"¿De verdad cree que puedo dirigirla?" le preguntaba Cristóbal González al director de la Orquesta Filarmónica de Valencia cuando éste le cedió su batuta. "Pues claro, hombre, adelante", respondió el español, otorgándole al joven músico una experiencia de peso internacional en su primer viaje a Europa.
El viaje fue gracias a una beca que obtuvo junto a compañeros de la Orquesta Juvenil de Rancagua, a través del Ayuntamiento de Gandía. Vino una delegación, los escuchó y los invitó a España por 20 días, en noviembre de 2006. Allí asistieron a clases en la Universidad de Valencia y pudieron compartir en los ensayos con la Orquesta Filarmónica de la ciudad.
Cristóbal González estudia Interpretación Musical, especialidad Clarinete en la Facultad de Artes, pero su mayor ambición es ser director. Un director más completo, con experiencia de instrumentista. Dirige la Orquesta Juvenil de Rancagua y toca desde muy pequeño en circuitos regionales. En Pichilemu alcanzó fama tocando piano y teclados junto a su padre en cuanta presentación se les invitaba y luego emigraron a Rancagua. Y de Rancagua, tempranamente, a los 16 años, a Santiago.
"Yo quería estudiar saxo y un profesor me dijo que estudiara clarinete, porque era más difícil, y sabiendo tocar clarinete podría tocar tranquilamente saxo. Pero luego me gustó tanto el clarinete que abandoné la idea del saxo". Así llegó el futuro director a su actual instrumento, que estudia junto al profesor Rubén González. Con su clarinete toca también en el grupo de tango "Alevare", con los que viajará este mes a Valparaíso a tocar en una Cumbre Internacional de Tango que se realizará en el puerto.
Actualmente está postulando a la Orquesta Nacional Juvenil y dedicado a hacer una buena carrera de instrumentista, para después tomar clases de postgrado en dirección.