Desde marzo la carrera de Teoría de la Música tendrá una nueva malla curricular que, si bien no modifica el grado ni el título que entrega, sí implica una modificación sustancial en su estructura y en la manera como se impartirán las asignaturas.
Winston Moya, Jefe de Carrera de Teoría de la Música, explica que el proceso comenzó hace más de cinco años, cuando se creó la Comisión de Innovación Curricular de la carrera, la que trabajó de manera sostenida hasta 2013, fecha en la que él asume su actual puesto. “En ese momento ya estaba modelado el perfil de egreso, que es un producto complejo porque es el motor de todo el proceso, ya que se espera que el alumno sepa a que va a entrar antes de matricularse y no que se entere en el transcurso de la carrera, como suele pasar. Que lo hayamos delineado es un gran logro para la carrera y para la facultad”.
¿Cuáles son los ejes de este perfil?
Queremos que el estudiante esté habilitado en líneas claves como la práctica de la música, ya que si bien no es una carrera de interpretación sí esperamos que tenga una línea de práctica muy fuerte. Para eso tendrán los talleres de música popular, chilena y latinoamericana y los ramos de instrumento como teclado y guitarra, que son esenciales en la carrera. Teclado es la antigua asignatura de piano, porque queríamos enfatizar la importancia de aprender el instrumento desde una mirada amplia e integradora y que el objetivo no es dominar el piano mismo, sino el desarrollo de destrezas que permitan la capacidad de enfrentar y resolver problemas musicales. Guitarra, en tanto, antes era un ramo casi electivo y ahora serán dos años de taller.
¿Qué tipo de guitarra aprenderán? ¿Docta, popular, folklórica?
Dejamos el asunto bien abierto, porque encontramos que el repertorio es un medio para que pueda desarrollar destrezas y habilidades. Los profesores de cada cátedra se reunieron para tener una tarea común de concordar el programa y conocer los mínimos indispensables que deberán impartir en la asignatura, para sobre eso aplicar la libertad de cátedra que siempre existe y que debe existir.
Además de la práctica musical, ¿cuáles son los otros ejes de la nueva malla?
La investigación pasó a ser muy importante. Antes estaba tímidamente en el currículum y ahora hay una línea de investigación muy fuerte, que preferentemente estará a cargo de Musicología y que es más acorde a una carrera universitaria, con investigación definida durante toda la carrera.
A esto se suma un nuevo factor que quizás no esté tan marcado pero que es un buen punto de partida: la gestión. No podemos entender la música como antes, el músico debe saber gestionarse, postular a proyectos, hacer trabajo de comunicaciones, armar una ficha técnica, una planta de escenario, todo lo que tiene que ver con el trabajo y que los que no lo tuvimos debimos aprenderlo a cabezazos; es una línea que queremos instalar y se hará a través de un curso de gestión de proyectos artísticos.
Otro de los ejes es el ámbito teórico, que ahora está muy ligado a la práctica, como en el caso de lectura, el desarrollo auditivo y las habilidades psicomotoras, que pasó a denominarse Lenguaje Musical. Las competencias relacionadas con armonía y contrapunto también se trabajan en una sola actividad, en parte para integrar conocimientos y también para poder ajustarnos a los requerimientos de la universidad de que las carreras de licenciatura sean de cuatro años en vez de cinco, como ocurría en nuestro caso. Por eso fusionamos subcompetencias similiares para, además, incorporar otras asignaturas como inglés o tecnologías, que son sugeridas por la Universidad.
Pero más allá del tipo de asignaturas creo que habrá una modificación en la manera de impartir y desarrollar los conocimientos, porque se ha hecho una autocrítica del conductismo con que se solían entregar los conocimientos. Se ha reflexionado, por ejemplo, que los jóvenes no necesitan una enseñanza como la que nosotros recibimos años atrás, con los hechos ordenados en el tiempo, porque hoy el acceso a la información es mucho mayor que antes y mucha información que en el pasado sólo la podía entregar un maestro ahora está a la distancia de un “click”. Por eso ahora el desafío es enseñar a gestionar información y técnicas de aprendizaje. En general diría que en nuestra malla hay un cambio bien drástico, que hace pensar que casi se trata de una nueva carrera.
