Entrevista al director del Departamento de Música y Sonología:

Mario Silva: "A mi no me formaron para cacarear"

Mario Silva: "A mi no me formaron para cacarear"

"De todo lo que tienes, ¿qué es lo que más te gusta? ¿Lo puedes regalar?". Esa pregunta le hicieron a los 15 años los franciscanos del colegio de Paine al que acababa llegar y aprendió dicha lección de desprendimiento material por el resto de su vida.

Teórico, profesor, creador a escondidas y por sobre todo amante desprejuiciado de la música, Mario Silva es el director del Departamento de Música y Sonología de la Facultad de Artes desde el 2004 y sólo por ello accede a hablar de lo que ha realizado en dicho Departamento y en su trayectoria profesional. Una figuración de la que él rehúye, no por timidez, sino por la huella que la formación franciscana dejó en su espíritu: "A mi no me formaron para cacarear, uno no hace las cosas para ensalzarse. Yo hago las cosas porque me gustan, por conocer, no por figurar", dice.

Por ello, habla menos de lo que escucha ("el que habla mucho se equivoca y el que escucha aprende") y pese a estudiar guitarra de pequeño en su natal Rancagua, nunca se imaginó solo en un escenario con un público al frente que fuera verlo sólo a él. "Eso de estar ahí solo frente al público no me convencía, me entusiasmaba más estar en un grupo, en un coro, pasar como anónimo".

Así formó parte del conjunto BAFONA en 1972, pero pronto derivó hacia otros quehaceres, dejando de lado su veta como intérprete. Estudió Musicología y Teoría de la Música en la Facultad de Artes y tempranamente comenzó a trabajar en el Departamento de Música. "A mi siempre me ha interesado la Universidad, desde que era estudiante, en los años 70", cuenta. Es esa vocación la que lo ha mantenido por más de 30 años trabajando en la Universidad de Chile y la que lo llevó a asumir la dirección de este Departamento el 2004.

-¿Qué escucha el Director del Departamento de Música y Sonología?
-Escucho de todo, tengo más colecciones de música popular que de música docta. Ahora último estoy escuchando bastante a Celine Dion, pero escucho de todo, desde salsa hasta Wagner, Beethoven, música contemporánea chilena, etc. Lo que me cae en las manos lo escucho.

-¿Qué cosas lo tienen contento de lo que va de su gestión en este cargo?
-Me tiene bastante satisfecho que hoy exista en el Departamento la música popular, es más, me gustaría que fuese una carrera.

Al académico le gusta que haya cada vez más apertura y variedad en la parte musical de la Facultad y que existan conjuntos de Música Antigua y de jazz, que se vayan consolidando los grupos de cámara y a su vez echa de menos una mayor presencia de música de raíz folclórica. "Aquí se estudiaba sólo música clásica, pero estamos viviendo otros tiempos" afirma.

Además de la variedad musical que hoy convive en este lugar, lo tiene satisfecho el buen desempeño administrativo y financiero que ha mantenido durante su gestión: "El Departamento era conocido como centro deficitario y afortunadamente hemos podido manejar los recursos en cifras azules".

Consultado sobre los actuales proyectos que desarrolla al frente del Departamento, menciona la creación de la Coordinación de Gestión y Vinculación, a cargo de María Inés Valdivia, con la que esperan mejorar la labor de extensión. "Lo que queremos con esa coordinación es que el Departamento de Música se dé a conocer en todo el medio y también en provincias. Antes hacíamos las cosas aquí y nada más, la idea es crear esos vínculos y que ojalá permanezcan, así también rescatar otros que se fueron perdiendo", explica.

Como hay que tener los medios necesarios para tales efectos, la Coordinación esta trabajando en atraer recursos para el Departamento: "Antes teníamos los recursos y ahora hay que salir a buscarlos y por ello la Coordinación, para acercarse a las empresas, al gobierno, a las municipalidades, a los gobiernos regionales. Uno no puede quedarse al margen hoy día", afirma.

"Hemos logrado que la gente empiece a venir a la sala Zegers"

Lleno de ideas y proyectos de desarrollo, a Mario Silva le gustaría formar, como antes los hubo, una orquesta juvenil y un coro estables, y está conforme con la existencia de los cursos vespertinos, para abrirse a quienes quieren estudiar sin que necesariamente vayan a ser músicos profesionales. "Es importante la formación de los que no quieren ser músicos", dice, aunque también cree que estos cursos pueden servir de etapa introductoria para quienes quieran ingresar a una carrera musical en la Facultad.

Otro aspecto que le interesa mucho al Departamento, sostiene Silva, es el rescate de su patrimonio, que requiere una dedicación especial para que se difunda: "Tenemos un gran bagaje de patrimonio que estando en una oficina no sirve de nada, la idea es que se publique, esa es nuestra misión, resguardar nuestro acervo cultural", afirma. En este sentido, el trabajo realizado por el Centro Tecnológico y el Laboratorio de Restauración Sonora dirigido por Francisco Miranda ha sido fundamental (ver nota relacionada).

Asimismo, el académico destaca que en materia de extensión han logrado atraer más público a los conciertos que organiza la Subdirección de extensión, a cargo de Luis Orlandini: "Hemos logrado que la gente empiece a venir a la sala Zegers, con el trabajo de la unidad de extensión y comunicaciones, con los académicos que se comprometen a llevar a cabo las temporadas y ahora estrenamos un concurso de jóvenes interpretes. Todas estas actividades tienen por fin aglutinarnos en torno a la música. Pienso que hay que reencantar al cuerpo académico para que trabaje por su departamento, de a poco se va a ir logrando, ojalá fuera la mayoría la que trabajara con nosotros".

Dedicación y vocación administrativa

La primera vez que Mario Silva postuló su candidatura para dirigir el Departamento de Música y Sonología fue cuando Clara Luz Cárdenas renunció para asumir como Vice-decana de la Facultad y le faltaban dos años para completar su período. Asumió el cargo, se cumplió dicho plazo y hubo nuevas elecciones, en las que también salió elegido. Luego, tras una modificación en los estatutos, tuvieron que hacerse nuevas elecciones y volvió a resultar electo. Todo un record de elecciones ganadas en tan poco tiempo. "Las últimas dos elecciones me presenté solo, lo que te lleva a reflexionar sobre el poco interés que hay por ejercer la dirección... será porque es un cargo que requiere bastante dedicación", afirma.

Esa dedicación la conoció tempranamente. Cuando cursaba sus estudios de musicología y Teoría de la Música en la Facultad de Artes, Mario Silva ya trabajaba en labores departamentales. "Pasaba todo el día en la Facultad, iba a clases, después a la oficina...uno disponía de todo su tiempo", recuerda.

Como dijimos, formó parte del BAFONA en 1972, como Subdirector musical e intérprete en guitarra, charango y quena, pero se ha abocado desde su época de estudiante más a trabajos universitarios administrativos y de gestión, además de dictar clases de Armonía y Lectura Musical desde 1974. Antes de asumir la dirección del Departamento de Música era Director de Asuntos Estudiantiles de la Facultad de Artes y ha estado vinculado a labores semejantes desde hace ya 30 años.

Uno de los trabajos más importantes en los que ha estado le llegó antes de lo que pensaba, ya que era el lugar donde siempre se imaginó trabajando. En 1975 la Revista Musical Chilena necesitaba preparar a alguien para que se hiciera cargo de dicha publicación y él se presentó. "Estuve trabajando con Luis Merino y con Magdalena Vicuña. Ahí estuve por 12 años (desde 1975 a 1987), fue una gran cátedra que tuve en el Departamento de Música. Aprendí de todo, de la administración, la relación con la imprenta, ir registrando las actividades artísticas del país... Tuve que conocer toda la Revista Musical Chilena, desde su primer número hasta el que iba en ese entonces, el 128 creo. Después me fueron entregando más responsabilidades y tenía que escribir, sobre todo de música chilena y de los jóvenes. Esos fueron mis primeros pasos, hasta después llegar a editarla solo".

Sacrificios y huellas

Más tarde se desempeño en las coordinaciones del área musical de la carrera de Sonido y de Asuntos Estudiantiles del Departamento de Música, hasta que en 1997 el Decano Luis Merino Montero lo nombra en el cargo de Director Estudiantil de la Facultad de Artes, y de su gestión nace el Fondo de Desarrollo del Arte Estudiantil (FONDAE), fondos concursables para que los alumnos de pregrado del Programa Académico de Licenciatura en Artes puedan desarrollar sus potencialidades artísticas. Forma, además, el Comité Deportivo de la Facultad de Artes.

"Me gustó bastante trabajar con los jóvenes, había una muy buena relación con los alumnos porque eran escuchados, atendíamos sus inquietudes y las puertas estaban abiertas", afirma sobre su experiencia como Director Estudiantil. Allí ayudaba a los jóvenes a elaborar proyectos y pronto la Facultad de Artes se destacó en ese sentido: "Se sentían identificados con uno, ya que la Facultad tomaba en cuenta sus actividades", apunta.

Después de esto, la dirección del Departamento ha sido algo completamente distinto: "Es otro mundo, otro tipo de dedicación, te absorbe muchísimo más tiempo, hay otro tipo de decisiones que tomar y uno está a cargo de académicos, no de alumnos", dice. "Es un cargo más menos ingrato, porque es muy difícil tener a todos contentos", asegura. "Se está más expuesto a críticas porque haces las cosas o porque no las haces".

La parte administrativa, dada su experiencia, no le costó mucho. Sí los múltiples detalles que tiene el Departamento de Música. "Es muy grande, es el departamento más grande que tiene la Facultad".

Dentro de los sacrificios, uno de los más grandes fue alejarse de la escritura y la edición de las revistas. Había fundado en el área de Sonido una Unidad de Apuntes el año 2000, donde publicaba las investigaciones realizadas por los académicos de aquella mención , e incluso dos años antes fundó la revista "Música y Sonido", la que trabajaba con gusto incluso en sus horas libres. "Si no me alcanzaba el tiempo me la llevaba gustoso para la casa", cuenta. En dicha publicación hizo de todo: la diagramó, la diseñó, la dirigió y presidió su comité editorial. Allí publicó artículos propios sobre Teoría Musical y colaboraciones de otros académicos del Departamento.

Todo ello tuvo que ceder lugar a sus obligaciones como director. "Aquí no tienes el momento para sentarte a escribir, siempre hay algo que hacer. Incluso me llevo trabajo de acá para la casa... Si fuera trabajar en la edición de una revista lo haría feliz, en cambio ahora es firmar papeles, solicitudes, etc.... aparte sigo con las mismas horas de clases, que es otra cosa que he perdido, no siempre puedo ir a clases y me ha costado funcionar con los ayudantes".

Pero no por ello Mario Silva deja de estar a gusto en su cargo. "Uno aprende mucho, conoces el Departamento, a los colegas... tú quieres dejar algo, alguna huella para el futuro".

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