"Lo que vale es tener una voz propia"

El guitarrista Mauricio Valdebenito tiene una formación docta pero su espíritu tiende más hacia lo popular-latinoamericano. Ha realizado en colaboración con otros músicos trabajos de investigación sobre Violeta Parra y Víctor Jara, forma parte del ensamble de fusión docta-folclórica latinoamericana Serenata y ha grabado tres discos en solitario, todos con financiamiento total o parcial del Fondart: "Música Chilena para Guitarra" (1998), "Guitarra LatinoAfroamericana" (2000) y "La Guitarra" (2005).

Este último posee a juicio de su autor un repertorio "más disperso" e incluye como "curiosidad" dos composiciones japonesas. Una de estas composiciones es "Sakura", de Yuquijiro Yocoh, que está basada en un tema tradicional japonés y que formará parte del programa de aproximadamente una hora y quince minutos que el músico ofrecerá en su concierto del próximo jueves 7 de junio en la sala Isidora Zegers, en el marco del Ciclo de Conciertos de Otoño organizado por el Departamento de Música y Sonología de la Facultad de Artes.

-En el repertorio que interpretarás en el concierto del próximo jueves hay varios temas que no están incluidos en tus discos, ¿piensas editarlos próximamente?
- En general me gusta mucho el trabajo de las grabaciones, disfruto mucho, además tiene una llegada y una permanencia en el tiempo que naturalmente un concierto no tiene. Efectivamente tengo la idea que hay obras que estoy probando y que en algún momento van a aparecer en una grabación, pero no me gusta mucho hablar de lo que va a ocurrir, de planes y cosas así, hasta que no se concreten no tiene mucho sentido estar hablando de lo que no ha ocurrido.

-Todo lo que ha ocurrido en ese plano en tu carrera, las grabaciones que has hecho, han tenido alguna ayuda del Fondart. ¿Es más accesible que antes editar discos en Chile?
- Ese es un tema muy interesante, porque por un lado los costos de producción de un disco tengo la impresión de que están bastante más al alcance y este hecho ha incidido en que se publica bastante música hoy en Chile. Por otro lado, hay un tema que no es menor con respecto a las grabaciones, y es que en la medida en que es muy difícil acceder a algún mecanismo de distribución que sea realmente eficiente, el tema de las grabaciones esta tocando con un techo que no es desestimable. O sea puedes producir discos, no es tan caro como antes, pero por otro lado se necesitaría una capacidad logística para poder almacenar las copias de los discos en tu casa, si no hay distribución que los haga circular. Me parece un tema muy delicado.

-Además de tu trabajo solista formas parte del ensamble Serenata, que se propone fusionar elementos de la música clásica con los de la música folclórica latinoamericana. ¿Cómo trabajan y cómo ves a esa agrupación?
- Bien, es divertido, lo pasamos bien, ensayamos con bastante regularidad, estamos tratando de renovar repertorio y es un grupo que por su naturaleza está en una permanente crisis, siempre estamos discutiendo que es lo que tenemos y lo que no tenemos que hacer. Yo tengo una opinión al respecto, creo que esta idea de quedarse en un punto central entre la música clásica y la música popular latinoamericana tiene bastantes riesgos. Me gustaría que el grupo fuese más latinoamericano que docto. Además ni siquiera es que tiendan hacia lo clásico, lo que pasa es que la flauta y el oboe, que son el alma del grupo, están acostumbrados a la rutina de la orquesta, donde siempre todo tiene que estar escrito. Yo estoy como con un pie en una y un pie en otra, pero siento que las cosas en la música popular tienen que fluir mas allá de las escrituras. Es un dilema interesante, que quizás nunca se va a resolver en el grupo.

-En tu trabajo solista ¿tienes zanjado ese dilema entre lo docto y lo popular?
- Sí, en realidad sí, pero yo no diría que por una posición ideológica frente al tema, creo que hay un asunto todavía más elemental que es que el instrumento lo resuelve. Tocar guitarra hoy hace menos evidente la separación entre el mundo clásico y el mundo popular. Es como la naturaleza del instrumento, me encantaría que eso ocurriera también con otros instrumentos, pero uno se sienta a escuchar un recital de piano en el conservatorio y difícilmente va esperar que toquen un tango o una milonga, el piano tiene una tradición que es maravillosa y que está dada por otros repertorios, pero la guitarra es un instrumento bastante mestizo.

-¿Y cómo ves "la escena" de tus colegas de guitarra en Chile?
-Está nutrida, está interesante, es evidente de que ha habido un salto cuantitativo y lo más importante cualitativo, tenemos compañeros de oficio, colegas que han logrado posicionarse y posicionar también a Chile, en lo que tiene que ver con el estudio y la interpretación en guitarra. No hay ningún misterio en eso, todo el mundo lo sabe. A mi me preocupa si acaso el desarrollo de un músico, de un artista, tenga siempre que tener esa dinámica de la competencia, tengo algunas reservas con eso, pese a haber participado en algunos concursos, con el tiempo no sé... no es que le reste valor, lo que quiero decir es que me preocupa que no aparezcan otras maneras en que se desarrolle también el talento, está la sensación entre estudiantes muy jóvenes de que la posibilidad para hacerse músico y hacerse artista son las competencias. Cuando ya la cosa empieza a ser un fin me preocupa, cuando en una etapa muy temprana de la formación están preocupados de ir a competir, eso puede traer algunas secuelas en el tiempo, de repente podemos empezar a estandarizar. A mi modo de ver la música es una instancia que es siempre individual, creo que eso es lo que vale, tener una voz propia. Si todo el mundo va a tocar igual, si todos vamos a tocar las mismas obras, nos vamos a quedar pegados en esa dinámica y eso también puede tener un precio.