Seminario: "De la escritura proyectiva a la escritura digital"

Dr. Jean-Louis Déotte: "El arte no ha sido eliminado por la escritura digital"

J.L. Déotte: "El arte no ha sido eliminado por la escritura digital"

"¿Es posible seguir haciendo arte? ¿Es posible un arte singular que sea creativo o creador?"  Fueron los cuestionamientos con los que el filósofo francés comenzó la reflexión de la última sesión del seminario, "De la escritura proyectiva a la escritura digital", que tuvo lugar en el Auditorio de la Sede Las Encinas de la Facultad de Artes, el pasado jueves 5  de septiembre.

Con esa problematización el Dr. en Filosofía Jean-Louis Déotte abordó la posibilidad de una producción artística singular, en un contexto que para él es absolutamente digital. "La escritura proyectiva rompió con la escritura de encarnación medieval que se realizaba bajo el modelo de lo teológico-político. Aquella revolución nos hace entrar a la era proyectiva, que es la era de la representación.  Lo que está en juego hoy en día con lo digital, primero es el abandono de este mundo de la representación, que se ve reflejado en el plano político, donde la clase política que por esencia es representativa, de una manera global podemos decir que tiene cada vez menos legitimidad", aseveró el autor del libro "¿Qué es un aparato estético?" (1999).

Según lo explicado por el Dr. Déotte la revolución de la archiescritura permitió el paso de una escritura a otra empezando por la perspectiva, luego la fotografía, el museo y más reciente el cine y el psicoanálisis. "Con la escritura proyectiva efectivamente estábamos en el mundo del proyecto y estamos pasando ahora al mundo del programa. Para mí hay una diferencia esencial entre un proyecto y un programa", dijo el filósofo durante su ponencia y agregó: "En el aspecto pro-yectar (tirar hacia adelante) estaba el pensamiento de que las ideas servían como brújulas a la comprensión del mundo, pero también para la opción política y eso es lo que llamábamos ideologías. Con el proyecto estábamos por el lado del deber ser, por ende de lo político. Nada de ello ocurre cuando hablamos de programa. Un programa, de cual sea la realidad que determina, debe al fin y al cabo a realizarse, es su necesidad pragmática", indicó.

Para el académico de la  Université Paris 8, Saint-Denis-Vincennes, la temporalidad es uno de los aspectos más relevante en la diferencia entre proyecto y programa, ya que según su parecer el acceso de información a través de internet nos introduciría a otra relación con el tiempo, ya no se trata de deber ser, se trata del crédito, es decir, del tiempo comprado. "Esa diferencia entre el ser y el deber ser se borra. Estamos entrando en una suerte de inmanentismo absoluto, caracterizado por una pérdida de todas las figuras de la alteridad", señaló Jean-Louis Deotte.

Aparatos modernos proyectivos

Durante el seminario, el responsable de la revista online Appareil, patrocinada por la Maison des Sciences de l'Homme, Paris Nord, se refirió a los aparatos modernos proyectivos que según sus propias palabras entregaron al mundo del arte sus propiedades, tomando en cuenta que las artes no tienen en sí mismas, propiedades esenciales.

Para continuar con esta reflexión el francés aprovechó una definición de Jacques Rancière -a quien comúnmente critica- sobre la impropiedad del arte, y dijo: "Si las artes no tienen propiedad interna, significa que esas propiedades vienen del exterior. La primera objeción que le voy a hacer a Rancière, es que él no podría decir nada del arte en el momento en el que está desapareciendo ese arte", sentenció.

Basándose en esa premisa, el Dr. Déotte señaló: "Lo que yo sostengo, es que las artes se hicieron proyectivas en el momento del Renacimiento. Las artes no han sido eliminadas por la escritura digital. Nuestros aparatos analógicos ahora son digitales y al parecer fabrican las mismas imágenes, pero estamos hablando de procesos de fabricación absolutamente diferentes", explicó y agregó, "Un aparato analógico funciona según las leyes de la óptica y de la química, un aparato digital funciona con un radar, por ende no estamos frente a las misma herramientas técnicas, aunque los resultados pueden ser a priori idénticos, a lo que tendemos es a una síntesis de los aparatos proyectivos, podríamos hablar entonces de una concretización y de una sintetización y podemos imaginar probablemente un aparato digital que va a poder cumplir con todas estas funciones y obviamente ese aparato va a dar la luz, bajo la dominación total de la comunicación".

Tomando como ejemplo el plan de Roma, establecido por Leon Battista Alberti -que para el académico Jean-Louis Déotte no se trataba de un margen de representación, se trataba más bien de un plano alfa digital- el filósofo señaló que la era digital aparece en el interior de la era proyectiva, ya que hay calculo en cada cuadro que se construye en perspectiva. "La gran diferencia es que a esta escritura proyectiva se le enfrenta una realidad que llamamos naturaleza. No ocurre eso con la escritura digital, porque de alguna manera ella parte de sí misma y solo se encuentra con sus propios productos, solamente encontrando sus propios materiales y eso es lo que Jean-François Lyotard llama: los inmateriales. Podría retomar la pregunta inicial que replanteé de otra manera: ¿Cómo un lenguaje que no conoce límites, que es constituida de algoritmos, por ello no conoce límite a los cálculos, cómo puede ese lenguaje darle lugar a lo incalculable?, se cuestionó el francés.

