En una actividad organizada por el Departamento de Música de la Facultad de Artes en conjunto con el Centro Cultural de España y la Agencia Española de Cooperación y Desarrollo AECID, el académico español Joaquín Romá dictó a un grupo de artistas y personas de la universidad ligadas al ámbito cultural un curso de Gestión de las Artes Escénicas y la Música. La visita de Romá a Chile se inscribe en el marco de un programa de dinamización cultural en Iberoamérica, impulsado por la Agencia Española de Cooperación y Desarrollo. En esta entrevista, Romá clarifica el rol específico que cumple el gestor cultural en la difusión de las obras, cómo su aparición ha operado un cambio en la antigua relación entre artista y público y cuáles son las nuevas estrategias comunicativas que deben ponerse en acto en esta época para realizar una gestión que sea efectiva.
En primer lugar y antes que nada, ¿cuál es la importancia de hacer una buena gestión cultural?
La profesionalización de la gestión cultural es algo bien reciente, pero es de todos conocido que es muy importante una buena gestión cultural porque es la mejor manera de hacer llegar al público los trabajos de los artistas. Tradicionalmente, el artista ha sido el creador y gestor de su obra, y aunque en parte esto siga siendo así, la figura del gestor cultural allana mucho este camino. Este se sitúa entre el artista y el público, y su trabajo es crear puntos de interés común y puntos de comunicación efectiva entre el artista y su público objetivo.
"Todos debemos estar muy agradecidos de los artistas por lo que hacen por nosotros, por toda la sociedad, pero además de esa aportación social y cultural que hacen continuamente, les exigimos, yo creo injustamente, que nos presenten sus obras, nos encariñen con sus obras y nos muestren sus virtudes. En ese sentido creo que en la sociedad en general somos un poquito cómodos, y si no nos lo dan todo bien hecho, bien triturado y bien presentado, nos cuesta acercarnos al hecho cultural, que es el que realmente nos aporta mucho a nuestra propia reflexión porque siempre se basa en la reflexión anterior del artista."
Muchas veces la gestión cultural es entendida como hacer cálculos monetarios, pero más allá de eso, ¿cuál es la función del gestor cultural?
"Me parece muy importante que haya alguien que haga números en el mundo de la cultura, porque también es cierto que existe un concepto demasiado generalizado de que el artista es un loco con los números!", comenta riendo. "Si en el trabajo de un gestor es importante acercar el público al trabajo de un artista, también es muy importante que se gestione bien el dinero tanto si es público como si es privado. Una de las misiones del gestor es puramente económica, con una filosofía que dicta 'con el menor dinero hacer el máximo posible', porque los presupuestos que se manejan en cultura son bastante menores."
¿Qué se requería en Chile para una dinamización cultural?
Mi visión de la gestión cultural en Chile es mucho más positiva de lo que se tiene en general, porque veo que hay indicios de profesionalización muy altos y que además hay mucha voluntad, mucho interés. Creo que es inminente que en Chile se consolide la gestión cultural como profesión y que además cuente con buenos profesionales.
"La percepción que tengo de las personas con las que estoy tratando en Chile es alta porque veo que hay auténtica voluntad de que todo el capital cultural y creativo que se maneja en este país necesita de cauces para poder desarrollarse. En este aspecto, la figura del gestor cultural es imprescindible, pues es un eslabón importante en la cadena entre el artista y su obra, y la llegada de esa obra al público."
El curso impartido por Joaquín Roma no solo abogó por una profesionalización de la gestión cultural en Chile, sino que considerando la realidad nacional, también entregó las herramientas básicas para facilitar la autogestión. Para Romá, "un artista sabe muy bien que quien mejor conoce su obra, quien mejor la va a defender y quien mejor la va a presentar es él mismo. Una vez que ya tiene producción artística, es importante que el artista se pueda ubicar como empresa o micro empresa para gestionar sus propios intereses y no siempre depender de terceras personas."
Si bien el rol del gestor está vinculado a espacios culturales, la vida del artista y su producción en obra trasciende fácilmente esos ámbitos. Según el académico, "la obra del artista no tiene fronteras. Y el artista debe ponerse al lado de los gestores en determinados ámbitos, pero eso no le condiciona para poder lanzar en cualquier momento su obra más allá de cualquier frontera."
¿Qué rol cumple la empresa privada y la prensa en relación a la gestión cultural?
