Un espectáculo sin escenografía es difícil de concebir. Sin embargo, pocos reconocen que también hay arte en ese marco que ambienta, potencia y enriquece los sentidos de una ópera, un show de Madonna o un montaje teatral. Es una obra de arte dentro de otra, que suele pasar al olvido cuando el espectáculo termina.
Pero en el mundo se han ido creando instancias de fomento y conservación para este tipo de trabajos. Una de ellas es Espaço Cenográfico, que se define como "un laboratorio permanente de investigación y de experimentación en las áreas de la escenografía, arquitectura teatral y otros lenguajes afines".
Fundado por el destacado escenógrafo, arquitecto y artista visual brasileño José Carlos Serroni, este centro celebró a comienzos de junio en Sao Paulo sus diez años de vida con un Foro Internacional de Escenografía, Iluminación y Arquitectura Teatral, al que fue invitada una chilena: la académica del Departamento de Danza de la Facultad de Artes, Edith del Campo.
"José Serroni es no sólo un arquitecto, escenográfo e investigador, sino que ha sido el único escenográfo latinoamericano ganador de medallas de reconocimiento internacionales. Él gano la Triga de Oro de la Cuadrienal de Praga en 1995, o sea es toda una autoridad", sostiene la académica.
Edith Del Campo trabajó en el área de Diseño Teatral del Departamento de Teatro de la Facultad por 20 años y actualmente desarrolla labores de investigación en el Departamento de Danza. Ha participado en numerosos montajes escénicos, pero desde hace mucho se ha dedicado principalmente a posicionar la escenografía chilena a nivel internacional, llevando desde 1995 distintos trabajos y ponencias a la mencionada Cuadrienal de Praga, el certamen internacional de escenografía más importante del mundo.
Incluso, el 2007 logró que la participación de Chile en dicho evento no dependiera de esfuerzos aislados de los escenógrafos, sino que fuera instituido un llamado a concurso (ver nota relacionada).
De esta forma y en reconocimiento a su trayectoria, fue invitada a que compartiera algo de su experiencia al sexto Foro Internacional organizado por Espacio Escenográfico, que este año tuvo como tema central "No existe arte sin tecnología".
"El tema era hablar sobre la tecnología para la escenografía, un tema muy apasionante. Me fascina todo esto de las proyecciones, las diapositivas, el data show. Hoy por hoy las escenografías que se hacían antes, que se pintaban y se construían, prácticamente desaparecieron, ahora es puro data show... Lo importante es que el escenográfo elija bien las imágenes que quiere utilizar para determinadas obras, ahí esta la magia y la sabiduría", dice Edith del Campo.
La académica confiesa que no alcanzó a usar el data show, pero que lo prefiguró a través de diapositivas proyectadas y ampliadas para distintos montajes. En el Foro Internacional de Sao Paulo habló de uno de sus trabajos preferidos: la escenografía que realizó para la ópera Carmen en 1993 en el Teatro Municipal.
"Primero hablé sobre las dificultades que tuve para realizar mi imaginario, todas las cosas que tenia en la cabeza que quería proyectar. Ahora con el data show es más fácil, yo tuve que partir a tomar fotografías de toros del escultor Sergio Castillo para poder ilustrar el ballet Carmen, que termina con una corrida de toros. Para no tener un toro hecho en volumen como escenografía, utilicé fotos para luego darles movimiento, como en el cine", cuenta.
Así, llevó una grabación del montaje que traspasó de VHS a DVD, que es parte del archivo que ha ido acumulando. "Como es tan efímera la escenografía, tú la haces, se da la obra y después se fue no más. ¿Cómo conservas tú eso? Si no te graban no queda registro", explica.
Esa es una de sus principales aspiraciones: que exista en Chile un resguardo patrimonial del trabajo escenográfico. "No hay mayor interés, la gente no sabe que la escenografía es un arte visual. ¿Quién sabe de la Cuadrienal de Praga? Si no saben no van a tener la curiosidad de buscar libros y material, y esa es mi pelea ahora. La escenografía es una especialidad artística efímera, que si el público no la ve en una representación, no la ve nunca más. Por eso estoy juntando todo lo que pueda".
¿Le gustaría volver a montar una escenografía?
Sí, pero tengo la vista muy cansada, me da un poco de temor el tener que recargarme de trabajo, porque casi todas las cosas que hago -exposiciones, escenografías- te aseguro que hay por lo menos un 50% de eso que está hecho por mis manos. Yo no soy de estar en un escritorio en que hago las cosas y las mando para que los talleres lo desarrollen, estoy permanentemente ahí, subiéndome a la escalera, pintando telones, lo que sea, porque cuando yo aprendí esta profesión la aprendí en forma muy completa. Teníamos talleres de carpintería, aprendí a aserruchar madera, hacer marcos, bastidores, forrarlos, pintarlos, ampliar fotos...
¿Prefiere los montajes en vivo o los grabados?
A mí los espectáculos envasados no me interesan, porque puedes hacer montones de correcciones. Yo trabajé mucho en televisión y si algo salía mal se paraba la grabación, se arreglaba el desperfecto y se continuaba grabando y después salía maravilloso en la pantalla. En cambio en el escenario si es que algo salió malo, salió malo no más. Si a un cantante se le olvidó la estrofa que estaba cantando, echó a perder la ópera, porque ya se le pasó la música de la parte que tenia que cantar. Me gusta el riesgo, es muy distinto el espectáculo en vivo que el espectáculo envasado. Hay una gran diferencia y la gente joven está tendiendo hoy día a la cosa envasada, hay muchos jóvenes bastante talentosos que han optado por el cine, pero no para diseñar, sino para hacer dirección de arte.
¿En qué tipo de montaje cree ud. que se aprecia mejor el trabajo de los escenógrafos?
Creo que donde más se aprecia un diseño es en la ópera, es el espectáculo más completo que tú te puedes imaginar, y es enorme. Hacer diseño para la ópera implica que te tienes que preparar a hacer 6 ó 7 escenarios distintos, porque las óperas son larguísimas y cambian de lugares de guerras a interiores del conde no sé cuánto, y después te vas al dormitorio de no sé quien y después vuelves a la campiña, y para todos tienes que ver la manera de cómo lo solucionas visualmente.
¿Qué es lo que más destacaría de su experiencia en Espaço Cenográfico?
La iniciativa de Serroni de crear un espacio independiente de las universidades, de todas las cosas estatales. Es un espacio escenográfico particular que da la oportunidad a cualquier persona que quiera llegar y acercarse a la escenografía. Tiene talleres semestrales para 15 alumnos, una exposición permanente de sus trabajos y de los trabajos de sus alumnos, exposiciones de los trabajos arquitectónicos que él tiene, biblioteca... Entonces eso me estimuló mucho porque es una de las cosas que yo he querido hacer acá en Chile, hacer un centro. Y por eso tengo este espacio, mi taller, chiquitito, pero aquí estoy juntando todo: 40 años de teatro acumulando cosas para algún día poder entregárselo a alguna institución y que sirva de base para hacer también eso, rescatar todo lo que es la escenografía chilena.
