El más reciente ganador del Concurso de Jóvenes Solistas es un destacado alumno de la cátedra de saxofón de Miguel Villafruela. El primer lugar del tradicional concurso, celebrado el 28 de julio pasado en la Sala Isidora Zegers, lo obtuvo con la interpretación en saxo alto de “Suite para saxofón y orquesta”, compuesta en 1937 por el autor francés Darius Milhaud y popularmente conocida como “Scaramouche”. Pero los reconocimientos no son algo nuevo en su incipiente carrera: el año 2008 quedó entre los diez finalistas del I Concurso Panamericano de Saxofón Clásico organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), escoltando a su compañero y amigo Álvaro Collao, quien obtuvo el primer lugar.
Nació el año 1985 en Traiguén, pequeña ciudad de la Región de la Araucanía y donde dio sus primeros pasos como músico y saxofonista gracias a la banda escolar. Como premio obtuvo una presentación con la Orquesta Sinfónica de Chile los días 13 y 14 de agosto en el Teatro Universidad de Chile y junto a sus estudios en la Facultad ha integrado proyectos de jazz y música popular como el ensamble Quintessence y el grupo de la cantante Camila Moreno. Su nombre es Marcos Contreras y en esta entrevista nos cuenta como vivió su triunfo, cómo se preparó y cómo proyecta su carrera
¿Como te iniciaste en la música y el saxofón?
Mi papa es guitarrista, aprendió por su cuenta, y el me motivó a que me metiera en la música. Mi papa no conocía a fondo el mundo musical, pensaba que era estudiar pedagogía o tocar un instrumento, no se imaginaba algo como lo que estoy haciendo ahora.
Luego, en la ciudad donde vivía, se abrió una banda escolar, y yo fui uno de los primeros que ingresó. Ahí fue la primera vez que tomé un saxofón. Era un saxofón barítono, que nos llegó de regalo, estaba usado, gastado y era gigante. Yo tenía 12 años y quedé como “chuta, no era lo que esperaba”. Me dijeron que aprendiera con ese y que en dos años más llegaría otro mejor.
Estuve hasta los 18 años en esa banda, y mi primer profesor murió cuando tenía 16 años, y el que llegó a hacerse a cargo de la banda no sabía saxofón, así que no me siguió enseñando. Al final de cuentas aprendí prácticamente sólo al principio.
En la Facultad has estudiado y tocado música docta, pero por tu cuenta también te has relacionado con el jazz y la música popular, ¿cómo ha resultado esa experiencia?
El saxofón es un instrumento amplio, que tiene dos facetas súper marcadas: o eres saxofonista de música popular o de música docta. Son dos escuelas que se tienen bronca incluso. Un jazzista te va a decir que no le gusta el saxo docto porque es fome, y uno docto te va a decir que los jazzistas son desordenados, no tocan limpio, no tienen técnica, o cosas así.
Mi desafió es aunar ambas escuelas, la doca y la popular. Tocar bien saxofón docto pero también el popular. Siempre he tenido ese interés. Cuando empecé no conocía el saxofón docto, porque es muy poco conocido en chile. Yo quería ser jazzista, pero cuando entré acá me di cuenta de todo el mundo que existe en torno al saxofón docto; ahí está la técnica y si haces eso bien lo puedes hacer todo.
Miguel Villafruela constantemente rescata obras del repertorio latinoamericano popular, ¿cómo ha sido estudiar con él y que aporte ha significado para tu meta de aunar las escuelas docta y popular?
Él es cubano, entonces tiene toda esa cosa latinoamericanista en la sangre. Desde que comencé a ir a sus conciertos siempre lo veo tocar alguna obra latinoamericana, y su último disco es como un compilado de toda su carrera. Lleva muchos años trabajando ese tema, y por eso su experiencia es un gran aporte para mi. Además nunca te cierra la cabeza, te cuenta todas las cosas como son, te enseña la técnica y te permite escoger lo que uno quiere hacer, pero siempre buscando que uno haga las cosas bien. Es un muy buen profesor. Yo creo que él es el responsable de que yo haya ganado este concurso. Él me impulsó a que me inscribiera porque al principio yo no iba a participar.
¿Cómo fue la preparación para este concurso?
