No querían seguir dibujando según los cánones clásicos y decidieron innovar y crear las ilustraciones de "Vichoquien" con la premisa de no hacer lo correcto o lo bello. Así lo señala Jorge Quien en la contraportada del texto: "Yo tengo ganas de que nuestro libro corra ese riesgo. Que nos remueva a ambos interna y externamente. Que implique desbordes, caídas, resurgimientos. Que no nos contentemos con lindos dibujitos. Que sea material crudo, fresco, vital."
Para cumplir con el objetivo los dibujantes Vicente Plaza y Jorge Quien crearon distintas formas que les impidieran recaer en los clichés del género. Uno inventó a la Bestia de Tinta, personaje que lo obligada a "dibujar con la mano izquierda para olvidar referencias y maneras adquiridas". El otro salió a la calle a dibujar pero sin mirar a los objetos dibujados, buscando de ese modo alejarse de las premisas formales para crear una ilustración. ¿El resultado? Un texto que según sus autores es un riesgo pero que los deja absolutamente conformes.
En esta entrevista, Vicente Plaza entrega detalles del proceso de elaboración de "Vichoquien", texto que forma parte de las publicaciones del Departamento de Teoría de las Artes de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile.
¿Cómo podrías describir Vichoquien?
Es un riesgo en el lenguaje del cómic. Pienso que el público mayoritario del cómic no lo va a apreciar todavía. En ese sentido es un riesgo, saber que a ellos no les va a interesar, por lo menos en lo inmediato, pero sí con el tiempo puede aportar.
Pensando en lo anterior, ¿a quién va destinado Vichoquien?
No está destinado a un grupo específico, es simplemente para todos quienes nos leen, gustan de nuestro trabajo. No está pensando, por ejemplo, para los profesores de dibujo de la universidad, como los que yo tuve, pero sí para otro tipo de profesores que sí se interesan en el tema como Jaime Cordero (director del Departamento de Teoría de las Artes) o el pintor Mario Soro, quien estuvo en el lanzamiento.
¿Y la gente más joven se relaciona con el libro?
Mira, el principal problema de nuestros libros es la difusión y la distribución. Las personas que se enteran de las publicaciones es porque les interesa el tema más que porque haya difusión de los libros. También hay gente más joven, que viene generalmente de la Universidad de Chile, de la Arcis o del Instituto Arcos y conoce estos trabajos porque están interesados.
¿Cómo les fue en el lanzamiento?
Bien. Estuvo bonito, había hartos familiares y amigos, pero también colegas. Este mundo es chico, somos un microsistema pequeño pero en el lanzamiento pudimos presentar bien las cosas.
Cuéntame ¿cómo surge el proyecto "Vichoquien"?
Invité a Jorge Quien a que publicara un libro solo, y me dijo "no, Vicho, hagámoslo juntos". Entonces me metió en el proyecto. El Jorge trabaja con un riesgo, el mismo del que se habla en el arte, y se trata de no hacer lo que uno mismo considera o cree que tiene que hacer, sino tratar de liberar las cosas con cierta inteligencia, como dice él.
Y ¿cómo se traduce esa premisa en el trabajo mismo?
Por ejemplo, Jorge decidió dibujar con la mano izquierda. Todo lo que hay en el libro lo dibujó con la mano izquierda. Además la Bestia de Tinta lo obliga a no hacer citas.
¿En sus trabajos anteriores había mucha intertextualidad?
Sí, Jorge siempre hace muchas citas, todo su trabajo es muy intertextual y lo hace en el terreno del arte, performance y pintura. Le gusta mucho, pero la Bestia lo obliga a no hacerlo y entra en una especie de vacío, que se va desarrollando en la historia, que la hizo sin guión.
¿Cómo?
Por impulsos. Empieza a hacer una historia y la sigue hasta el final sin tenerla premeditada. Sabe lo que quiere y se impone este empuje de la Bestia, que le dice lo que no tiene que hacer, y desde ahí no sabe muy bien lo que va a pasar. Deja entrar el azar y cosas que le van pasando. Esa es la onda del libro.
¿Y tú parte del libro de qué trata?
Se llama "Cuadernos de Calle" porque yo tenía un montón de cuadernos con dibujos. Yo prefiero definirlo como un diario de vida dibujado, más que como un comic.
¿Cuál es la particularidad de un diario de vida dibujado o la diferencia con un cómic?
No hay una narración con cuadritos, secuencial, ni con globos. No hay una historia que pase, pero sí hay narración, un hilo narrativo que lo trabajé en la edición. En lo que se parece a un diario de vida es que cuando salgo, y algo o alguien me llama la atención, por ejemplo, en la micro, en un hospital, una farmacia, lo dibujo. O cuando me siento agotado o vacío, dibujo, porque es mi manera de defenderme, sobre todo si me siento mal. El dibujo es el lenguaje con el que puedo defenderme o relacionarme con el mundo.
Por ejemplo, ¿qué hechos te llaman la atención?
Hace un tiempo atrás mi papa se enfermó y yo lo fui a ver al hospital San José. Estuvo internado justo en el momento en que estaban en huelga porque una mujer tuvo un hijo en el baño, pero estaba todo muy tranquilo. Ante ese panorama yo pensaba que la histeria de la televisión no tuvo que ver con la realidad que vi ahí. Tampoco significa que todo sea la maravilla, pero esa histeria televisiva por supuesto que queda contrastada.
