Licenciada en Teoría e Historia del Arte:

Ximena Narea: "No ando atrás de las estrellas del firmamento"

Ximena Narea: "No ando atrás de las estrellas del firmamento"

"Es mi compromiso 100 por ciento porque soy la que me he mantenido más tiempo. Siempre ha ido quedando gente en el camino o los compromisos han sido temporales. Pero eso también cansa, sobre todo si tienes que hacer otras cosas para mantenerte y ganar plata porque esto a mí nunca me ha significado ningún beneficio material. Es mi identidad profesional y por eso me he mantenido", señala Ximena Narea, Licenciada en Teoría e Historia del Arte de la Universidad de Chile, sobre la revista de artes visuales, Heterogénesis, que dirige desde hace 15 años.

Ximena salió exiliada de Chile en 1983 con destino a Suecia, país en el que vive hasta el día de hoy. Allá, en la Universidad de Lund, realizó un PhD en Historia del Arte y comenzó a gestar un proyecto que la ha llevado a recorrer varios países latinoamericanos y a ampliar considerablemente sus contactos en el mundo artístico. Ese proyecto se tradujo en una revista que ya lleva 15 años, que se distribuye en varios países de América Latina, que cuenta con colaboraciones de artistas y profesionales de otras áreas, que se publica en dos idiomas -sueco y español-, que también está disponible en Internet, que ha derivado en otros proyectos como LIMES y que se ha transformado en un referente de las artes plásticas de Latinoamérica, entre otros.

Ximena visitó Chile en el contexto de la 8° Bienal de Video y Nuevos Medios y aprovechó de reunirse con la directora del Departamento de Artes Visuales, Susana González, y con el subdirector del mismo, Arturo Cariceo. En la oportunidad, Cariceo, quien también es subdirector de Extensión de la Facultad de Artes, comprometió la asesoría y ayuda del Laboratorio Multimedial para hacerse cargo de la mantención del sitio web de Heterogénesis. "Fue un ofrecimiento muy generoso de parte de Arturo Cariceo y de Susana González, pero no estaba previsto", explicó Ximena acerca de la propuesta que aceptó sin pensarlo dos veces. "Es que soy como el dueño del circo pobre. A veces me ha actualizado el sitio una artista uruguaya, Silvia Cacciatori, pero además significa actualizar los programas y yo no los tengo".

El objetivo de la revista Heterogénesis es, básicamente, difundir la cultura latinoamericana, cuestión que no resulta menor tomando en cuenta que tanto Ximena como sus colaboradores más cercanos viven en un país bastante diferente al nuestro y en el que, como ella misma explica, "primero soy latinoamericana y luego chilena", transformándose en una de las razones que la llevaron a preocuparse de la identidad latinoamericana tanto en su tesis como en la ejecución misma de la revista.

¿Cómo nace Heterogénesis?

Buscando un espacio en Suecia donde pudiéramos escribir y publicar con una mirada hacia América Latina. Veía que América Latina era como el nacimiento de una heterogeneidad y vi la globalización como el encuentro de distintas culturas, cada una con su particularidad. Lo que no vi fue que la globalización, al final, es la uniformidad de todas estas culturas. Pero mi idea era que cada una mantuviera su identidad local y así surgió. Al principio, nosotros no teníamos capacidad para traducir y publicamos como cuatro revistas sólo en español. Después intentamos con la traducción de resúmenes al sueco, pero había que ser muy riguroso, así que la revisa un nativo dos o tres veces. A partir del 97 comenzamos a tener apoyo del Consejo de Cultura Sueco, pero al principio lo hacía yo.

¿Cómo les ha ido con la venta en Suecia?

Ahí siempre hemos fallado porque somos muy pocos. Además, hay una distribución oficial y para empezar tienes que tener una cantidad muy grande de impresiones y nosotros no tenemos esa capacidad. En nuestro caso, distribuimos a instituciones, a personas también, a lugares que uno conoce allá y otros en Argentina, Uruguay, Perú, Brasil. A través de artistas que he ido conociendo casualmente o a través de la revista, he tenido contactos también en Cuba y Costa Rica.

¿Es distribución gratuita?

