"Las pinturas de Carlos Gómez son juegos caleidoscópicos en los que reflejos y repeticiones se multiplican en todas direcciones. Desde y hacia el centro de estas imágenes, escenas apacibles y burguesas, en las que niños y animales tienen un lugar destacado, se convierten en cuadros enigmáticos en los que toda historia, toda acción, queda suspendida irremediablemente. Como aquellas antiguas atracciones de circos y de ferias de diversiones, 'Tales of Suspense' es un acto ilusionista, una sala de espejos que contiene reflejos alterados, deformados, imposibles", escribió Josefina de la Maza sobre las pinturas que Carlos Gómez exhibe actualmente en Sala Cero.
Y es que este grabador y Licenciado en Artes Plásticas de la Universidad de Chile se vio en la necesidad de incursionar en el color para lograr un efecto óptico más potente en las obras que venía realizando. En el año 2007 había obtenido un Fondart para producir "Le Panorama", una serie de xilografías en las que trabajó a partir del reflejo de las imágenes, una inquietud que provenía de su relación con el grabado. "Cuando uno despliega el papel de la matriz se produce ese efecto de espejo. Eso tiene que ver directamente con la matriz, con el negativo y el positivo que resultan del grabado", dice este joven artista, que además es ayudante del Taller de Grabado de los académicos Eduardo Garreaud y Nelson Plaza.
Esa serie de xilografías se transformaron en el antecedente de "Tales of Suspensus", muestra que exhibe, hasta el próximo 5 de diciembre, en Sala Cero. Para dar forma a esas obras, nuevamente trabajó desde el reflejo, desde la recomposición simétrica de las imágenes pero utilizando el color. "Tenía la necesidad de crear una imagen mucho más efectiva, y entré al color por su impacto ilusionista. Además, encontraba que era interesante trabajar a partir de la copia de la copia, es decir, de una serie de elementos para producir una imagen completa. Es que en ese proceso de asimetría, de recorrido, finalmente se perdía el referente, y me parecía original abordar la imagen de esa forma", dice el artista.
La época victoriana, las películas de Miyazaki, pinturas decorativas del siglo XIX, entre otros, se transformaron en los referentes que Carlos Gómez utilizó para crear las escenas que se pueden ver en la exposición "Tales of Suspensus", "armando estos collages que integro a otro tipo de situaciones", explica el artista. Y agrega al respecto: "La manualidad tiene que ser efectiva para lograr que cada segmento de la obra sea el reflejo del otro -ahí está lo ilusionista-, pero como es un proceso manual, siempre hay desfases. Me gusta, incluso, que se genere eso, que la gente vea una obra y que, a primera vista, la vea como un todo para que luego se encuentre con que el pincel falló en algunos lugares".
"La insistencia del reflejo" fue la primera pintura de esta serie, y la que sirvió a Carlos Gómez para afinar ciertos detalles e imprecisiones conceptuales detectadas en ésta. Como él cuenta, "la distorsión y la simetría dejaban en evidencia, en esa pintura, ciertas situaciones perversas dadas por figuras medio delirantes, y lo que yo quería era que eso se diera en una segunda mirada. Entonces, la segunda obra se llamó 'La Insistencia del reflejo 2', una pintura en la que el concepto estaba mucho más claro. En ésta había luminosidad y cordialidad, y la distorsión, dada por la simetría, equilibraba mucho más lo oculto, lo evidente, y permitía buscar la trampa después, en una segunda mirada".
Al crear estas obras, ¿piensas en la totalidad o en la parte?
Las posibles combinaciones de imágenes son muchas, entonces, uno empieza a componer de manera global, pensando en cómo funcionarían estas composiciones. Eso es muy interesante porque al entrar en la piel de este tipo de proyectos, todo lo empiezas a ver de esa forma. Al elaborar las pinturas, uno olvida que son cuatro imágenes integradas en una sola, porque ves el total. En la inauguración, por ejemplo, muy pocas personas se iban a los extremos, porque se relacionaban con las pinturas y con el desafío espacial que producen estas obras. Como son de tamaños grandes se produce una relación uno a uno, es decir, a escala. Y el espectador ve estas figuras, donde hay una especie de figuración y tratamiento de la imagen que produce este artilugio. Muchos me comentaban que el espacio interior de la obra intervenía al espectador y al exterior, produciendo una sensación de leve vértigo. Esa sensación es la que bloquea ir a ver los extremos. Creo que sólo después de ver varias veces la pintura, uno puede comenzar a ver qué es lo que está sucediendo en cada extremo.
¿Éste es tu primer proyecto pictórico?
Había hecho otros proyectos en los cuales me relacionaba con la pintura, pero siempre de manera instrumental, no como una necesidad, sino por complementar ciertas cosas. En este caso investigué qué tipo de estética pictórica y qué tipo de herramientas pictóricas me servían para traducir estas imágenes que vienen del grabado y llevarlas a este tipo de obras. Me gusta mucho lo que tiene que ver con ilustraciones antiguas, los fondos de las películas de Miyazaki, que son súper atractivos y que no están integrados aún en el arte contemporáneo. Eso fue lo que empecé a buscar y estas pinturas están diseñadas en ese sentido, muy comprometidas con lo que es ese material.
¿Esta serie continúa?
A partir de lo que ha pasado, siento que da para más. No sé muy bien qué vendrá después de esto, pero siento que presenta una extensión para seguir investigando. Lo que pasa es que siempre hay una constante búsqueda. Siento que proyectos como los libros de artista, los murales o el mismo grabado, van conduciendo el trabajo hacia nuevas direcciones y, en ese sentido, encontré algo para seguir conectando a otras partes.
"Tales of Suspensus" se podrá visitar hasta el próximo 5 de diciembre, de lunes a viernes, de 9:30 a 20:00 hrs., y los días sábado, de 10:30 a 14:00 hrs., en Sala Cero (Av. Alonso Córdova 3105, Vitacura)
