Alejandra Prieto, Ángela Ramírez, Pablo Langlois, Iván Navarro y Nury González fueron los artistas chilenos seleccionados para exhibir sus propuestas en la XI Bienal de La Habana, oportunidad en que la académica del Departamento de Artes Visuales y Directora del Museo de Arte Popular Americano (MAPA) reformuló dos de sus obras para ser presentadas específicamente en los espacios que los organizadores de esta Bienal destinaron para ello: el Centro Wifredo Lam y el Pabellón Cuba. Así, las obras La huella del otro y Cuerpo hay ahí se trasladaron hasta la capital cubana para formar parte de esta Bienal en la que participaron artistas provenientes de diversos países del mundo, obras en las que la artista chilena volvió a trabajar con textos y espejos para interpelar a los espectadores a través de su propia imagen.
"Ambas propuestas trabajan con el espacio público y terminan de completarse sólo con el espectador. Por lo tanto, lo que hice fue variar los formatos y la cantidad de elementos que las conforman para que pudieran operar en óptimas condiciones en los espacios expositivos dispuestos con ese fin", señala la académica del Departamento de Artes Visuales, quien instaló frente a la catedral de La Habana, en la fachada de la Calle San Ignacio del Centro Wifredo Lam, La huella del otro, una obra conformada por siete espejos de 30 por 40 cms. -"formato similar al del retrato en pintura", dice Nury González- que fueron intervenidos por esta artista con frases como El rostro está ahí para la muerte o El rostro es la voz de los sin voz, textos del filósofo Emmanuel Levinas.
Dispuestos a la altura del rostro, estos espejos interpelaban a los transeúntes que se encontraban sin previo aviso con su reflejo y con las frases en azul que invitaban a reflexionar en torno a lo que simboliza el rostro, "que es lo más expuesto del cuerpo. Por eso era tan interesante que esta obra estuviera en la calle, como un pequeño gesto, como una obra silenciosa en medio de las que destacaban por su monumentalidad; una propuesta que esperaba al otro y que sólo con el otro se completaba", reitera la artista, agregando que esta obra se tornó mucho más inquietante aún cuando supo que en La Habana había carencia de espejos. "De hecho, me dijeron que se los podían robar, cuestión que no me importó porque estaba pensada para el espacio público con todo lo que allí les pudiera suceder".
Cuerpo hay ahí, en tanto, una obra conformada por nueve espejos de 25 por 180 cms. que la artista intervino con frases del filósofo chileno Patricio Marchant, fue instalada en el Pabellón Cuba, ubicado en la zona del Vedado. Las columnas de ese espacio fueron las que Nury González utilizó como soporte para estos espejos que enfrentó para multiplicar las imágenes que ellos devolvían, "cuerpos que son problemática habitual en muchas de mis obras porque no pierden sentido y porque forman parte de mi imaginario y de mi memoria al ser la gran deuda de Chile. Sin embargo, ésta, al igual que otras obras, no es la ilustración de un discurso político, sino que un gesto sutil y reiterativo que habla del cuerpo que no está, y que seguirá presente en mi trabajo hasta que haya aparecido el último detenido desaparecido", aclara la artista.
De allí que Nury González haya recurrido a los espejos para enfatizar la idea de cuerpo presente/ausente, porque "quien puede ver su propio cuerpo reflejado en el espejo tiene la certeza de que su cuerpo está ahí, cuestión no menor tomando en cuenta la historia reciente de nuestro país", señala esta académica de la Facultad de Artes, agregando que, desde esa perspectiva, "es el espejo el que te devuelve tanto tu cuerpo como tu rostro, a través de una acción tan íntima y privada como es el mirarse al espejo. Es en esa acción que tu imagen regresa a ti, pero mediada por este objeto e interpelada, a la vez, por las frases escogidas, logrando que un gesto tan mínimo y sutil atrajera la atención y el detenimiento de la mirada. Por lo tanto, una obra con infinitas lecturas dependiendo de quién la mire y en qué contexto lo haga", concluye la artista.
La huella del otro y Cuerpo hay ahí formaron parte de la selección de obras exhibidas en la XI Bienal de la Habana, la que en esta versión buscó propiciar el diálogo entre arte y espectador a partir de la relación entre prácticas artísticas e imaginarios sociales y que, con la participación de alrededor de ciento ochenta artistas provenientes de cuarenta y tres países, dio por concluidas sus actividades este 11 de junio.