Lo ideal es que paguen la suscripción porque es muy barato y desde hace 15 años es la misma. Son 40 coronas, 5 dólares. Acá he tratado también, pero siempre se quejan de que es muy cara, pero lo que a mí me interesa es que se pueda pagar el transporte porque es mucha plata. El Centro Cultural La Moneda, por ejemplo, compra la revista. Ellos pagaron la suscripción.

Cuando egresaste de Teoría, ¿te imaginaste a cargo de una publicación de este tipo?

Jamás, y cuando estaba en Suecia tampoco. Me planteé al principio que si nos proponíamos salir cada cuatro meses teníamos que hacerlo y salir tres veces al año es bastante trabajo que las otras personas no han estado dispuestos a asumir porque no hay más gente que esté comprometida. Me han dicho que abra la revista a otros temas, pero si yo viera que hay otro que tiene el mismo compromiso que yo, trataría otros temas que no fueran sólo de las artes visuales. Nunca he diversificado la revista porque sé que el compromiso no existe y como mi especialidad es la historia del arte, se ha mantenido así. Tenemos que ser súper exigentes con nosotros mismos para que nos respeten. Otros han dicho que la revista tiene un lenguaje muy difícil y que por qué no lo bajamos un poco, por qué no integramos horóscopo.

¿Para hacerla vendible?

Claro, o por qué no trato más problemas nuestros allá. Pero yo no trato problemas sociales de los residentes en Suecia y tampoco promociono artistas que están exponiendo en cualquier lado. Siempre hay un nivel de exigencia y rigurosidad en eso. Puede que sea elitista pero eso mismo ha permitido que se pueda mantener, sino es cualquier cosa. Por supuesto que siempre hay altos y bajos, pero trato por lo menos de mantener un cierto nivel en los textos, en la gente que va a escribir, entre otras cosas.

¿Qué comentarios has recibido sobre la revista?

Siempre admiran el trabajo, la perseverancia, la calidad. Les admira que sea como un punto de encuentro. Estuve presentando la revista en Buenos Aires en el Instituto Universidad Nacional de Arte en conexión con Daniel Acosta, que es un profesor de ahí. Había filósofos, dramaturgos. A todos les parece interesante que sea bilingüe, que se mantenga tanto tiempo, que tenga cabida mucha gente para escribir y publicar, además de que se publica en Internet también. Siempre existe el problema de que, como dije, las ayudas son temporales y no existe el mismo nivel de fuerza todo el tiempo.

No todo es Heterogénesis

Ximena Narea es una mujer inquieta que siempre está planeando nuevos proyectos que han surgido al alero de la Revista Heterogénesis. Así nació LIMES, un proyecto que se realiza desde 1997 y que se ha planteado como la extensión artística de Heterogénesis, a lo que se suma Residencias, proyecto en que "va a ir un artista cada semestre a mi casa a trabajar y después vamos a mostrar su obra, de alguna manera, en algún lugar de allá. Haremos artes visuales y poesía visual y los vamos a presentar juntos", explica.

Sobre LIMES, Ximena explica que "tiene distintas características y últimamente las de la performance porque es más barato. No necesito trasladar obras y el artista se traslada solo y ya sabe las reglas del juego. En el 2003 vinimos al Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y fuimos a Montevideo. Después hice algo en el norte de España". Además de ello, Ximena está trabajando en su tesis y ha seguido a los artistas latinoamericanos que están en Suecia -los he seguido a todos casi por años- nuevamente, por el tema de la identidad.

¿Qué te impulsa a hacer tantas cosas?

Yo no sé por qué. A veces me lo pregunto yo también. Se supone que uno tiene que motivarse porque gana plata y me sorprendo porque siempre estoy inventando proyectos. Inventé lo de la Residencia, el Portal de Video, el LIMES y también estamos inventando eventos chiquititos. Siempre haciendo algo para mantenerse activa que es lo que a una la mantiene viva.

Ya que mencionaste a LIMES, ¿por qué le pusiste así?

Es ese otro invento mío. Heterogénesis porque era el nacimiento de la heterogeneidad y LIMES porque estaba leyendo un libro de un filósofo español que habla sobre los límites entre la naturaleza y cinco artes. Lo que me interesó fue el concepto de LIMES de los romanos, que era una franja de tierra cultivable donde estaban estacionados los ejércitos de Roma que significaban la civilización dominante de la época y afuera estaban los bárbaros que querían penetrar la civilización. En esa franja de tierra se encuentran y muchos de estos bárbaros se alistaban en los ejércitos romanos y amenazaban el centro. Mi idea es amenazar el centro de los límites culturales, no ya físico, pero esos límites virtuales.

