"Simulacro" se articula de un modo fragmentario. En cada uno de sus relatos constitutivos, esta obra va entregando retazos de lo que podemos definir como Chile, siempre con una mirada crítica y certera. Si bien el humor y la ironía recorren todo el montaje, no hay nada de gracioso en aquello a lo que están apuntando, y es que "Simulacro" pone de manifiesto un Chile desigual, burdo, a veces patético y grotesco. Desde ese punto de vista, ciertamente ante el Bicentenario no hay mucho que celebrar.
Esta obra, ganadora del Festival 8 para Directores Teatrales por la mejor dirección y también galardonada con un reconocimiento a la mejor interpretación masculina, estará en cartelera hasta el 11 de octubre en la sala Agustín Siré.
Simulacro es una obra que dice reaccionar ante la proximidad del Bicentenario ¿que importancia le das tu a esto?
Frente al bicentenario tengo una mirada bastante crítica, creo que no hay nada que celebrar, en lo sustancial Chile no ha cambiado mucho, estamos lejos de ser ese país justo, progresista y democrático que algunas voces oficiales pregonan y quieren celebrar. Por el contrario, nos hemos convertido en un cónclave bananero atravesado por una desigualdad grosera. Con "Simulacro" queremos dar nuestra visión sobre estos 200 años de un país que nos duele y nos asusta, tratamos de profundizar en nuestra sombra, en aquello que no queremos reconocer, desde esta perspectiva lo importante es que se vayan generando diversas opiniones y miradas frente a este "cumpleaños".
Simulacro habla de Chile "como el lugar de unos pocos", ¿bajo qué percepción se ha llegado a concluir eso?, ¿tiene que ver con parámetros del éxito, de la riqueza, de la raza u otros factores que hacen considerar que Chile le pertenece a unos pocos?
A veces pienso en Chile como una gran puesta en escena en donde sólo algunos personajes tienen cabida, este país está hecho sólo para que algunos lo disfruten, eso esta claro!, esto ya no escandaliza a nadie, nos acostumbramos. Es cuestión de ver quienes componen y usufructúan nuestro mundo político, económico, intelectual y cultural. ¿Quiénes son?, ¡los mismos de siempre! y que muy coincidentemente pertenecen a los sectores más privilegiados de nuestra sociedad, entonces cuando hablan de "un país pleno y justamente desarrollado e integrado en nuestra diversidad", no sé de que país están hablando. Claro que hay excepciones y ojalá cada día mas, Andrés Pérez es un ejemplo, de Tocopilla y de origen humilde llegó a ser una autoridad en la disciplina teatral, pero cuando quiso dirigir un centro cultural con cierta autonomía, le cerraron todas las puertas. ¿Por qué? ¿porque era de origen humilde?, ¿porque era homosexual?, ¿porque no fue compañero de colegio del Ministro?, porque no militaba en el partido?, ¿porque era de los Pérez del norte? ¡Talento tenía y de sobra!, entonces lo único que me cabe es pensar que en este país el que piensa distinto y el que no comulga con los discursos homogeneizantes, es visto como un elemento desestabilizador y peligroso.
¿Cómo fue el proceso creativo?
El soporte dramático de "Simulacro" es el resultado de una investigación que la compañía viene realizando desde hace un año, centrándonos en la recopilación de todo material que nos diera testimonio "de un país que no queremos reconocer". En su mayoría nos interesaron materiales que no estaban descritos específicamente para ser empleados en escena, y a partir de éstos iniciamos un proceso basado en la improvisación que culminó con su cruce y reelaboración. Para no caer en la obviedad, ni habitar los lugares comunes que a primera lectura evocaban, creamos situaciones dramáticas, que por su sola naturaleza (absurdas, cotidianas, delirantes etcétera) atentaban y subvertían el texto que contenían, convirtiendo lo vulgar en peligroso, lo bello en patético, o lo cotidiano en cruel.
¿Cómo percibes tú el tema de la diversidad y la identidad en el Bicentenario?
Somos un país diverso pero esa diversidad no está presente en ninguna parte. Dos ejemplos: "La situación de los Mapuches", no sé cual será la solución a este conflicto, pero valdría la pena discutirla abiertamente, un debate serio de país, pero nos hacemos los sordos y preferimos esconder o satanizar el problema; "El desastre de Antuco", para mí la gravedad de esta tragedia no radica en la severidad de la instrucción militar o en la tozudez de un coronel, sino en que esos 45 adolescentes que fallecieron pertenecían a los sectores más pobres y desprotegidos de la octava región, cuando se supone que el servicio militar es obligatorio y que todos los sectores de la sociedad deberían estar representados en esas muertes.
¿Por qué es el arte, a través de sus múltiples representaciones, el que está llevando a cabo esta reflexión?
Creo que no es privativo del arte hacer esta reflexión, no es necesario ser artista para tener opinión frente al bicentenario, antes que nada somos sujetos políticos y esta discusión debería darse en la calle más que en los teatros o en las galerías. Tampoco veo nuevas generaciones de artistas centrados en esta reflexión, a la mayoría le interesan otros temas y está bien. Eso se debe creo yo, a que hoy en día "el enemigo" por así decirlo es más difuso, antes lo personificaba este padre monstruoso llamado Pinochet, pero ahora el enemigo es invisible, nada nos oprime tanto, en lo sustancial nuestros derechos se ven aparentemente salvaguardados, tenemos tecnología, Internet, TV cable y la democratización droga, existe una especie de "fascismo del ocio" que nos aletarga, somos una especie de víctimas gozosas y complacientes del sistema, no tenemos mucho por qué luchar. Y qué decir de las generaciones que alguna vez fueron nuestros referentes artísticos, hoy en día todos se oficializaron, abandonaron ese rico espacio de crítica que detentaban, claro estrenan obras con tintes políticos y de autores bastante subversivos, pero la entrada vale seis mil, siete mil pesos y los intérpretes son los mismos actores que aparecen en TV, promocionando tarjetas de créditos o "semanas de la belleza", entonces uno se confunde o tiene derecho a confundirse y exigir un poco de coherencia en los discursos, un poco de coherencia entre "Vida y Obra".
