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"Philotas" vuelve a las tablas en el marco del Festival Santiago a Mil

"Philotas" vuelve a las tablas en el marco del Festival Santiago a Mil

Fue en 1758 cuando el dramaturgo alemán Gotthold Ephraim Lessin, escribió la tragedia en un acto en prosa titulada "Philotas". Casi doscientos cincuenta años después de su creación, el director Alexander Stillmark, vuelve a dar vida a este montaje estrenado por primera vez en Hamburgo en 1780, ahora bajo las interpretaciones de Salvador Burrel, Francisco Reyes, Oscar Hernández y Tito Bustamante.

Esta no es la primera vez que el director Alexander Stillmark visita Chile. Stillmark, quien en 1975  participó en el Festival Teatro de las Naciones en Varsovia con la obra de Pablo Neruda "Joaquín Murieta", dirigió en las tablas santiaguinas las piezas "La misión" de Heiner Müller y "Santa Juana de los Mataderos" de Bertolt Brecht, ambas con la actual Ministra de Cultura Paulina Urrutia en el rol protagónico.

¿Qué sientes como director al presentar tu tercer montaje en Chile?

Siento muchas cosas. Los dos primeros trabajos que dirigí en Chile fueron muy intensos, con actores que aprendí a conocer y querer. Por eso fue muy sorprendente, cuando volví en enero pasado, encontrarme con los antiguos amigos, todos tal cual como si no hubiese pasado el tiempo, pero habían pasado ocho o nueve años. Así fue como nació esta relación de trabajo entre el Teatro Nacional y la continuación del trabajo que venía ejecutando con el Goethe Institut de Santiago. Así también surgió la conexión con la Universidad de Chile, porque hace ocho años yo había hecho un taller con la obra "Hamlet Machine" de Heiner Müller y al finalizar ese encuentro, me preguntaban si podía continuar el seminario y de pronto empezó a notarse un enorme interés y en esos casos uno no puede resistirse.

¿Entonces dices que Chile resulta un país irresistible para ti?

Eso empezó después del golpe en realidad. El golpe nos afectó mucho en la ex República Democrática Alemana, RDA. Mi primer encuentro con Chile proviene de este tiempo y cuando llevamos a escena la obra de Pablo Neruda "Joaquín Murieta". Fue un trabajo con estudiantes de actuación muy jóvenes, llenos de utopías, frescos y muy comprometidos. Fue una presentación que tuvo mucho éxito, porque después la invitaron al Festival de las Naciones en Varsovia, y en ese tiempo conocí a algunos chilenos que estaban en el exilio, es decir, ya existía esa conexión. Después de la caída del muro en los años 90, esa conexión que ya existía, comenzó a revitalizarse de un modo diferente a la inicial. En ese tiempo, el Instituto Nacional del Teatro, ITI, organizó un gran simposio, llamado "El Teatro en los escombros de los sistemas", ese fue un encuentro muy fructífero, del que surgieron muchos trabajos míos en América Latina. Este simposio tuvo la particularidad de que juntó a gente del mundo del teatro de Latinoamérica que no se juntaba en Latinoamérica, pero que sí se juntó en Alemania. Ahí trabajé por primera vez en conjunto con el Teatro de la Memoria de Alfredo Castro y de ahí surgieron los montajes "La misión" de Heiner Müller y "Santa Juana de los Mataderos" de Bertolt Brecht, por lo que se puede decir que las personas de teatro somos una gran familia.

¿Cómo fue tu encuentro con la obra de Gotthold Ephraim Lessin?

El punto de partida fue una idea, o más bien un desafío, quizás un chiste, ya que los chilenos se denominan a sí mismos los ingleses de América Latina, pero los demás países dicen que los chilenos son los prusianos de América Latina. Eso me dio el impulso para preguntarme, si esto es así, qué pasaría con una representación de una obra que habla del inicio de la ilustración vista por chilenos. Cuando surge esta obra, en 1758, es el tiempo de una dramaturgia que se ocupa de temas tremendamente importantes que tienen relación a la negación a una orden, como puede ser militar, a una autoridad y al militarismo. Surge, por lo tanto, una producción dramática en torno a estas preguntas. Lessin, como fundador del teatro alemán, creó con esta obra, un juego maravilloso.

¿Cómo crees que el público chileno va a recibir esta obra?

No lo sé. Vamos a ver a un hombre joven que actúa en un sistema de poderes, y no ve ninguna otra salida más que terminar con su vida. Eso se puede catalogar como hecho heroico, pero también se puede interpretar como la liberación del padre. Es decir, el orden que ocupa a estos jóvenes, no les permiten disponer de sus vidas, porque este orden está determinado por frivolidades. Si a él no se le ha enseñado ninguna otra finalidad más que terminar con su propia vida y él ve que no tiene otra posibilidad, es muy fácil echar por la borda su vida, porque todo suicidio es una especie de huida de la realidad, y eso es muy aterrador en este tiempo, ya que esto no ocurre sólo en Chile, sino que también en Europa, donde es cada vez más frecuente ver a gente joven suicidándose. En Alemania, por ejemplo, los jóvenes cesantes, que no ven ningún camino para sus vidas, acuden a los neonazis.

Hablas de las huidas de la realidad, ¿es el teatro la huida a tu realidad?

Por supuesto. El teatro es una maravillosa posibilidad de ocuparse de todas las cosas que uno lleva consigo mismo a todas partes. Yo he viajado mucho y he hecho mucho teatro fuera de Alemania y he descubierto la fuerza que hay en el teatro cuando la gente supera su realidad mediante el juego de la actuación y eso ocurre en todas partes del mundo. El ser humano que actúa, por ende juega, es un ser humano activo y no depresivo, ocupándose y respondiendo a sus propias preguntas y superando su propia realidad.

¿Dónde prefieres dirigir, en Berlín o en Santiago?

Eso no se puede responder. Habría que preguntarse también por Montevideo o La Paz, por ejemplo. Surge la idea de la familia, las personas de teatro somos una gran familia y yo trabajo con amigos y eso es un gran regalo.

Reseña de la obra

El joven príncipe Philotas ha caído en su primera batalla: Arideo, el rey enemigo de su padre, lo tiene preso. Formado en un esquema donde cada ser humano debe cumplir su finalidad para ser perfecto, Philotas se ve confrontado con la desazón de saber que por su causa, su padre "… perderá en un día más  lo que ganó en tres largos y fatigosos años a costa de la sangre de sus nobles, de su propia sangre." Esto debido a que él cree que la reacción natural de su padre será liberarlo de su cautiverio; es decir, que el padre reprimirá al rey. La fortuna ha querido que el hijo de Arideo también haya sido tomado preso por los soldados de Philotas y que, ahora, tal como él, se encuentre prisionero en territorio enemigo. Arideo desea apresurar el canje de los príncipes. Philotas busca una solución para sobrellevar la vergüenza y termina suicidándose.

"Philotas" estará en cartelera en la Sala Antonio Varas (Morandé 25)los días 11, 12, 14, 15, 16, 17, 18 y 19 de Enero a las 20.00 horas.  La entrada general es de $5.000, estudiantes, convenios y tercera edad $ 3.000. Reservas 696 1200.

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