Durante 2025, la obra de la artista Katerina Gutiérrez, egresada de la carrera de Artes Visuales de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, ha sido y será parte de tres instancias de gran relevancia en Alemania. La primera fue en Berlin Artists Art Market (BAAM), que se realizó entre el 22 y 25 de mayo de este año en la capital alemana (https://baamberlin.com/). Luego, en junio, inauguró la muestra bipersonal Paisaje Nómade en la Embajada de Chile en Berlín, junto al pintor Mauricio Álvarez, exhibición que se extenderá hasta septiembre. Finalmente, del 6 de junio al 5 de octubre, Gutiérrez participará en la Internationale Kunstausstellung NordArt en Büdelsdorf, considerada una de las exposiciones internacionales de arte contemporáneo más importantes de Europa (https://www.nordart.de/en/).
Su participación se origina a partir de la gestión que ella misma realizó ante la Embajada de Chile en Berlín. “Fui gestora de la muestra presentada en la Embajada. Invité al pintor Mauricio Álvarez a participar en una exposición bipersonal que desarrollamos conjuntamente y que presentamos como proyecto. Posteriormente recibimos la invitación para exponer, y en ese proceso surgió también la oportunidad de participar en otras dos exposiciones en Alemania, en las que fui seleccionada”, detalla la artista.
La serie que presenta se titula Cordilleras Invertidas. Algunas de las piezas llevan el nombre Alumnco, palabra mapudungun que significa “reflejo en el agua”. En ellas, la artista explora la imagen de la cordillera reflejada e invertida, como gesto estético y conceptual. “La idea de invertir la cordillera me parece muy interesante como imagen, como símbolo y como quiebre de lo visualmente aceptado”, explica Gutiérrez. “El cruce que realizo con la lengua ancestral mapudungun tiene que ver con esa mirada perdida del entorno y el ser humano. Ancestralmente, la geografía y el medio ambiente eran parte del cotidiano y las palabras involucraban el paisaje en su significado. No había separación entre el hombre y la naturaleza. Ese acontecer es algo que quiero observar, rescatar y revalorar”.
El proceso creativo de esta serie se inició con salidas a la cordillera durante el invierno, donde la artista registró con cámara los reflejos de montañas en el agua. Más tarde recolectó tierras, cenizas y carbón de distintos territorios, que luego transformó en pigmentos en su taller.
La particularidad del trabajo es que, además de estas materialidades, Gutiérrez desarrolló un mecanismo propio para capturar pigmentos contenidos en el aire y depositarlos sobre tela. “La obra que presento, pintada ‘con el aire’, se basa en un mecanismo que inventé para capturar el pigmento oscuro del aire y fijarlo en la tela. A través de capas y superposiciones genero distintas imágenes. Es un proceso similar a la serigrafía o al grabado, pero reemplazando la tinta tradicional por el aire”, explica.
"Umbral": una escultura entre lo sólido y lo fluido
En el ámbito nacional, la estudiante de cuarto año del Departamento de Artes Visuales, Antonia Moena Burgos fue reconocida con el Primer Lugar en el Concurso ArteFacto Joven 2025, certamen que reúne a jóvenes artistas de todo el país. La exposición, que presenta las 30 obras seleccionadas, se inauguró el 7 de agosto en Lo Matta Cultural y se extenderá hasta el 28 de septiembre. Como parte de las actividades, la estudiante ofrecerá una visita guiada el sábado 30 de agosto.
Su obra ganadora se titula Umbral. Se trata de una escultura realizada en fierro pulido que incorpora una pieza de resina semejante a un charco. “Umbral es una pieza ambigua que busca ser descifrada por el espectador”, comenta la artista.
El proceso creativo fue largo y reflexivo, ya que marca un punto de inflexión en su búsqueda artística. “Estoy en un momento de mi carrera en el que busco nuevas formas que me permitan abordar las cuestiones que más resuenan conmigo. Esta pieza podría decirse que es la primera de nuevas investigaciones que estoy realizando sobre el entorno y lo fenomenológico”.
La propuesta conceptual de Umbral se centra en cuestionar las jerarquías espaciales y la estabilidad de los objetos. Según Moena: “La orientación de los objetos no solo define su posición en el espacio, sino que establece una jerarquía implícita. La lógica horizontal disuelve estas jerarquías, ubicando a los elementos en un mismo nivel. Desde esta perspectiva, ablandar los límites entre las formas y las funciones permite una lectura más abierta y menos rígida de los sistemas que nos rodean”.
La obra también explora la fluidez de lo material: elementos como las vallas peatonales, normalmente percibidos como estables y permanentes, se convierten en transitorios en su propuesta. “Incluso lo aparentemente inmutable está en constante transformación, no como oposición, sino como continuidad. Se contamina por el entorno y se transforma con el tiempo y la naturaleza”, añade.
Para la estudiante, obtener el primer lugar en ArteFacto constituye un logro fundamental en su trayectoria: “Significa mucho para mí porque reconoce un proceso de trabajo continuo y extenso, del que estoy profundamente orgullosa. Invito a quienes visiten la exposición a dejarse llevar por lo que mi obra pueda despertar en ellos”.
Los fantasmas del futuro: muestra explora la memoria, lo cotidiano y la tecnología
Con el título Los fantasmas del futuro, se presentó en Balmaceda Arte Joven la exposición que reúne a cinco artistas emergentes, entre ellos las egresadas DAV, Indira Castro y Norma Victoria Benet. La muestra, que surge de la convocatoria Balmaceda Arte Joven Labs 2025: Utopía/Distopía, se presentó entre julio y septiembre de este año.
La propuesta busca vincular lo cotidiano, la memoria y el paisaje con la tecnología, generando un cruce entre lenguajes pictóricos, visuales y mediales. En este cruce, la obra de Indira Castro se levanta como un eje fundamental de la reflexión sobre cómo las tecnologías transforman nuestra percepción de la realidad.
Su trabajo, titulado Simulacro de casa I, recrea un espacio doméstico mediante la pintura y la incorporación de mobiliario de juguetes a escala. La artista utiliza una paleta que remite a los videojuegos de simulación de la vida cotidiana, produciendo un doble juego entre lo analógico y lo virtual. A través de esta puesta en escena, la artista plantea preguntas sobre el rol del simulacro en nuestra manera de habitar el mundo y sobre las dinámicas que surgen en la interacción entre la vida real y la mediada por las tecnologías.
La muestra también incluye propuestas de Norma Victoria Benet, quien explora los límites entre lo natural y lo artificial; Aldo Espinoza, que utiliza una alfombra infantil como soporte medial para reflexionar sobre la utopía y el juego; Michelle Osorio, que revisita los vestigios de la tecnología de los años 2000 desde la pintura; y Trinidad Vildósola, cuyo trabajo se centra en la memoria hídrica del río Mapocho. El proceso de creación se caracterizó por un trabajo colectivo y constante diálogo entre los artistas, acompañados por la artista visual Ximena Zomosa y Seba Calfuqueo.