudios. Ese fue el último de los reconocimientos entregados a este actor, dramaturgo y académico que ha contribuido a la formación de generaciones de actores y que ha inscrito su nombre en la dramaturgia nacional.

Humilde e incrédulo, días antes de que se llevara a cabo la ceremonia de Distinción por años de servicio en el Salón de Honor de Casa Central, José Pineda se negaba a aceptar que él fuera uno de los homenajeados, pues tal como comenta "yo no me acordaba que hacía tantos años que estaba en la Universidad de Chile" y agrega haciendo gala de su buen humor que "no me daba por aludido porque además es un premio de gerontología".

Fue en 1969 cuando José Pineda ingresa como actor a la compañía de teatro de la Universidad de Chile, por esos años heredera del mítico Teatro Experimental. "En ese momento era el teatro más importante de Chile, y yo tuve la fortuna de poder formar parte de su compañía. En esa época se integraron también Fernando González, Sergio Aguirre y otras personas más", recuerda.

De esos primeros años, el reconocido dramaturgo guarda de un modo especial en su memoria el que quizás fue el primer hito de su carrera: hacer una adaptación teatral de la novela "Coronación" de José Donoso. "Cuando tenía 28 o 30 años, en el teatro de la Universidad me entregaron una obra que era emblemática en esa época. Imagínate que el teatro más importante del país te da la responsabilidad de hacer una adaptación teatral de una gran obra literaria, que sería dirigida por Eugenio Guzmán, protagonizada por Bélgica Castro y puesta en escena por un equipo humano enorme. Para un muchacho de 28 años, eso era un altísimo honor. Ese es un lindo recuerdo que tengo, pero más que nada, tengo que destacar los compañeros que tuve: Fernando González y Sergio Aguirre, que fueron muy importantes no solo como colegas sino que también como amigos".

40 años después, Pineda no duda en calificar a la Casa de Bello como su alma mater, y señala categórico al respecto: "Yo soy formado en la Universidad de Chile, por lo tanto todos mis maestros y profesores fueron de esta universidad. Los actores que admiré en demasía eran de la Universidad de Chile y mi único interés era pertenecer a ella en el ámbito teatral porque en ese momento consideraba que era lo mejor: por los maestros que teníamos, por el conjunto que había en el teatro de la universidad y por la formación que tuve, obtenida de grandes profesores, muchos de ellos fundadores de este teatro y sin duda poseedores del espíritu de la Universidad".

Consultado sobre su larga permanencia al interior de esta casa de estudios, el director del Departamento de Teatro afirma: "No fue una opción, sino que es algo que parece inscrito en los huesos. Hasta en los peores momentos uno tiene puesta la camiseta de la Universidad de Chile: puede estar desteñida, rota o llena de hoyos, pero aún se mantiene la camiseta puesta. Ahora no se estila tanto tener camiseta, porque el medio es mucho más amplio y la gente busca otras opciones, pero antiguamente las personas que ingresaban a la Universidad de Chile se mantenían en ella y no porque no había otra posibilidad, sino porque se sentían parte de ella".

El valor del espíritu de la Universidad

De su larga trayectoria al interior de la Universidad de Chile, José Pineda señala que ha sido, por opción, "más académica que artística", a pesar de que "al principio quería ser famoso e importante como actor, aunque uno en esa época no era ni famoso ni importante porque no existía la televisión. Los actores eran solamente actores de teatro, eran reconocidos en ese ámbito y tenían un aura muy especial. Ahora eso no pasa: los actores son admirados por la fama que tienen, no por su calidad".

Formador de generaciones de actores, cientos de estudiantes han pasado por sus cátedras de Historia del teatro chileno, Historia del teatro universal, Análisis dramático y Dramaturgia, y según él mismo señala, con el paso de los años "cada vez puedo entregarles más capacidades a los alumnos simplemente porque sé más, y es que en el caso de los ramos teóricos, al implicar análisis y reflexiones, con el tiempo uno va profundizando en sus conocimientos".

