"El título refleja de alguna manera la obra, porque es una simbiosis de muchos elementos que yo vengo trabajando en la composición. Por lo mismo decidí escribirla en lenguaje chat, que sintetiza las palabras", dice Eduardo Cáceres acerca de "...dl crro Concpción, yo me pac alAlegre...kiñe-epu-Kvla...los gehen", obra para flauta piccolo, flauta soprano en Do, clarinete, percusión, piano, voz soprano, violín, violoncello y contrabajo, compuesta para el Programa de Obras por Encargo de la SCD, que a comienzos de año le adjudicó por primera vez esa tarea (ver nota relacionada).
La pieza, que ya está terminada, se estrena el próximo 10 de noviembre en el salón Fresno del Centro de Extensión de la PUC, interpretada por el Taller Música Contemporánea UC, que dirige Pablo Aranda, en el marco del Festival de Música Contemporánea Chilena que organiza dicho plantel.
"El ensamble con el que yo trabajé estaba dado de antes (por las bases del Programa de Obras por Encargo de la SCD), así que me tuve que acomodar a esos instrumentos", explica el compositor, quien funde en esta obra al pueblo mapuche ("kiñe-epu-Kvla" es "un, dos, tres" en mapudungún), con los cerros de Valparaíso y con Alemania, país donde vivió y estudió: "Las últimas dos palabras en alemán, 'los gehen', significan 'listo ya', por tanto en el título dice 'un, dos tres... listo ya', y se fue la obra".
En términos musicales, Eduardo Cáceres cuenta que además de las simbiosis estilísticas, en esta obra la percusión es fundamental. "Ahí tenemos a Gerardo Salazar, el primer timbalista de la Orquesta Sinfónica, que es lo suficientemente versátil como para poder tocar esta obra que es complicadísima en su parte de percusión... Hay algunas danzas entre medio, pero muy sincréticas y muy sintéticas, una especie de abstracción. Yo diría que esta es una de las obras más abstractas que tengo, sino la más, respecto de la conjunción de elementos".
Así, el compositor confiesa que la obra tiene "hartas acrobacias" que exigirán al máximo a los intérpretes, y aclara que la voz no tiene texto ni protagonismo especial, sino que es un instrumento más. "No quiero que se piense que es una obra para cantante y conjunto, porque la voz aparece después de la mitad. Dura 10 minutos y la cantante aparece recién en el minuto 7 u 8, y lo que dice tampoco es ningún texto poético, como lo he hecho en otras oportunidades, sino más bien sonidos, sin un significado especial", cuenta.
Sobre la conjunción de aspectos vitales de su biografía que involucra la obra -su trabajo académico en los cerros de Valparaíso, su relación de larga data con el pueblo mapuche (que ha redundado en varias obras suyas con textos poéticos en mapundungún, entre ellas el premio Altazor 2005, "Cantos ceremoniales para aprendiz de Machi") y su cercanía con Alemania, Eduardo Cáceres dice: "Son tres vivencias importantes que se relacionan conmigo y que también se reflejan como elementos de simbiosis en la obra a través de ritmos y de ciertos giros melódicos que no son tan evidentes".
"Me atraen las propuestas que incorporan elementos de la tradición de Latinoamérica"
Simbiosis, síntesis: palabras claves para un compositor que se declara siempre abierto a escuchar y conjugar diversos tipos de música en su vida y su creación. "Por lo mismo, estoy convencidísimo que la música contemporánea que yo hago y la que escucho no es una sola, que uno no puede hablar de 'la' música contemporánea, sino que de 'las' músicas contemporáneas. Son muchas, de diferentes orígenes, manufacturas, y que están conformadas por distintos elementos. Creo que en Latinoamérica se da más ese fenómeno, porque Europa tiene una línea mucho más unilateral, en general ellos siguen más una sola tradición. En Latinoamérica uno no puede hacerse el leso, por muy vanguardista que sea, muy contemporáneo que uno sea, con toda la música que existe a este lado del mundo", afirma.
¿Con cuál de esas músicas contemporáneas usted se siente más cercano, cuáles le interesan más?
A mí me atraen básicamente las propuestas que incorporan elementos de la tradición de Latinoamérica. Hay una música contemporánea que yo encuentro que no pertenece a nuestro momento ni a nuestra historia y que es la música contemporánea que nació en la llamada época de Darmstadt, en Alemania, donde hubo todo un movimiento en los años 60 que fue muy conocido y que dejó mucha tradición, pero en Europa... Todavía hay algunos compositores y alumnos de composición que siguen pensando que esa es la música que hay que hacer, o lo más parecido posible a eso, sin tener un asidero cultural o social de ningún tipo, porque todo lo que pasó ahí, toda la música que se hizo en ese momento, en ese lugar, pertenece a un momento de la historia sociopolítica que no tiene nada que ver con nosotros. Por lo tanto prefiero las propuestas que incorporan el hoy en la música.
¿Cómo vivió el proceso de composición de esta obra respecto de la experiencia que ha tenido al componer sus piezas anteriores?
Me demore más, porque las otras en general me salen muy rápido. Esta la fui armando de a pedazos, como una especie de rompecabezas, entre los cuales iba encontrando los puntos de unión que juntaran estas partes. Pero en general el proceso que yo tengo es ir armando la obra en mi cabeza, en mi memoria, y no me siento a escribirla hasta que la tengo prácticamente hecha. Y ahí paso horas y horas componiendo hasta que la saco, por eso me demoro poco en componer, o más bien en escribir. Pero hay gente que trabaja con formulas precisas y especificas y las aplican siempre. En el caso mío creo que cada obra es una situación distinta.
Finalmente, ¿quienes cree usted que podrían conectarse más con esta pieza? ¿A qué público le gustaría llegar?
Yo quisiera que le gustara a todo el mundo, a todos los que la escuchen. Porque obviamente siempre trato de establecer una conexión con el público, ese es uno de mis objetivos cuando compongo. O sea, esta obra es abstracta, pero aquí no hay nada muy misterioso, que esté restringido a cierto tipo de público, eso no va mucho conmigo. Mi caso es querer llegar a mucho público y de hecho creo que lo he conseguido, porque mis obras se tocan en muchos países... En general la música suena y eso, si le gusta al publico, perfecto. Creo que uno de mis objetivos esta cumplido.