“Scaramouche", la obra que toqué, me la propuso mi profesor, porque es uno de los conciertos importantes para saxofón. La obra la preparé para el concurso del año pasado, pero justo una semana antes mi madre murió de cáncer, por lo que no llegué bien preparado. Me preparé mal, fueron tres meses difíciles, pero como estaba inscrito igual me presenté. Este año, al principio no creía que tuviera posibilidades porque contaba con muy poco tiempo para preparar la obra, pero finalmente me presenté de nuevo y ahora me fue bien.
¿Qué proyecciones y aspiraciones tienes como músico luego del concurso?
Ganar el concurso fue como un balde de agua fría, fue como decirme, “chuta, igual tienes posibilidades de algo grande”. Es uno de mis defectos el no creer mucho en mi, entonces ahora que gané el concurso debo pensar en algo más grande y lo que viene es irse a estudiar afuera. Esa es una de las metas que uno siempre tiene, tal como lo hizo el Álvaro Collao, que ahora está en Francia y es un ejemplo para nosotros. Siempre está el tema de en qué especializarse, si en música docta o música popular. Por ahora quiero terminar mi carrera y luego hacer mis estudios afuera.
Es común que la carrera de músico sea solitaria y muy centrada en el propio instrumento, pero tú has podido compartir con instrumentistas y músicos de diferentes áreas, ¿en que te ha aportado esa experiencia?
Es enriquecedor compartir con otros instrumentistas y músicos de diferentes áreas. Uno no tiene que encerrarse en su instrumento, porque hay muchas cosas e ideas que otros instrumentos te dan y que incluso puedes aprovechar para el tuyo. Eso creo que va un poco dado por la personalidad, y cada instrumento tiene su personalidad. Por ejemplo yo siempre digo que los trombonistas son alegres, buenos para la talla, los trompetistas igual. Y en la música popular me ha tocado trabajar con instrumentistas de distintos pensamientos y de ahí uno saca ideas también.
¿Has estado en situaciones en las que los músicos con los que tocas no tienen el mismo nivel teórico y técnico que tienes tú y tus compañeros?
Me ha tocado pero no lo veo como algo malo, porque me ha costado bastante llegar hasta donde estoy. Yo partí bien de abajo. He tocado en la calle hasta en escenarios importantes, con orquestas y músicos de todo tipo, entonces no me gusta pensar de forma negativa, sino que absorber todas esas experiencias. Además yo he conocido gente que sin ser músicos igual me han entregado algo, como el cariño y respeto que le tienen a la música. A veces hay gente que no sabe mucho de teoría, pero tiene algo en el corazón que de repente perdemos acá; el estudio a veces te hace frío, te preocupas de detalles que no son los mas importantes. Lo importante es disfrutar con la música y eso me lo ha dado la escuela popular. En cambio cuando uno toca música docta se pone muy nervioso, porque está preocupado del vibrato, de la afinación, de muchos detalles. Pero si dominas eso y logras tocar un concierto de saxofón clásico con tranquilidad y seguridad lograrás un avance realmente importante, eso es lo que busco al interpretar música clásica.
¿Cómo ha sido tu paso por la Banda Sinfónica de Eduardo Browne?
Tocar con la Banda Sinfónica es una de las experiencias más importantes que he vivido acá en la facultad. Cuando entré a la Banda me chocó la personalidad de Browne, muy correcto en todo. Él me marcó con su profesionalismo y con eso de que hay que creerse el cuento, de que somos estudiantes de la Universidad de Chile y no podemos ser menos, él te inculca eso. Además te hace pensar en clases, no es llegar y tocar una obra, te hace analizarla, conectar la armonía, con la historia, y el sentido de la obra, todo eso me ayudó mucho. Es muy motivador estar en la Banda Sinfónica.
Y en cuanto al Cuarteto de Saxofones, ¿qué nos puedes contar?
Llevo trabajando con el Cuarteto desde hace cuatro años, siempre ha habido integrantes diferentes porque como es parte del curso nos vamos rotando. Pero ahora, con los integrantes actuales me siento súper cómodo, es un cuarteto que queremos sacar de la clase, queremos proyectarlo. En un par de años más cuando ya estemos fuera del ramo, creo que seguiremos tocando. Ahora lo integramos Gabriel Barrios, Isaías Zamorano, Fabián Morales y yo. Todos tenemos la misma intención, queremos hacer algo en común con el cuarteto y hacer que permanezca.
Para escuchar a Marcos Contreras, visite http://www.myspace.com/marcos.contreras