“Queremos formar excelentes profesores”
El Comité de Innovación Curricular tuvo una duración de seis años, por el que pasaron varios alumnos que incluso se encontraban egresados cuando el trabajo llegó a su fin, pero Moya destaca a quienes participaron en el trecho final: Cristian Guerra y Rodrigo Torres de Musicología, Claudio Acevedo y Juan Sebastián Vergara de Teoría de la Música, el apoyo de Jorge Morán del ISUCH y asesores expertos en evaluación y currículum, más los estudiantes que fueron rotando pero siempre apoyaron el proceso. El trabajo culminó con el reglamento de carrera, donde además de las normativas básicas se incluye el plan de estudio para los nuevos estudiantes. “Será una época de transición compleja, porque en cuatro o cinco años habrá dos carreras al mismo tiempo, ahora entra un año con programa nuevo pero hay cuatro antiguos".
¿No pensaron en cambiar de nombre la carrera?
Se pensó en su momento, pero cualquier cambio que hubiéramos hecho habría llevado a una carrera nueva y un camino más engorroso. Por eso mantuvimos la licenciatura y lo que cambiamos fue el trayecto, para que el perfil sea más claro. Hicimos cambio en la malla y el proceso de titulación, pero mantuvimos el nombre porque de la carrera ha egresado excelentes alumnos, con labores destacadas en sus lugares de trabajo, como pudimos ver al momento de analizar los trabajos de muchos de ellos, en gran parte de las instituciones de educación superior que enseñan música. Hay además muchos profesores de música que sacaron el título en Filosofía y que en los colegios que tienen una labor destacadísima, porque cuentan con mucho mejor formación musical que quien estudió pedagogía en otra institución. Por último hay muchos dedicados a la práctica musical, como parte de conjuntos y que desarrollan labores muy interesantes de talleres más informales.
¿Pero la pedagogía era una opción?
Por supuesto, para nosotros era muy interesante, pero debimos asumir en el camino que el terreno de la pedagogía en la Universidad de Chile está en una pugna constante para saber qué queremos formar en la U, quién debería formarlos, si hay facultad de Educación, es una discusión que aún no se resuelve y que al momento de tomar esa decisión no teníamos las herramientas para zanjarlo. Formar pedagogos es nuestro deseo y no podemos esconderlo, pero eso requiere una decisión política que escapa de las manos de una instancia como esta.
¿Esta nueva malla debería garantizar que pasarán cuántos años antes de una nueva Comisión de Innovación Curricular?
Tenemos que entender que la malla ahora es un proceso dinámico y, por eso, una de las tareas de los Cic es convertirse en Cec, Comité de Evaluación Curricular, para evaluar lo que se hace y ver qué se puede mejorar, Con eso todo cambio debería ser dentro de este camino, por lo que no debería haber otro acontecimiento como este, que creo que ha sido un proceso histórico de la Universidad.
Antes comentaba que en los nuevos programas había que incluir ciertos lineamientos de la universidad. ¿Cuáles son?
En la innovación de carreras se nos pide incorporar las competencias-sello de la U. No es nada del otro mundo, sino más bien cosas que deberían estar por sentido común, pero como no hay que confiarse es mejor declararlas. Se refiere al pluralismo, el uso de las tecnologías, el respeto por el medio ambiente, la enseñanza del inglés y otros que en algunas carreras son más posibles de constatar que en otras.
¿Cómo se abordará en Teoría de la Música para el caso del inglés y de las tecnologías?
En inglés hay una estructura que todas las carreras deberían tener, de cuatro cursos semestrales. En la nuestra la instalamos inmediatamente en los dos primeros años. Hay una idea común a todas las carreras de artes, donde se pueden dar ciertos matices, como que en música podamos lograr que los estudiantes dominen toda la denominación de la paleta orquestal o de la ficha técnica en inglés. Los que no tuvimos oportunidad de aprender eso aún nos pesa.
En las tecnologías estuvimos reflexionando bastante, porque había varias formas de abordar el tema, pero nos quisimos enfocar en el uso más real, que el estudiante pueda hacer algo desde su casa. Los podíamos encerrar en un estudio de sonido carísimo, con tecnología de punta, pero esa no es la vida real del estudiante ni del egresado. Queremos que edite música en un programa de edición de partituras, que pueda hacer maquetas de sus trabajos en su hogar, y por eso instalamos en el segundo semestre el ramo música y medios digitales, con profesores que manejan estos programas.