Un conjunto de músicos interpretan en vivo una obra escrita en una partitura. Los sonidos son captados por una computadora que los procesa y que a su vez provocan el movimiento de ciertos objetos gráficos en una pantalla. El movimiento de estas imágenes genera otros sonidos, los que son reproducidos en el mismo momento en que los músicos continúan con su interpretación, como un instrumento más. Así, se genera un acompañamiento electrónico provocado por las imágenes y la música misma, sin que nadie maneje la computadora. Una obra interactiva en tiempo real.
En eso consiste básicamente el proyecto de obra que el compositor y académico de la Facultad de Artes, Mario Mora, llevará a cabo en la Universidad de Stanford, California, donde viajará el próximo 26 de septiembre gracias a una pasantía obtenida a través del Fondo de la Música del Consejo de la Cultura y las Artes.
Mora, quien incursiona en la música electroacústica desde 1994, está entusiasmado con este viaje, principalmente por las condiciones de trabajo que se dan allá: "Es una universidad de mucho prestigio, donde hay gente de primer nivel, grandes compositores y una gran infraestructura para el área de la música electroacústica en tiempo real, un laboratorio muy bien habilitado, con tecnología de punta, donde además trabajan con el sistema operativo Linux, que es el que yo ocupo", afirma.
Esto, según Mora, es difícil de conseguir en Chile en términos prácticos, al igual que los músicos dispuestos y con tiempo para dedicar a la obra. "En este país no hay un piso para el artista, si haces algo lo tienes que hacer a pesar de". Además, le interesa conocer qué están haciendo los norteamericanos ("a los europeos uno ya los ubica un poco más"), a quienes considera más desprejuiciados, "menos dogmáticos", a la hora de enfrentar la música.
"La tecnología te permite ir más allá"
Mario Mora partió a comienzos de los 90 con composiciones acústicas tradicionales, pero pronto se interesó por las posibilidades que ofrecía la música electroacústica. "Me llamó la atención la música electroacústica porque era algo nuevo y en mi caso siempre me ha atraído aprender cosas nuevas, creo que lo peor que te puede pasar es creer que sabes lo suficiente, uno siempre tiene que pensar que sabe poco", afirma.
El compositor cree que el gran valor que tiene el uso de la tecnología es que permite salvar las limitaciones que tiene un compositor a la hora de pensar en la interpretación de su obra. "Te permite ir más allá de las limitaciones tradicionales en la instrumentación, de lo que puede o no tocar un músico. Pero lo importante es partir de la partitura, no hacer todo en la computadora. La idea es expandir las posibilidades del instrumentista", dice.
Mora recalca que de todos modos cree que la informática es un complemento y no un sustituto en la música: "La tecnología es una herramienta más para el compositor, te permite ir más allá, pero me gusta plantear mis obras desde el concierto y la ejecución en vivo, no me atrae ir a un concierto de puros parlantes. La energía de los músicos tocando en vivo no se puede perder".
Esta vez, para la obra que compondrá en Stanford, imagen y sonido se funden para generar nuevos sonidos, interacciones que atraen de sobremanera al músico. "Pienso que la música genera movimiento, hay un flujo en el sonido. Luego, la utilización de la imagen también tiene que ver con la idea de acercar esta música a la gente, siempre se habla del problema de la Música Contemporánea que resulta muy ajena al público. No hay que perder de vista que los conciertos son para disfrutar. Incorporar imagen es una forma de otorgarle un plus a esta música", dice.