Poniendo énfasis en la importancia de la teoría dentro de una formación artística integral, para este actor y dramaturgo "los ramos teóricos son muy importantes dentro de la formación de un actor y un diseñador porque esta no es una academia sino una escuela universitaria, y por lo tanto el artista también debe reflexionar, debe contar con otros elementos, y no conformarse solamente con ser un talentoso gran actor, sino que también debe ser un buen teórico. Es por eso que de aquí han salido muchos actores que después se han dedicado a la dirección, como Manuela Infante, el mismo Andrés Pérez, Willy Semler o Alfredo Castro. Para dedicarse a la dirección no solamente se necesita tener un talento natural como actor sino que también tener otras condiciones".

Además de esta búsqueda consciente de una formación integral, el actual director del Departamento de Teatro señala sobre la unidad académica que dirige: "Creo que esta es una de las principales universidades del país y por tanto esta es también una de las principales unidades de actuación teatral. En este momento hay muchas y muy buenas, y la Católica siempre se tiene que poner al lado nuestro porque ha sido muy interesante a través de los años, al contrario de las universidades que tienen carreras artísticas efímeras y de las cuales muchas ya se han cerrado. Esta escuela de teatro ya tiene casi 60 años de existencia, y una de sus características es que intentamos formar a las distintas generaciones no solamente en el quehacer práctico, lo que implica darles la disciplina, las destrezas y habilidades propias de la carrera, sino que también inculcarles un espíritu, el espíritu de la Universidad de Chile: que es laica, abierta a todas las propuestas y favorecedora de las iniciativas de los alumnos y eso es muy importante".

Pineda agrega: "Creo que ese es el mayor aporte que se le ha dado a las generaciones a través de tantos, tantos años: validar la técnica pero también el espíritu que hay dentro de esta escuela. Y es cierto que la vanidad también existe y es natural en el actor porque él vive del aplauso, de la vitrina y del lucimiento, pero se trata también de que no se produzca esa vanidad excesiva que muchas veces es muy peligrosa. Creo que es esa combinatoria de elementos la que ha posibilitado que grandes personalidades del teatro chileno hayan salido de esta escuela, como es el caso del mismo Andrés Pérez, y tantos otros directores, actores y también diseñadores importantes, porque desde que se inició esta escuela hace 60 años, siempre ha tenido diseño teatral".

Una vida dedicada al teatro

"Yo no soy muy prolífico", afirma José Pineda, pero a pesar de ello, agrega orgulloso: "Eso sí, en la década del 80 hice una adaptación de una obra argentina que fue muy exitosa. Se llamaba 'Cabaret Bijoux', y fue un gran, gran éxito: asistieron 5 mil personas en tres temporadas en el Teatro Caupolicán".

Autor de doce piezas teatrales, José Pineda ha recibido reconocimientos ligados tanto al mundo de la dramaturgia como de la docencia y la dirección. Ha recibido dos veces el Premio de la Crítica -en 1968 por el montaje "Peligro a 58 metros" y en 1988 como Director del Teatro Nacional Chileno, cargo que ocupó entre 1987 y 1988-, posteriormente fue premiado en la Secretaría General de Gobierno por la obra "El boquete" dirigida por Abel Carrizo; en 1992 fue galardonado en la Universidad Católica por "Cierra esa boca Conchita", sainete que en esa oportunidad fue dirigido por Willy Semler. En el ámbito universitario ha sido galardonado como Mejor docente, y es el director del Departamento de Teatro que ha permanecido más años en ese cargo, siendo en ambas oportunidades elegido por sus pares.

Repasando sus 40 años de trayectoria al interior de la Universidad de Chile, el académico, director  y dramaturgo dice sentirse satisfecho y muy contento, y adelantándose a cualquier atisbo de despedida, señala con humor: "No pienso irme. Yo no me voy a retirar, porque aún me siento capaz de seguir aportando a los estudiantes y a la universidad".

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