El ex alumno de  Emmanuel Lévinas continuó su reflexión sobre basándose en el concepto y la exposición "Los Inmateriales", desarrollada por  su maestro Jean-François Lyotard, explicando que esa muestra llevó a Lyotard a desplazar el modelo en de comunicación que él tenía hasta ese entonces, en términos de emisor, destinatario, referente (de lo que hablamos), código y soporte, desplazándose hasta un nuevo esquema que le va a permitir pensar la producción técnica y científica de la realidad sensible del lenguaje artístico. "Los inmateriales son materiales cuya esencia es de lenguaje, lo que significa que son digitales. Ya no se trata de materiales sensibles y por esa misma razón son metafísicos, porque ya no son datos", indicó.

Según lo expuesto por el Dr. Jean-Louis Déotte, la metafísica se instala al momento de no diferenciar entre lo tangible e intangible de una obra. "La tecnociencia, entendida así, estaría marcando el fin de la filosofía según Lyotard, lo que sería una excelente noticia. Y el final de la filosofía para él, se transformaría en metafísica pura, por lo tanto se estaría liberando verdaderamente el pensamiento", conjeturó el filósofo.

Para ilustrar la hipótesis que en el mundo de los inmateriales no hay diferencia ontológica entre la forma y la materia y más aún existe un enlace reversible entre ambas, el director de programa en el Colegio Internacional de Filosofía entre 1986 y 1992, acudió a la arquitectura actual tomando como referente la construcción del Metropol Parasol ubicada en la ciudad española de  Sevilla, una estructura de madera -la más grande del mundo- diseñada absolutamente de manera digital, que se ha convertido en un punto neurálgico de esa ciudad en donde se reúne gran cantidad de personas, un rasgo común en la arquitectura del siglo XIX, que recibe el nombre de noción de espacio inclusivo.

Estos espacios inclusivos, explica el académico, se diferencian de las primeras formas de inclusión conocidas como pasajes, lugares cerrados cuya arquitectura se protege del exterior, de la lluvia, del sol, etc. "Se trata de una arquitectura que ya no establece relación con la alteridad", dice Déotte, citando a W. Benjamin y añade, "a partir del primer tercio del siglo XIX, la muchedumbre que recorre estos pasajes se transforma en masa que está absolutamente encerada al interior de un sueño colectivo común y eso es lo que él llama fantasmagórico".

Para el académico, la arquitectura del pasaje posibilita una relación de doble inclusión. La muchedumbre es generada por el pasaje y a la vez la muchedumbre absorbe el pasaje y piensa que esta situación es moderna. "Cuando recorremos la ciudad incluso en pasajes a cielo abierto, vamos accediendo a las condiciones de las mismas y cuando somos una muchedumbre desarrollamos una fantasmagoría. Para Benjamin esa fantasmagoría va a ser la matriz de todos los movimientos totalitarios del siglo XX", asevera el Dr. Déotte y agrega, "en el caso de todas estas arquitecturas que son construidas ahora de manera digital, las muchedumbres van a ser llevadas a recorrer espacios inclusivos concebidas digitalmente, por ende podemos pensar que sus fantasmagorías van a ser digitales o sus espacios de imágenes colectivas van a tener una textura numérica. Por esa razón ya no estaríamos frente a una exterioridad real, tampoco de una exterioridad en el sentido de alteridad o de trascendencia y nuestra fascinación por las pantallas podría ser explicada de esa manera", explicó.

"¿Es posible seguir haciendo arte?", se cuestionó Jean-Louis Déotte, tomando en cuenta esa situación y ejemplificó a través de Kurt Schwitters, pintor alemán quien se desempeñó como diseñador de máquinas tipo -por ende estaba muy ligado a la comunicación- quien además era proyector de arte en collage utilizando distintos tipos de materiales para ello y haciendo desaparecer el espacio proyectivo. "Algunos cuadros de Schwitters, pueden dar cuenta que a menudo la diferencia entre la figura y el fondo desaparecen, las figuras son como tragadas por el fondo, los diferentes colores se absorben los unos a los otros. Por ende estamos frente a alguien que trabaja a la vez en el mundo de la comunicación, la eficiencia, la pragmática verdadera y a la vez produce obras de arte que son absolutamente ininteligibles, produce un arte que no puede ser interpretado porque no produce un mensaje, es un arte post curista", explicó el Dr. Déotte.

Para el académico el trabajo de Schwitters se desarrolla entre el mundo de la comunicación y el mundo del arte, ambos son interdependientes dice porque la comunicación se opone al arte y el arte a la comunicación, pero a la vez él hace funcionar la comunicación y el arte de manera simultánea.

"¿Qué es lo que le permite avanzar? Se cuestionó J.L. Déotte y señaló: "Le permite avanzar el hecho de que él sea capaz de trabajar en lo que se encuentra en el medio. Por una parte la comunicación, el diseño, la tipografía y por otra parte, la cultura, la escultura y la música. La famosa sonata -que es una forma de poesía sonora concreta. Por lo tanto mi hipótesis es: si él pudo hacer ambas cosas, si nosotros podemos, en cuento a lo que se refiere a lo digital, hablar de comunicación y a la vez seguir produciendo artes, es que somos capaces de trabajar en el medio entre comunicación y arte. Hablo de esa noción de medio en el sentido biológico no sociológico. En el sentido en que una semilla está en medio, ente la parte superior de la planta y las raíces. La semilla se desarrolla por ambos lados simultáneamente, por ende la forma es partir del medio y esa fórmula es la  de Gilles Deleuze", concluyó.

 

 

 

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