En medio de renombrados exponentes de la música de raíz apareció en abril pasado el disco Tenemos las mismas manos. Canciones de Rolando Alarcón como parte de la nómina de los trabajos musicales de raíz que pelearían por el premio Pulsar en esa categoría.
La disputa no sería sencilla, pues competían con figuras consagradas de la música folclórica como María Ester Zamora, Pepe Fuentes, Daniel Muñoz o Quilapayún, estos últimos además nominados con el disco que celebraba sus cincuenta años de carrera artística. “Obviamente que cuando vi la lista de postulantes sentí que la candidatura era un saludo a la bandera", cuenta Manuel Vilches, productor del disco y gestor cultural del Departamento de Música y Sonología (DMUS).
La iniciativa, que contó con la participación de una centena de músicos, entre ellos los académicos del DMUS Mauricio Valdebenito y Claudio Acevedo y del profesor de la Academia Musical de Extensión, Sebastián Seves, surgió con el objetivo de traer al presente la obra de Rolando Alarcón, figura relevante de la historia musical chilena desde los años cincuenta. “Cuando partió la idea yo hacía su biografía y sentía que muchas de las canciones de las que hablaba eran prácticamente desconocidas”, cuenta Vilches agregando que con el desarrollo de la idea original se sumaron nuevas motivaciones, “como hacer una muestra de canciones mucho más amplia que la visión algo infantilista que se tiene de su obra, ya que muchas de sus canciones eran pensadas para sus clases. Por esta razón se decidió mostrar bastante de su repertorio más político y dar una panorámica vasta de su obra”, dice.
Pese a lo desigual de la contienda, finalmente fue un jurado de especialistas quienes se inclinaron por el disco de Alarcón como el proyecto ganador del premio Pulsar el pasado 10 de mayo. “Es muy gratificante que personas muy calificadas consideren que el disco tiene méritos, pero poner el trabajo artístico en términos de competencia es poco sano, a mi juicio”, dice Vilches.
Proyecto de larga data
Nueve años trabajó Manuel Vilches en el disco que se editó en 2015. Luego de evidenciar la necesidad de registrar sonoramente las obras de Alarcón, invitó a varios creadores a que escogieran una de sus canciones, hicieran arreglos y la grabaran. En total fueron 110 los que se sumaron al proyecto.
El profesor Claudio Acevedo con su conjunto Ensamble Serenata aceptaron la invitación. El académico tuvo la libertad de escoger una canción de todo el repertorio de Rolando Alarcón y optó por el villancico En el Portal, usando voz solista, cuatro venezolano, mandolina, maracas, contrabajo, flauta y oboe. “La verdad, quedé sorprendido de la enorme cantidad y calidad de las canciones que compuso este músico. Y en ese sentido quise aportar con la elección de la canción, ya que escogí una que yo nunca había escuchado, entonces pensé que escogerla ayudaría a la difusión de un nuevo repertorio de Rolando Alarcón para el público general, que tal vez como yo, sólo conocía las canciones más famosas de él”, cuenta.
Manuel Vilches destaca la buena recepción que tuvo el proyecto en los músicos. “La generosidad de todos los artistas y el equipo de apoyo en sonido y gráfica fue invaluable, no recuerdo haber tenido ninguna discusión seria en los nueve años de trabajo y la camaradería fue algo muy profundo, al punto que se crearon o fortalecieron muchos lazos con todos los participantes”, relata.
¿Por qué tardó tanto tiempo en concluirse el disco? “Hicimos un trabajo en mucha calma y sin presiones ni expectativas, salvo cumplir con los grandes objetivos y darle a Rolando Alarcón un homenaje como se merecía, modesto presupuestariamente pero con cierta monumentalidad”, dice Manuel, para quien esa calma es otra de las fortalezas del proyecto. “Creo que la clave fue vivir fuera de las lógicas ‘de mercado’ que tienen estos proyectos. Como no había plazos que cumplir ni platas que justificar ante nadie accedimos, por ejemplo, a las peticiones de todos quienes quisieron grabar nuevamente los temas, sumamos artistas de sesión en la medida que pudimos, etc. Vivimos en una libertad algo irresponsable si se quiere pero muy saludable porque nos hizo sentir en plenitud, y eso es lo que sentimos que quedó de manifiesto. El cariño al disco que le han expresado sus participantes y mucha gente que lo compró o lo descargó y esta suerte de euforia luego de los resultados creo que lo demuestra”, sentencia.
El profesor Alarcón
Rolando Alarcón era de profesión profesor normalista, por lo que no es casual que varias de sus canciones más conocidas estén fuertemente ancladas a la escuela: Mi abuela bailó sirilla, Doña Javiera Carrera, Mocito que vas remando, entre otras.
