Desde su experiencia y el uso de tecnologías emergentes para el arte, desde el fax y el internet hasta la inteligencia artificial, Arturo Cariceo, artista y académico del Departamento de Artes Visuales de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, desplegó un recorrido histórico por las prácticas artísticas mediadas por dispositivos de comunicación, subrayando cómo las bibliotecas han acompañado estos procesos como espacios de acceso, estudio e investigación fundamentales. "Siempre quise tener un satélite como herramienta artística", contó en charla y subrayó que su verdadera herramienta ha sido la información: el conocimiento disponible en libros, archivos y recursos de investigación.
A través de ejemplos de artistas como Roy Ascott, Robert Adrian, entre otros, el profesor explicó cómo desde los años 60 el arte comenzó a integrar tecnologías de comunicación, anticipando la revolución digital que vivimos hoy. Sin embargo, advirtió que, a pesar de la inmediatez de las redes y la inteligencia artificial, el acceso a fuentes serias, la reflexión crítica y la investigación profunda siguen teniendo en las bibliotecas su espacio más sólido.
Esta reflexión fue particularmente destacada por Lucía Espinosa, jefa del Sistema de Bibliotecas de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, quien valoró la instancia: "estoy muy sorprendida, positivamente, de la cantidad y diversidad de personas que vinieron. Nuestra comunidad se juntó en una actividad que pudo ser puramente académica, pero que atrajo a funcionarios, profesionales, estudiantes e incluso personas externas que sienten un lazo con las artes. Creo que el profesor Cariceo nos dejó la vara muy alta para continuar este ciclo".
Lucía también resaltó cómo el expositor puso en valor el papel de las bibliotecas en su formación. "Arturo Cariceo, como estudiante y después como académico, es alguien que se ha criado entre las salas de las bibliotecas. Hoy reconoció públicamente que su desarrollo profesional y artístico ha sido posible gracias a la lectura, la investigación y los recursos bibliotecarios, no solo de nuestra universidad, sino de todo el mundo. Eso es muy importante para nosotros, justo en el Día del Libro".
En la charla, el profesor también mostró su obra, que hoy incorpora herramientas de inteligencia artificial, la cual mantiene la misma lógica de investigación y búsqueda que desarrolló desde sus primeros años, cuando las computadoras personales apenas comenzaban a entrar a los hogares. A través de diagramas visuales, explicó el tránsito de su trabajo: desde el fax, pasando por internet, hasta llegar al arte móvil en smartphones, destacando siempre el rol de las bibliotecas como espacios de estudio y creación.
Un punto particularmente significativo fue su reflexión sobre la inteligencia artificial: "La IA no reemplaza al artista, pero sí redefine su rol. Nos obliga a pensar con precisión casi quirúrgica, como si cada prompt fuera una pincelada mental. Sin embargo, la base sigue siendo el conocimiento profundo, el pensamiento crítico, el cual solo se nutre con verdadera investigación".
La actividad también fue valorada por integrantes de la comunidad académica. Francisco Miranda, encargado de la Mediateca del Departamento de Sonido, señaló que "este tipo de actividades proyecta hacia el futuro inmediato cómo la Facultad debe entender la digitalización y el tránsito del arte por las redes. Si nos proyectamos en estos ámbitos, estamos dando un paso concreto hacia el futuro".
Entre el público también surgieron voces críticas sobre el uso de la IA en el arte. Boris Jiménez, artista egresado de la carrera de Artes Visuales, comentó que lo que más le inquieta "es el mal uso que se puede dar a la inteligencia artificial, como crear una imagen y trabajar sobre eso sin reflexión. Me pareció muy importante lo que se dijo: nacimos con una tecnología y moriremos con otra. Hay que saber adecuarse y usarla de manera consciente".
Boris advirtió sobre la diferencia entre utilizar la IA como herramienta creativa, como mostró el profesor Cariceo, y simplemente copiar ideas generadas, sin un proceso real de elaboración artística. Esta mirada crítica subrayó la necesidad de mantener el criterio y el pensamiento original, precisamente en momentos donde el acceso a información verificada y la alfabetización crítica son más necesarios que nunca.
La Biblioteca de Artes anunció que este ciclo de charlas continuará durante el año, buscando consolidar estos espacios de reflexión donde la comunidad artística pueda debatir, aprender y pensar críticamente sobre los desafíos que impone la era digital. Tal como quedó demostrado en esta primera jornada, las bibliotecas no son relictos del pasado: siguen siendo plataformas esenciales para la creación contemporánea.