Director Escuela de Teatro:

José Pineda: "La memoria siempre debe estar presente"

José Pineda: "La memoria siempre debe estar presente"

"Hablo de la prehistoria", afirma con tono irónico José Pineda al recordar su paso por el Liceo Valentín Letelier, mientras intenta explicar, contando con los dedos de su mano derecha, el sistema de enseñanza en humanidades en el que él se formó.

Desde su oficina, en el zócalo de la histórica casona ubicada en calle Morandé número 750, donde se encuentra la sede Pedro de la Barra de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, este actor y dramaturgo repasa su vida y obra con una lucidez y velocidad impresionante, como si lo que contara hubiese pasado ayer.

Sorprendido por la entrevista no programada concedida en un día más de manifestaciones en el centro de Santiago, el profesor Pineda, quien durante la década del setenta se desempeñó como libretista de televisión, afirma con un dejo de humildad: "Pero ¿por qué a mi? Si yo no soy una persona importante".

Autor de doce piezas teatrales, entre ellas "El Robot Ping Pong", "El Lugar donde mueren los mamíferos", "El Fantasma de la Av. España" y "Cierra esa boca, Conchita", estas dos últimas estrenadas en el Teatro de la Universidad Católica, José Pineda ha recibido dos veces el Premio de la Crítica, primero en 1968 por el montaje "Peligro a 58 metros" y luego en 1988 como Director del Teatro Nacional Chileno, cargo que ocupó entre 1987 y 1988.

El Liceo Valentín Letelier

Las primeras aproximaciones de José Pineda con el teatro fueron en el Liceo Valentín Letelier, donde formó parte en distintos grupos junto a su compañero de Liceo, el ahora Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales 2005, Fernando González.

 "Durante la enseñanza media y junto a Fernando González, formé parte en distintos grupos de teatro. Ensayábamos todo el año y nunca nos presentábamos, era bien divertido, pero no había posibilidad de poder concretar el trabajo que hacíamos", afirma riendo José Pineda, quien en 1980 ganó el Primer Premio en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires con la obra "El Robot Ping-Pong".

Fue a los 14 años y en el Teatro Municipal de Santiago, cuando José Pineda descubrió su fascinación por el teatro. En ese entonces, el Teatro Experimental presentaba "Fuenteovejuna",  clásico escrito en 1612 por Lope de Vega.

"No la Fuenteovejuna de ahora, esa que presentan desde hace un tiempo en Matucana 100, que fui a ver el otro día y que la encontré más o menos nomás, sino que el gran espectáculo que hubo en la década del cuarenta y que tuvo un gran éxito", aclara el profesor Pineda bajando el tono de voz.

El académico agrega: "Fue muy impresionante. Fui a la galería del Teatro Municipal, lo que hacían todos los próceres que han sido importantes en el teatro, ya que fue fundamental para la renovación del teatro chileno. Desde la galería del Teatro Municipal salí volando, en las nubes, después de ver Fuenteovejuna".

Huérfanos 1117

"Cuando estaba en sexto humanidades me metí a la entonces Escuela de Teatro de la Universidad de Chile que estaba ubicada en calle Huérfanos 1117, en un lugar infame donde habían oficinas. Ahí se impartía, de forma diurna y nocturna la carrera de teatro, que en ese entonces duraba tres años, con ramos como actuación, movimiento y maquillaje", explica José Pineda, quien en 1966 ganó el Primer Premio otorgado por la Sociedad de Escritores de Chile, por el montaje "Los Marginados".

El Director de la Escuela de Teatro agrega: "En mi generación no había gente conocida, pero sí en un curso inferior eran alumnos Sergio Aguirre y Fernando González, quienes estudiaban en la Escuela nocturna, y quienes lograron tener resonancia junto conmigo. Aunque no le creas yo fui un caso único, porque cuando salí de sexto humanidades ingresé a la Escuela diurna en primer año, y en la noche estudiaba segundo nocturno, es decir, me llevaba todo el día en la Escuela, en ese sucucho que había ahí, porque desde pequeño me interesó el teatro, siempre con una vocación muy fuerte como actor".

