La Orquesta Sinfónica y el Coro de la USACH junto al Coro de la Facultad de Artes se unieron bajo la batuta del maestro David del Pino Klinge para presentar, el pasado martes 28 de julio, en el escenario de la Sala Isidora Zegers una obra fundamental en la historia de la música: el Réquiem de Mozart. La expectativa del público ante este evento fue mayúscula, al punto de que desde muy temprano la gente comenzó a llegar hasta la Facultad de Artes de la Universidad de Chile para reservar sus puestos y no perderse este encuentro con la música. Instrumentistas de viento, cuerdas y percusión respaldados por un gran contingente de coristas -que incluyó voces solistas para soprano, contralto, tenor y bajo-, formaron un conjunto de cerca de 110 músicos que a cada instante seguían con precisión las indicaciones del maestro del Pino. El público, que había llenado por completo la capacidad de la Sala Isidora Zegers -incluso fue necesario instalar amplificación y una pantalla gigante en el hall de la Sala para que las cerca de 30 personas que no alcanzaron a entrar siguieran el concierto-, mantuvo un silencio absoluto durante toda la presentación. Al final estallaron los aplausos y de pié los asistentes saludaron al maestro y sus músicos. Tres días antes del concierto, en su sección de panoramas culturales el diario El Mercurio lo anunciaba como uno de los grades eventos de la semana. "Sonido apoteósico. Monumental es el próximo programa de la Orquesta Usach. David del Pino dirigirá a 110 músicos que, junto a los coros Facultad de Artes U. de Chile y Usach, más voces solistas, se lucirán en el Réquiem de Mozart", decía la nota publicada por la periodista Romina de la Sotta. Réquiem por encargo, señal del destino para Mozart La temprana muerte de Wolfang Amadeus Mozart, a los 35 años de edad el 5 de diciembre de 1971, le impidió al gran compositor terminar uno de sus más ambiciosos proyectos. Iniciada en junio del mismo año de su fallecimiento y luego del encargo hecho por un misterioso y desconocido personaje, afectado por la muerte de su padre Mozart se obsesionó con la idea de que todo era una señal del destino y que el réquiem solicitado sería para su propio funeral. Tiempo después se sabría que el misterioso desconocido no era un mensajero del destino, sino que un sirviente del conde Franz von Walsegg, el cual buscaba un réquiem para su fallecida esposa. Además el viudo deseaba apropiarse de la creación de Mozart y por ello se mantenía en el anonimato. Sin embargo el compositor austriaco no estaba tan errado en sus suposiciones y el destino quiso que esta obra (basada en textos latinos para las defunciones católicas y que debió finalizar su discípulo Franz Xaver Süssmayr) marcara sus últimos días. Para una misa celebrada en memoria de Mozart cinco días después de su muerte se presentaron algunos extractos de la obra, y el estreno completo de su afamado Réquiem llegó el 2 de enero de 1973, para un concierto en beneficio de su viuda (Constanze Weber) realizado en Viena.

Su estreno será el 15 de mayo: