Laura Pancerón, Andrea Cano, Marcela Cortés, Paula Godoy, Cristina López y Cecilia Solís son las creadoras de las obras que se presentarán hasta el próximo domingo 4 de noviembre en La Casa de la Cultura, Sala Anahuac del Parque Metropolitano. Todas ellas tienen en común el ejercicio de la pedagogía en el área de las artes plásticas y su interés por desempeñarse como profesionales integrales.
La académica del Departamento de Artes Visuales, Laura Pancerón, explica que la idea tras esta primera exposición es "incentivar a los profesores -partiendo por los que hacen clases en colegios- de poder desempeñarse en el ámbito creativo, poder enfrentar sus obras al público y hacer una circulación que implique un desarrollo y una confrontación del trabajo que están desarrollando paralelo a la docencia". Es que según esta artistas, "existe el prejuicio en la sociedad que el profesor de artes plásticas está limitado a unos planes y programas muy específicos y que no tiene ninguna vinculación a lo que está pasando en el medio".
Es por ello que Laura Pancerón, profesora del taller de orfebrería y que a fines de octubre viajará a Lima para participar en el II Encuentro Hispanoamericano de Plateros, señala que, el nombre de la muestra, "Miradas Maestras", "es instrumental al la exposición porque es unir distintas perspectivas del arte, lenguajes y temáticas, pero el fin es esta ideología que tenemos detrás, de poder desarrollar a profesionales integrales, mejorar la calidad de la educación y fomentar el desarrollo de todos los profesionales del arte de enfrentarse al tema de la circulación y generar discusión y devolución de lo que está pasando en Chile en la educación artística".
Las obras que presentas, ¿las realizaste exclusivamente para la muestra?
Es una compilación de obras que yo he realizado desde el año 99 hasta ahora. Son cuatro obras que de alguna manera son representativas del trabajo que yo realizo desde la orfebrería y que también tiene una búsqueda de desplazamiento desde el lenguaje de la orfebrería.
¿Cómo así?
La verdad es que hay un hilo conductor en todas las obras. Todas están relacionadas con una mirada del hombre contemporáneo, pero la presentación de esta obra está plasmada con un lenguaje muy críptico. Trabajo con el texto como un recurso estético y a la vez simbólico. Hice todo un rescate de una visión de un tiempo profético que está plasmado en un texto en griego antiguo, irreconocible, en que no hay una literalidad sino una referencia a un tiempo anterior que, de alguna manera, nos vincula a un desplazamiento a un tiempo futuro. Es una profecía que habla de las características del hombre contemporáneo.
Recurrir al pasado, ¿es un tema que te interesa desde siempre?
Desde siempre he tenido inquietudes en torno al tema del tiempo y el espacio. He investigado bastante al respecto en distintas teorías. En este trabajo me llamó la atención el tema de la profecía porque es como una especie de sentencia, de algo que tiene que suceder. Aunque todo esto tiene que ver con la creencia, me llamó la atención la profecía que escogí porque hay una coincidencia independiente de si tú te afilias a esa línea de pensamiento o no. Eso me sorprendió, me inquietó y tuve la necesidad de responder a ese descubrimiento que para mí se vincula a la reflexión que uno tiene de lo que está pasando. Es una mirada existencial en que vuelves atrás para saber de dónde vienes, entender quién eres y proyectarte hasta dónde podrías ir.
El texto sobre el que trabajas, ¿cómo lo descubriste?
Yo estaba investigando acerca del tiempo y me remití a textos científicos, estudié la Biblia como un libro que tiene un carácter histórico y dentro de esa lectura, uno encuentra cosas que te hacen clik y vas armando un discurso. A partir de eso surgió este proyecto, pero es una cuestión que sigue dando vueltas. Por ejemplo, en la muestra Desperfecto Revelado -mis obras más recientes-, está presente esa inquietud del hombre contemporáneo, pero con una visión relacionada con la transformación del cuerpo y con la problemática del lenguaje de la orfebrería que muchas veces se vincula al oficio y al adorno, para luego replantearse y atender a las necesidades que hay, en general, en el mundo del arte. Por ello, revisé el concepto de adorno y me di cuenta que todos necesitamos perfeccionarnos, y según la ideología predominante, buscas suplir una carencia que es más espiritual que material. Una mirada contradictoria con la otra, porque la profecía presenta a un hombre que tiene un problema valórico al señalar que serán amadores de sí mismos, del dinero, desleales y cuando ves las noticias, esto coincide. Hay una línea que parte en esta primera mirada profética que dice el hombre es así y luego empiezas a mirar cómo deberíamos ser y cómo somos.
¿Cómo plasmas tus reflexiones que parecen ser tan etéreas en la orfebrería?
No es algo que tiene una solución, sino que a medida que pasa el tiempo tú vas desarrollando y aprendiendo más y puedes encontrar unos pequeños destellos de aquella realidad, de ese mundo interior que te da vueltas. Desde la orfebrería parece que es difícil porque en realidad muchas veces hemos estado llenos de límites y prejuicios en torno al tema de las artes aplicadas y las artes mayores. Eso se vive hoy en la Facultad porque los planes y programas que estamos viendo plantean esa crisis de la necesidad de replantearse áreas como textil, cerámica y orfebrería y la necesidad de validar eso en el medio, pero sin seguir haciendo lo mismo. El arte responde también a una época y si seguimos haciendo y trabajando lo mismo, en el fondo estamos respondiendo a necesidades del pasado. Yo me he dado cuenta que hay una inquietud hace algunos años en la Facultad de poder ir más allá, hay personas que están haciendo propuestas interesantes, pero también es un desarrollo incipiente, algo que está comenzando a hacerse, pero que ya se está haciendo afuera.
¿Crees que costará mucho terminar con el prejuicio?
Yo creo que todos los cambios cuestan, pero que son posibles en la medida de que nosotros nos proponemos y luchamos por ello. Por eso estoy tan ligada al tema de la educación, porque en el fondo la Universidad no es el único lugar para generar cosas nuevas, no es la única instancia para generar cambios. Creo que es fundamental que las nuevas generaciones vayan ampliando sus criterios, vayan aprendiendo y entendiendo que el arte es un lenguaje, un medio con el cual nos conectamos con el mundo y creamos cultura. Cuando hay que hacer un cambio ideológico tiene que ser amplio, no puede ser una cuestión limitada y encerrada a la elite porque el beneficio es para la comunidad y por eso nosotros tenemos una labor de extensión. Por eso es tan importante involucrar a los profesores de arte que no están en el ámbito universitario, sino que también en colegios, institutos, en cárceles. Qué mejor que a través del arte se pueda avanzar, desarrollar y mejorar la calidad de todas las personas, no sólo del que entró en la esfera privilegiada.
La muestra "Miradas Maestras" se inaugura este viernes 12 de octubre, a las 19 horas, en La Casa de la Cultura, Sala Anahuac del Parque Metropolitano. Esculturas en cerámica, orfebrería, fotografía digital, fotografía blanco y negro, dibujo, pintura y grabado forman parte de esta exposición que se podrá visitar hasta el domingo 4 de noviembre.
