"Hacer cine era una de las cosas que siempre me ha atraído y el hacerlo fue un aprendizaje, una escuela. Yo había hecho cosas chicas antes, pero nunca había estado a cargo de un proyecto. Te cambia mucho la perspectiva, no sólo de lo que tú quieres después, sino de cómo enseñar, de cómo instalarte frente al conocimiento". Así, Miguel Ángel Vidaurre reflexiona en torno a lo que ha significado para él la realización de su primera película.
"Corazón Secreto" fue financiada íntegramente por sus dos directores, Vidaurre y Carlos Flores. Costó alrededor de 2 millones y medio de pesos, aunque "si hubiésemos pagado todo, la película estaría entre los 5 millones" agrega el académico. Este ha sido un trabajo en el que "dependes mucho de los grados de amistad, de confianza, que es también lo bueno que tiene" y por lo tanto, los costos se han reducido. "Más o menos fueron diez días, trabajando a veces medios días por un asunto de presupuesto y de tiempos de la gente", agrega Viadaurre.
Los equipos, por ejemplo, pertenecen a la Escuela de Cine de Chile, lugar en el que ambos directores trabajan: Carlos Flores como Director Académico y Miguel Ángel Vidaurre como Director de Carrera y profesor de Cine Contemporáneo.
La película está casi terminada y sólo quedan por afinar algunos detalles. La primera muestra pública se realizará en agosto, en el marco del Festival Internacional de Cine de Santiago, y tanto su difusión como distribución se plantean "muy bajo perfil", explica Miguel Ángel Vidaurre.
La idea, señala el académico del Departamento de Teoría de las Artes y del Diplomado de Cine, es "postular a algunos festivales y hacer una especie de pequeña muestra itinerante. Contactarnos con regiones y poner un número de funciones. Yo he hecho contactos con distintas regiones, incluso existe la posibilidad de mostrarla en Isla de Pascua".
¿Cómo ha sido hacer "Corazón Secreto", su primera película?
Súper positivo, sobre todo desde el punto de vista de haber hecho clases durante cerca de 10 años. Me estaba pesando el tema de ser académico. Terminé siendo académico porque me encanta el cine y es un tema del cual puedo hablar. Creo que para la mayoría de ciertos teóricos de arte, por ejemplo, una buena recomendación es que puedan pintar también, no por un asunto de que no puedan teorizar, pero creo que las dos cosas se dan en conjunto. Creo mucho en el teórico práctico, el teórico que a la vez construye cosas más allá del discurso, y en ese caso, a mí me ha cambiado mucho. A pesar de que fue hace poco, me ha cambiado la mirada sobre los alumnos, sobre la forma de enseñar y sobre cómo ver el cine también. Uno lo ve de adentro, con los inconvenientes que tiene, con lo complicado y también con lo fascinante que es.
¿Por qué dos directores?
Yo creo que para empujarnos a hacerlo. Es difícil lanzarse a hacer cine. Carlos Flores lleva mucho más tiempo que yo, había hecho su fama en los 80 con documentales. Yo por otro lado, venía de la teoría y tenía un cierto espacio en teoría de cine en Chile. Uno se va asustando, e igual esto implica ciertos grados de sacrificio a los que se empieza como a hacerle el quite. Yo creo que, en el fondo, uno empujaba al otro. Además había una cuestión técnica, los dos directores ocupábamos funciones que en el cine se dan, dirección y asistente de dirección. En algunas escenas uno tendía a ser asistente de dirección y el otro director y así. Eso me sirvió mucho, me sirvió para lanzarme en la medida de que yo no me tenía mucha confianza a nivel técnico. Carlos tenía más experiencia en términos técnicos y de alguna manera apoyábamos las dos funciones.
¿Cómo se manifiesta la parte teoría -tu fuerte- en la película?
Se manifiesta más bien en inquietudes de diseño, de estrategia. Obviamente, al estar tanto tiempo viendo cine y hablando de él, muchas cosas se quedan inconscientemente y tienen que ver con elementos de composición y construcción de la imagen, pero también cosas que tienen que ver con los métodos de trabajo. De alguna manera, la teoría, la estética y otras áreas, te van dando ciertas herramientas. Hay todo un tema de jugar desde la estética y, en general, mucho cine funciona desde la narrativa y a mí me interesa más bien cómo se ve la película que cómo se cuenta. Ojalá la historia sea lo más chica posible, que explique lo menos posible porque es una excusa para poner una puesta en escena, no para que se convierta en película teórica ni de ensayo. Al hablar tanto sobre cierto cine hay cosas que se empiezan a adherir y te das cuenta de qué cine no quieres hacer y eso ayuda mucho.
¿Cuál es el aporte de esta experiencia en tus cátedras?
Hay dos cambios. Cambia un poco mi mirada desde mi quehacer, hay más seguridad frente a ciertos temas y también más preguntas sobre ciertas cosas. Hay menos convicción sobre algunos discursos teóricos porque ya probaste que muchas cosas no son así. Por otro lado, cambian también un poco la mirada desde el alumno, desde el público. Eso no sé si es bueno o malo, pero te sitúan en otro contexto porque soy teórico pero al mismo tiempo he hecho una película. De alguna manera uno gana que te crean más. Es que hay una mirada frente al teórico que yo no comparto pero es así, en que se desconfía, sobre todo del teórico de las artes visuales. Desconfían porque está muy alto y al hacer algo -más allá de cómo funcione-, se tiene la sensación de que ha aterrizado las cosas. Se produce una relación de complicidad con el académico porque ahora habla desde el conocimiento, te otorga otro conocimiento. No es que uno tenga que probar que hace películas y que por lo tanto puede hablar de eso. No creo que la obra necesariamente legitime tu discurso, pero lo hace más complejo, hace que uno entienda cosas que no puedes entender si no las haces.
"Corazón Secreto", que se estrenará en agosto durante la realización del SANFIC, es una historia de amor, "una historia de amor extraña, media fantástica", señala Vidaurre, en la que prácticamente no hay diálogo -"se habla una vez en toda la película-". Es, además, el respiro que este crítico de cine y académico necesitaba. Como señala Miguel Ángel Vidaurre, "yo como que me agoto porque te empiezas como a encerrar en un espacio. A veces soy crítico, a veces académico, y hacer películas también es parte del tema".