Es un tipo de diario de vida porque le cuento lo que pasó hoy o ayer, lo que pienso de algo que escuché, y no es la historia de un personaje ni tampoco es un asunto de hablar de mí todo el tiempo.
¿Esta es la primera vez que trabajas de esa forma?
Claro, antes las historias siempre tenían más estructura. En ese sentido, eso es lo que interpreto de lo que plantea el Jorge, de no hacer las cosas que uno considera que están bien, sino otra cosa. Como ya tenía esos dibujos, coincidió. Pero uno como profesional, siempre busca encajar con algún lector, con algún mercado, Así que con Jorge tratamos de arriesgarnos, ir en contra eso, quizás no tener un público y creo que lo hicimos bien.
¿Cómo fue ese giro de hacer lo que no acostumbras a hacer?
Fue un proceso largo, porque al principio pensaba hacer otras historias, un dibujo más torturado todavía, pero soy poco productivo de ese modo. Tengo ideas, pero no avanzo mucho. En estos asuntos, tampoco uno hace trabajos por encargo, aunque el encargo lo haga uno mismo. En ese sentido, hacer 50 páginas con el encargo de "hacer otra cosa" sería imposible para mí, pero como los cuadernos ya estaban hechos y sabía que tenía momentos buenos, me decidí a editarlos. Decantó la cosa.
¿Cada uno trabajó en sus partes de manera independiente o había otro elemento adicional que aunara ambas partes?
Trabajamos sólo con la idea. Hablamos harto por e-mail porque Jorge vive en Argentina. De hecho, pusimos esos mails al final del libro. A pesar de la distancia no hubo mayores problemas para ponernos de acuerdo.
¿Cuándo tiempo estuvieron trabajando en el libro?
Estuvimos trabajando en este proyecto como un año, pero la parte más intensa duró cerca de un semestre. En términos profesionales, para el cómic, es un tiempo muy largo, porque un cómic puede tomar tres meses en producirse, entonces, hacerlo en un año se explica por las circunstancias, porque no es comercial, porque uno lo hace en el tiempo libre.
Y en términos personales, ¿cómo fue este proceso?
Fue bueno, pero agotador. Escanear y montar en el computador es trabajo duro, pero fue bueno. No fue sufrido.
Ustedes se plantearon no hacer lo "correcto" o "lo bonito". Esa fue la primicia inicial. Ahora que está listo, ¿cómo lo sienten? ¿Fue más satisfactorio? ¿Quedó bien?
Fue satisfactorio, no fue más, pero fue bueno. Creo que Jorge está más contento que yo, incluso piensa que le va ir bien en Buenos Aires y se llevó unos pocos ejemplares.
¿Tú piensas lo mismo?
Creo que le irá bien porque no es un trabajo localista, no está hecho sólo para chilenos. Puede ser bien leído allá o en otras partes. Hay que ver como resulta.
¿Cuáles han sido las impresiones que has recibido hasta ahora de "Vochoquien"?
De todas las que he recibidlo, la que más me gustó fue la de Claudio Aguilera, el jefe de Extensión de la Biblioteca Nacional, quien presentó el libro. Claudio dijo que la biblioteca hace una labor hacia fuera, acoge a mundos como el del cómic y ahora con "Vichoquien" les llegaba algo de vuelta, porque en "Cuadernos de calle" hay comentarios sobre la Biblioteca Nacional. Y es cierto, me di cuenta que lo había leído con atención porque hay comentarios de exposiciones y eso lo consideró como una retroalimentación. A mí me cuesta creer que digan que está bueno, pero ese comentario lo creí. Jorge, por su parte, también ha recibido buenas críticas.
Este es el cuarto libro que editas. ¿En qué otros proyectos estás actualmente?
Ya hemos publicado los libros "Monos serios" (2008), "Monos chistosos"(2007), y el tercero será "Monitos" que es un libro de cómic para niños. Los antiguos dibujantes, mis maestros, como Themo Lobos y Pepo, hablaban de ese metalenguaje, de lo serio y lo humorístico. Lo humorístico, lo de niños, casi siempre estaba en una zona intermedia, de dibujantes que no son realistas ni son caricaturistas, entonces con Carlos Reyes ahora vamos a hacer uno para niños.
¿Es un libro que compilará trabajos de otros dibujantes?
Sí, en este caso los dibujantes deben trabajar pensando en qué le contarían ellos a los niños, si hubiera medios y si hubiera una industria del cómic.
¿Y ya están trabajando en eso?
Ya hay varios dibujantes que están haciendo cosas en este género, editorialmente hablando hay más interés en él. Estoy investigando a quienes me gustaría proponerles hacer cosas para niños. No sé cuánto va a demorar, pero está iniciando.
¿Tú vas a dibujar?
No sé si voy a publicarlo, pero dibujar sí.
"Vichoquien" se puede adquirir en el Departamento de Teoría de las Artes ((ubicado en Las Encinas 3370, Ñuñoa), en el Centro de Ventas de la Facultad de Artes, ubicado en el primer piso de la sede Alfonso Letelier Llona (Compañía 1264, Santiago Centro) y puede verse en las bibliotecas de Santiago y Puente Alto.