Tuvo una fructífera y diversa producción musical, siendo uno de los hitos relevantes la fundación del conjunto Cuncumén en 1955. Para el profesor Rodrigo Torres, musicólogo y académico del DMUS, el contexto en que se desarrolla el quehacer de Alarcón es fundamental para entender su figura y obra. “En los años 40’ se desarrolló una política desde el Estado que pone en la educación un eje gravitante en el espacio cultural, entendiendo que la educación no se reduce sólo al aula sino que se extiende a la cultura del país. Todo eso en la Universidad de Chile se va a institucionalizar en los años 40 en varias instancias, una de ellas es las Escuelas de Temporada, muy impulsadas desde la Rectoría de Juvenal Hernández”, explica.
Las Escuelas de Temporada, que lideraba Margot Loyola en el área folclórica, permitieron el desarrollo de una nueva forma de socializar el canto y la danza folclórica en Chile, lo que implicó llegar “no solamente a la zona central, sino que se empieza a ir a esas zonas más extremas que no estaban en el imaginario de lo popular”, narra el académico. “Fue en los talleres de las Escuelas de Temporada donde “convergieron sobre todo profesores, entre ellos Rolando Alarcón. En ese lugar también se van generar proyectos propios de extensión, como es el caso de Cuncumén”, dice el profesor Torres.
“Cuncumén va a entregar una imagen de la cultura popular del país distinta a esa que estaba instalada en los escenarios o en espectáculos de Santiago principalmente. En ese momento ese grupo va ser el modelo de referencia de proyección musical para otros y para muchos otros”, acota Torres.
Rolando Alarcón dirige el conjunto hasta 1963 y luego de ello su proceso creativo continúa en dúos y de manera individual, editando un total de once discos y forjándose como una figura importante de la Nueva Canción Chilena.
Murió joven, a los 44 años en febrero de 1973, y pese a su vasta obra y a la relevancia de su figura ha permanecido un tanto invisible o reducido a sus creaciones asociadas a las aulas. “Rolando Alarcón ha sido una persona realmente relevante en la historia de la música popular chilena que lamentablemente no ha tenido el reconocimiento masivo que se merece. Desde sus inicios en el grupo Cuncumén, pasando por toda su etapa de cantautor, se erigió como una figura vital en el movimiento del Neofolclor y luego de la Nueva Canción Chilena. Sus composiciones, de gran calidad en la década del 60', fueron no sólo interpretadas por él, sino por muchos otros artistas que reconocieron su talento y fueron grabadas y difundidas profusamente durante ese período”, señala el profesor Acevedo.
“En el período pos 73 Alarcón nunca fue reivindicado como una figura de relevancia, algo de su repertorio quizás, pero él mismo no. Queda más bien como una figura de segunda línea en relación a aquellos héroes de la canción chilena que van a ser definitivamente hasta ahora Violeta Parra y Víctor Jara. Se hacen incluso en torno a estas figuras íconos para hacer referencia a todo un movimiento, y no ocurre lo mismo con Rolando Alarcón”, agreda el profesor Torres.
Es por la situación en que la obra y figura de Rolando Alarcón se encuentra, que es relevante el proyecto y el reconocimiento de la Sociedad del Derecho de Autor (SCD). “La obra de Rolando Alarcón debiera ser conocida por todo Chile y el mundo. Pienso que proyectos como este disco tributo y además el libro sobre su vida (del cual también Manuel Vilches es co-autor), no hacen más que hacer justicia con este profesor primario y músico que se destacó con gran versatilidad composicional a través de los distintos ritmos de la música nacional y de nuestra América morena, con una hermosa poesía, abierto siempre a reconocer a las personas por igual y lograr hacernos viajar con la imaginación a distintos lugares, situaciones, paisajes, sentimientos, personajes y emblemas patrios, con un sello individual único, pero esencialmente de gran chilenidad y americanismo”, afirma.
Para el profesor Torres “El Premio Pulsar viene a reinstalar la pregunta por la obra de Alarcón y su propuesta, no solamente de canción sino de creación en este contexto. Este reconocimiento reafirma una línea de trabajo sobre la memoria, pero no desde un patrimonio pasivo sino desde un patrimonio que instala preguntas que son muy importantes ahora, respecto a qué es lo que se puede valorar hacia el pasado y ahí emergen figuras que han quedado un poco en los pliegues, menos conocidas. Entonces aporta una nueva lectura de un pasado que no es tan lejano y de un momento muy decisivo de la cultura chilena, respecto a cómo el país se pensaba así mismo, de un modo totalmente distinto de cómo se piensa hoy”, concluye.
El disco Tenemos las mismas manos. Canciones de Rolando Alarcón está disponible de manera gratuita en Portal Disc.