Yo creo que en términos de importancia, primero está la prensa y después la empresa, porque la empresa se va a decidir por un artista o un proyecto según la difusión previa que haya hecho la prensa.
Pero a veces es difícil lograr el apoyo de la prensa porque ésta también es parte de una empresa periodística
Lo comprendo totalmente, y por eso en estos talleres les insisto a los artistas en que no pueden dejar la difusión de su obra al azar. Así como un artista cuando crea su obra tiene una previsión de gastos para su elaboración, siempre debe haber un presupuesto no menor para la comunicación de ese producto. Esa va a ser la primera vinculación del mundo creativo entendido como empresa o microempresa, con los canales de difusión. Si el artista consigue medios, por ejemplo, para su escenografía, vestuario o para el diseño de luces, debe comprender que una de las prioridades para su obra es también la difusión.
¿Hay formas distintas de gestión cultural según la disciplina que se esté gestionando?
Cada producto cultural tiene una gestión diferente. La música requiere de unos soportes técnicos claramente diferentes de los que necesita el teatro, la danza o una exposición de obra plástica. La faceta del gestor cultural es poder conocer todos estos ámbitos de gestión, y gestionar cada actividad dentro de los parámetros que la propia actividad necesita.
"Una de las obligaciones de un gestor cultural es que la difusión de la obra del artista que él esté manejando ha de ser la mejor posible. Debe velar porque la obra siempre vaya destinada a su público objetivo, y ha de ser de común acuerdo entre el gestor y el artista la definición de quien es su público objetivo. De todas formas, no es viable que un gestor cultural gestione de todo y para todos, ni que un artista cree para todos los públicos. Aunque tengamos una visión de que el artista crea para la universalidad, la práctica nos demuestra que no es así. El estilo, la obra, la personalidad de un artista se dirige a un determinado segmento de público, por lo que puede decirse que cada artista tiene un público objetivo".
"Por otra parte, la gestión cultural nunca puede ser igual en una ciudad y otra porque las realidades son diferentes, los hábitos del público son diferentes y la producción de un artista también es diferente. El ámbito sociocultural es lo primero que debe comprender el gestor cultural para ajustarse a esa sociedad y a los deseos, anhelos e intereses de la sociedad en la que vive".
¿En Santiago suceden muchas cosas a nivel cultural pero muchas veces la gente no se entera. ¿Es ese un problema de gestión cultural, de falta de recursos o del público?
Nunca jamás el público tiene la culpa de nada, y más en este momento en que la sociedad está cargada de impactos visuales y sonoros. La gestión cultural está comprendiendo que su lenguaje comunicativo debe cambiar. Durante décadas hemos comunicado una obra de teatro por afiches cargados de textos, y es muy difícil que un ciudadano en el año 2008 se pare a leerlo detenidamente. Durante décadas la imagen para comunicar un concierto siempre es la misma o muy similar, y sin embargo, la sociedad actual y sobre todo las nuevas generaciones tienen una percepción de la imagen y una lectura por impactos visuales que es mucho más sencilla, de poco texto y de una imagen clarificadora. Cuando artistas y gestores culturales pongamos en práctica esa nueva forma de comunicar, llegaremos sin duda a un público que en este momento no estamos llegando.
"En estos talleres se está enfatizando que el artista, a la hora de presentar su obra, tenga la voluntad de desafiarse a sí mismo con nuevos cánones de comunicación, y que el gestor también tenga la voluntad de arriesgarse hacia nuevas formas de comunicación".
Desde tu mirada como gestor cultural, ¿crees en el arte por el arte o en el arte con una función social?
Creo que existe el arte por el arte, pero que difícilmente llega al público. Si el artista no ha definido claramente el perfil de sus intereses y del público al que va destinada la obra, ésta tiene una vida bastante errante, mientras que el arte como una función social, debe ser un gran objetivo. El arte forma parte de la esencia de un pueblo, de una cultura, de una sociedad, entonces el arte desde una función social tiene grandes ventajas: potencia la creación del artista y también aumenta el número de ciudadanos que perciben emociones en esa obra que el artista ha creado. El hombre siempre ha estado al lado de manifestaciones artísticas; han desaparecido culturas, pero su obra artística ha pervivido porque ha habido un instinto de conservación de eso que es la obra de la cultura. Si como gestores conseguimos que parte de la cultura que en este momento estamos gestionando trascienda, será fantástico, pero para trascender, primero ha de llegar al alma de las personas.
