Patricio Pimienta:

"Mis montajes están llenos de mensajes"

Patricio Pimienta: "Mis montajes están llenos de mensajes"

Patricio Pimienta es cauteloso. Cuida cada palabra que sale de su boca y no tarda en dejar en evidencia su malestar por el título que un editor le puso a una entrevista concedida hace poco más de un año a un periódico y que señalaba, "en una mala interpretación por parte del editor", como aclara Pimienta, que el actor y director no volvería a La Patogallina, compañía con la que trabajó por seis años y donde interpretó a Manuel Rodríguez en la obra "El húsar de la muerte".

Egresado de la Escuela Internacional del Gesto y la Imagen, La Mancha, Pato Pimienta, como se le conoce, estuvo a cargo de la dirección de la aplaudida obra "Ayer", adaptación de un pasaje de la novela homónima de Juan Emar que data de 1935. 

Pimienta, quien imparte clases hace algunos años en otra universidad, fue invitado por los estudiantes de actuación teatral de la Universidad de Chile para hacerse cargo de la dirección de "El Cementerio de Automóviles", montaje escrito en 1959 por el español Fernando Arrabal y cuyo estreno se realizó el 7 de junio, con funciones hasta el 16 del mismo mes en la Sala Sergio Aguierre de la Escuela de Teatro de la Casa de Bello.

Dicha invitación se enmarca en los Talleres Integrados que se realizan al interior de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile, y donde estudiantes de actuación y diseño teatral de segundo, tercero y cuarto año de dichas carreras le dan vida a un montaje trabajando en forma conjunta.

Junto con recibir la invitación a que dirigiera el montaje escrito por Arrabal, al actor le pidieron que se hiciera cargo del examen de egreso de los estudiantes de cuarto año de actuación teatral. "En estos momentos mi respuesta ha sido positiva, pero estamos afinando algunos detalles. Ha sido muy impactante y a la vez sorpresivo para mí recibir esta invitación, ya que creía que yo venía sólo para dirigir al Taller Integrado y no un egreso", explica Pimienta.

El actor agrega: "Esta propuesta, que ha sido de todas formas muy grata, ha significado que he tenido que revisar bien mi calendario del segundo semestre y ver la viabilidad de esta invitación, ya que egresar a un grupo humano de Universidad de Chile, por las expectativas que esto conlleva, tanto del medio, como de los alumnos, y de la universidad, hace que la responsabilidad sea mayor. Estamos hablando de otro nivel de montaje, al que no le tengo miedo, ya que creo absolutamente que puedo asumir un trabajo así, pero sí me gustaría haber tenido más tiempo para pensarlo. No obstante a eso, no le tengo miedo a los desafíos y si bien, me encuentro haciendo algunos ajustes y en conversaciones, en principio la cosa va bastante bien". 

¿Cuál es tu sensación al haber dirigido "El Cementerio de Automóviles?
Había una necesidad personal por llevar a cabo esta obra. Desde hace mucho tiempo conozco el texto, por lo que venía con algunas sensaciones muy personales acerca de cómo iba a enfrentar el proceso y de cómo visualizaba el montaje. Las sensaciones reales y de alguna manera más formales, son parte del trabajo del grupo humano que llevó a cabo el proyecto y en ese sentido creo que ha sido un buen trabajo, tomando en cuenta que esta obra se inserta en un Taller Integrado de segundo año, cuyo proyecto tiene ciertas precariedades en la forma de cómo uno la enfrenta y que básicamente tienen relación con las condicionantes y el poco tiempo.

¿Cuáles crees tú son las principales carencias de este montaje?
Las carencias que aparecen en esta obra tienen que ver con revelaciones, ya que se pone en evidencia, por ejemplo el hecho de que los actores no sean profesionales. No obstante a eso, creo que se ejecutó un buen proyecto, los actores están felices y hemos tenido todas las funciones llenas.