¿Cuáles serían los centros culturales?

Estados Unidos, que es dominante. La cultura de la globalización es una monocultura. La idea es mantener identidades locales y tratar de amenazar esa uniformidad que existe.

¿Cómo comenzó tu interés en el tema de la identidad?

Porque yo era inmigrante en Suecia y no sabía bien qué tema iba a tomar de investigación para mi tesis. Hice encuestas a artistas (sigue a los artistas latinoamericanos residentes en Suecia) y vi que habían muchos que eran un poquito charlatanes. Todos eran artistas y a mí me parecía que no. Cuando hice la encuesta y se las mandé a los artistas, traté de hacer las mismas trampas pero desconocía cuáles eran las categorías de cada país. Por ejemplo, alguien decía que había estado en esta Escuela y yo preguntaba cuándo y el tipo había pasado por una época en que había cursos vespertinos, o en Uruguay cualquiera puede decir que estuvo en la Escuela de Bellas Artes porque no hay ingreso. Lo que quería era saber cuáles son charlatanes y cuáles artistas. Me interesaba saber si habían participado en política acá, por qué habían inmigrado, qué relevancia habían tenido dentro del arte -creo que ninguno fue exiliado por su trabajo artístico-, si han podido entrar al mundo artístico sueco. Ahora sé dónde están en el medio sueco porque vienen para acá y son todos súper famosos. Me cuesta escribir sobre eso porque uno revela un montón de secretos y trucos y por eso me ha costado mucho terminar.

En estos 15 años de revista, ¿notas algún cambio a la hora de hacer arte pensando, por ejemplo, en la visita a la Bienal de Video y Nuevos Medios?

Nosotros tuvimos un número dedicado a nuevos medios como el 96 y pienso que es una cuestión de oportunidad y de tener plata no más. La gente del primer mundo ha tenido siempre más plata para experimentar y experimentar primero, pero resulta que ahora en Chile casi todas las escuelas tienen Internet y ciertos programas básicos que pueden utilizar. Por ejemplo Heath Bunting, que es un pionero en el arte en la red, no es que haga flash o cosas así. Él utiliza la red de otra forma y hay distintas formas para hacerlo también. Aquí veo que están bastante avanzados. Yo vine a la Bienal el 2003 y los chilenos ya trabajan en eso. Enrique Ramírez, que es un alumno de Néstor (Olhagaray), es bastante bueno. Pienso que está dentro de lo que uno podría esperar de una obra buena, pero es difícil que uno se sorprenda ahora.

Como teórica, ¿cómo surge tu acercamiento a este tipo de manifestaciones artísticas?

Son cuestiones que uno va viendo en su entorno. Vas a exposiciones y te das cuenta que hay otras cosas. El video tampoco es nuevo, es viejo. Lo que es nuevo, quizás, son las distintas formas de trabajar la imagen del video o la forma de montarlo. O la Internet que era nueva. Yo veía proyectos en la década del 90 de una pareja de artistas (un chileno y un sueco) cuando empezaba todo esto y su idea era poner una imagen para que la gente la interpretara y la modificara. En ese tiempo era súper novedoso, pero ahora es un aburrimiento. Después uno se va acostumbrando a eso y son descubrimientos que vas haciendo. A la performance me acerqué a través de mi colega que es artista performático. Ahí me empecé a interesar por eso y a organizar eventos, pero la performance también como expresión es antigua. Son innovaciones que se van produciendo en ciertos ámbitos.

Trabajar desde un país tan lejano, ¿dificulta la tarea o la hace más entretenida?

Lo que pasa es que yo aquí nunca hice nada. Yo estudié y tuve a mis hijos. Participé en política y recordé que había hecho el diario Rebelde, el diario del MIR. Pero nunca me consideré organizadora, ni que aglutinara, ni que pudiera llamar a alguien. Fue como una necesidad a lo mejor, hagamos algo. Organicé el Primer Simposio de la Cultura Latinoamericana en Suecia para ver cómo estábamos nosotros en esa sociedad y ahora vamos a hacer otro el próximo año para ver qué es lo que ha pasado. Allá primero somos latinoamericanos y después chilenos.

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