Al egresar de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, José Pineda fue invitado por el Teatro Ictus a formar parte del elenco en la obra "La Visita de la Vieja Dama". Este montaje, del autor Friedrich Dûrrenmatt, fue estrenado en 1964 bajo la dirección de Jaime Celedón.

"Cuando empecé a escribir, me di cuenta que yo era un joven de teatro, pero que no era mi futuro ser actor, sino que ser dramaturgo", explica el profesor Pineda, quien ha sido articulista en la revista teatral "Apuntes" de la Universidad Católica y "Teatro N°6" de la Universidad de Chile.

"Desde la década del setenta empecé a escribir muchos libretos para teleteatros infantiles y adaptaciones de obras de teatro que se hacían en el Canal Trece", afirma José Pineda.

La docencia y la censura en tiempos de dictadura

"Yo entré en 1974 como profesor de la Universidad de Chile, o sea, soy producto del régimen militar. Echaron a todos los profesores que hacían clases acá e hicieron un nuevo llamado. Necesitaban a un profesor de Técnica Literaria del Drama, o sea de Dramaturgia, entonces Agustín Siré, que ya se había retirado, me recomendó", señala José Pineda.

El académico agrega: "Me encontré con una Escuela que había cambiado completamente desde mis tiempos como estudiante. Como era una Escuela de la Universidad de Chile, estaba muy involucrada a los cambios que pretendía la Unidad Popular, con una ideología clara y también politizada, para bien supongo y eso cambió muy bruscamente, transformándose en una Escuela muy formal".

"Habían bastantes cosas que no se podían hacer durante la dictadura al interior de la Escuela, como por ejemplo presentar obras de Bertolt Brecht; no se podía hacer un teatro contestatario, crítico, entonces había que hacer un teatro poco peligroso, como clásicos o realistas. Cuando uno le cuenta a la gente joven ellos creen que no fue tanto, pero fue algo terrible", señala José Pineda mientras el ruido de un helicóptero de Carabineros que sobrevolaba la Escuela interrumpía la entrevista.

"Durante la dictadura militar nos llevaron presos a varios profesores, porque los alumnos pusieron un cartel que decía Escuela de Teatro en Paro. Carabineros fue dos veces a pedir que sacáramos el letrero y nosotros dijimos que no teníamos la llave, cosa que era mentira, pero habíamos decido que si era un acto de alumnos nosotros no podíamos meternos. La tercera vez llegaron los Carabineros de choque, esos con cascos y automóviles especiales. Nosotros, los pocos profesores que estábamos en ese minuto, habíamos decidido a no ceder, por lo que nos llevaron presos a la Comisaría que está en Santo Domingo. Incomunicados nos pusieron en un gimnasio. Entre ellos estaba Humberto Duvauchelle, quien había regresado hacía poco del exilio. Estábamos muy asustados", afirma el profesor Pineda, quien agrega: "No ha variado tanto la forma de hacer Escuela aquí. Ha sido bastante conservadora esta Escuela".

El legado de los grandes

"Nos interesa que el legado de los maestros se mantenga en el tiempo, que la gente conozca la vida y obra de quienes fueron un gran aporte para el teatro en Chile. La gente joven debe saber que la memoria debe estar siempre presente. Ellos, los jóvenes, casi no tienen grandes modelos, por lo que se sienten están entregando algo que ya fue entregado, pero como es efímero, cada uno va entregando en sus tiempos, pero ya no queda mucho legado en ese aspecto", explica, José Pineda.

La Universidad de Chile

"Yo soy parte de la Universidad de Chile, la tengo en el corazón, en las entrañas, en la mente y en todas partes. Me formé aquí, mis más grandes actividades las he hecho al interior de esta institución y aunque he hecho clases en la Universidad Católica y esa misma universidad ha presentado mis obras, yo soy de la Universidad de Chile y me voy a morir acá. Aunque jubile, voy a estar relacionado con esta universidad, hasta el final de mis días", afirma el profesor Pineda, quien entre risas concluye: "Si me llevan a una casa de reposo, ahí estaré diciendo como loco: Yo soy de la Universidad de Chile".

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