¿Crees que has influido en ese lleno de sala por tu trayectoria? 
Hay personas que piensan que yo aporto con un grupo de gente por las cosas que he hecho. Pero yo creo que tiene que ver con el grupo, ya que Jorge "Chino" González fue el profesor guía de diseño, alguien que viene con un largo bagaje y que ha hecho un muy buen trabajo en términos visuales junto a su equipo. Siento que la universidad se hizo bastantes expectativas de lo que estábamos armando, porque sin querer metimos mucha bulla, principalmente por haber traído todos esos desechos de automóviles antiguos para la escenografía. Yo siempre sentí que esta obra debía tener estos elementos, que no podíamos falsear la escenografía, ese no era mi propósito, ya que estaba convencido de que teníamos que trabajar con esqueletos mecánicos, aludiendo a la idea del esqueleto del cuerpo.

Una de las cosas que te caracteriza como actor es tu trabajo con la historia, ¿son esos esqueletos de automóviles los que hacen alusión a una historia en particular?
Lo que busco es comunicar algo, que mi trabajo tenga repercusión en el otro, en este caso en el espectador. En ese sentido, a mi no me interesa hacer un teatro abstracto, donde la gente no pueda percibir o donde el espectador no tenga una relación emocional con lo que ocurre en escena. Yo necesito trabajar con emociones y con estados concretos y directos, tomando en cuenta que no soy una persona que arma de manera cronológica una obra, no soy tan educado para armarlas así, ya que soy más bien tosco, porque pongo mucha brutalidad en el montaje. Soy irrespetuoso en cuanto a los focos de atenciones, a ciertas verdades teatrales, pero siempre trabajando con una historia, un mensaje o algo que decir. Esta obra me da la oportunidad de hablar de una sociedad en descomposición, de una sociedad que pierde valores, que lo que hace es repetir conductas cotidianas, las que empiezan a funcionar de manera mecánica. Al repetir los actos, hay una pérdida de valor, por lo que la crítica va por replantearse respecto a la cotidianidad y a lo que vivimos como seres humanos. En el montaje, este universo de personajes está viviendo precariamente, entrando en una condición infrahumana, donde las personas no necesitan ni pensar, ni creer, ni confiar, ni amar, sino que sólo repetir los actos para subsistir.

¿Qué tal ha sido tu aproximación con la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile?
Ha sido bastante buena. Hay un grupo humano con posibilidad de riesgo y eso tiene relación con mi trabajo, ya que yo me planteo cuánto eres capaz de arriesgar cuando estás creando, cuánto eres capaz de ganar y perder. En esa capacidad de riesgo siento que se produce la creación. Con los estudiantes de acá he podido experimentar eso, los he motivado a improvisar y ellos no tienen pudor ni temor a hacerlo. La disonancia se produce en que yo los encuentro demasiado intelectuales. Su desarrollo psicológico, de cómo enfrentan el proceso teatral, los frena mucho y yo soy mucho más desbandado, ya que yo vengo de la ley de la selva en términos creativos. A mi me interesa provocar a los alumnos, me interesa que se abra un espacio de provocación donde ellos tengan que resolver cosas en ese espacio de provocaciones.

¿Por qué señalaste en una entrevista publicada el 21 de mayo de 2006 en el diario La Nación que no volverías a La Patogallina?
Para que veas tú lo que producen las interpretaciones. A mí nunca me gustó ese titular, yo lo encontré disonante con lo que yo había querido decir, porque yo voy a volver a La Patogallina, para que veas cómo es la vida. Como yo tomé la decisión de irme, me parecía sano no plantear la posibilidad de volver desde ese punto de vista. Pero nunca he sido tan tajante porque suena un tanto petulante de mi parte.

¿Qué significa La Patogallina para ti?
Es un grupo de amigos; es una parte muy fuerte de mi vida, donde hay personas con las que yo compartí la cotidianidad de vivir y viajar juntos. Fue una relación muy intensa, es mi escuela donde aprendí mucho y donde pude poner en práctica muchas cosas, especialmente por el espacio experimental que abrimos. Ahora voy a volver para escribir con ellos una obra que van a montar prontamente, pero no voy a actuar, sino que para trabajar con Martín Erazo.

¿En qué consiste este montaje?
No te puedo contar mucho porque es un proyecto nuevo de La Patogallina que está recién gestándose, pero no te puedo decir más.

¿Te gustaría quedarte haciendo clases en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile?
 En un principio haría el egreso y ahí vería lo que pasa. Me motiva pero yo voy haciendo las cosas en la medida que me voy enamorando de los lugares.

¿Has pensado en qué consistiría el egreso?
No, no he pensado en nada.

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