“He debido atender solicitudes cada vez más frecuentes para ‘recordar’ lo que le hace falta a quienes trabajan con documentos archivados (las experiencias vitales que recrean el contexto histórico y político-social) y, también, para dar cuenta de las circunstancias de emergencia de Márgenes e Instituciones (1986) abarcando lo que vino después”, comenzó explicando la crítica Nelly Richard, sobre la motivación que dio origen a su más reciente publicación Reescrituras y contraescrituras de la Escena de Avanzada.
“Cuando digo ‘lo que vino después’, me refiero principalmente a dos cosas. Primero, a un determinado trayecto de institucionalización académica y museográfica de la Escena de Avanzada que la fue instalando como un referente hoy percibido como hegemónico; un referente del arte experimental de los ochenta que resulta, entonces, sofocante al haberse vuelto un obligado cuerpo de citas. Segundo, a la constatación de que a más de treinta años de su aparición, Márgenes e Instituciones sigue suscitando renovadas controversias. Se le reprocha generalmente al libro haber operado como un enmarque programático de la Escena de Avanzada que no les dejó libertad a las obras para afirmar sus particularidades y singularidades artísticas”, agregó la crítica.
De este modo, para ella ambos factores (crítica y autocrítica), ameritaban ser revisados con atención, “para saber qué lecciones nos deja lo ocurrido. La motivación de publicar Reescrituras y contraescrituras de la Escena de Avanzadatiene que ver con estas cuentas pendientes”, contó.
Contextualizó además que ha existido un verdadero “furor de archivo” (Suely Rolnik), durante el último tiempo desde la historiografía del arte y la museografía internacional, y agregó: “Ese interés se vuelca hacia las experiencias artísticas de los años ochenta en América Latina elaboradas en dictaduras. Las prácticas reagrupadas bajo la enseña de Escena de Avanzada (sus obras y sus textos) han acaparado especialmente la atención de teóricos, críticos, investigadores, curadores, etc.”.
De allí que los cinco textos que conforman el cuerpo principal del libro (1986, 2004, 2007, 2013, 2017) sean de autoría de Richard y se ven atravesados, en la diagramación de sus páginas, por citas múltiples de autores nacionales que evocan las sucesivas instancias en las que se debatieron y rebatieron los postulados de la Escena de Avanzada.
Además, el libro que fue editado por el teórico del arte Diego Parra, egresado del Departamento de Teoría de las Artes de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, en sus últimas páginas contiene una conversación de Nelly Richard con Diego Parra, en la que se recogen las líneas de fuerza que tensionan polémicamente el campo de discursos en torno a la Avanzada, abriéndolas a discusiones sobre arte y política; historia y memoria(s); postdictadura y transición; archivos y políticas de investigación; teoría, historia del arte, sociología y crítica cultural, etc.
“La conversación que está al final del libro sintetiza de algún modo aquellos debates que le dieron sentido a la re-publicación de 4 textos previamente editados, donde pudimos comentar a modo de glosa cuál era el escenario en el que esos textos se produjeron, asumiendo que gran parte de la discusión sobre la Avanzada a veces parece adolecer de una memoria muy corta, donde cada nueva posición parece olvidar las polémicas que fueron suscitadas en el pasado. Para mí este trabajo supone un privilegio, pues me permitió trabajar materiales con los que uno no podría encontrarse fácilmente, así como también interrogar a los propios documentos desde una experiencia vital asociada a ellos (la de Richard), que personalmente considero absolutamente necesaria para poder comprender a cabalidad el pasado no como "lo que pasó", sino que como elaboración del presente”, aseveró Diego Parra.
Proyecto DAV-MAV
La producción de este ejemplar unió además a las Escuelas de Pre y Postgrado de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, a través de la fusión de la Editorial del Departamento de Artes Visuales y del programa de Magíster en Artes Visuales (MAV), gracias a la gestión de la artista visual y académica del DAV, Nury González, fundamental en el desarrollo del libro, quien desde sus comienzos en el arte, se ligó al trabajo de Nelly Richard.
“La primera obra de arte no tradicional que vi -sin saber mucho lo que veía- fue Sala de Espera de Carlos Leppe en el año 1980 en Galería Sur, cuando tenía 20 años. Tengo vagos recuerdos de eso, pero yo estaba en primer año estudiando Arte en la Universidad de Chile. Después, fui especialmente a ver Tránsito Suspendidode Carlos Altamirano, una proyección en la vereda frente a Galería Sur, en providencia casi esquina Manuel Montt, en el año 81.Era en ese momento algo totalmente alucinante, sorprendente y también inquietante, porque eso quería decir que el arte no eran solo cuadros, esculturas o grabados”, explicó González.
Algunos años después llega hasta Nury González el libro Margen e Instituciones en 1986, y hoy, en su rol de impulsora de esta reciente publicación de Richard, Nury González, apuesta a que Reescrituras y contraescrituras de la Escena de Avanzada “es un aporte de gran valor para la reflexión sobre el arte contemporáneo chileno, la política y lo político, la memoria y la resistencia crítica”, agregando que, “para mí es muy importante que sea una publicación en conjunto entre pregrado y postgrado”. Además, “se convierte en una contribución fundamental para la historia del arte, la crítica y para las nuevas generaciones, ya que recoge escrituras que giran en torno a la Escena de Avanzada”.
Hoy, en su rol de impulsora de esta reciente publicación de Richard, Nury González, apuesta a que Reescrituras y contraescrituras de la Escena de Avanzada “es un aporte de gran valor para la reflexión sobre el arte contemporáneo chileno, la política y lo político, la memoria y la resistencia crítica”, agregando que, “para mí es muy importante que sea una publicación en conjunto entre pregrado y postgrado”.
Pero ¿De qué hablamos cuando nos referimos a la “Escena de Avanzada” a la que hace alusión el libro, desde la perspectiva de Nelly Richard? Se lo consultamos al editor del libro, Diego Parra, quien respondió: la pregunta es compleja, pues entiendo que la noción de Escena de Avanzada ha ido transformándose en torno a los "asedios" que la historiografía, la filosofía y la crítica han ejercido sobre ella durante el tiempo. En un comienzo podríamos hablar de que la Avanzada es un recorte, una selección de autores y operaciones artísticas dados en el Chile de la segunda mitad de la década de los 70 y principios de los ochenta, donde la experimentalidad fue el eje central (tanto en las obras como en los dispositivos teóricos que utilizó tanto Richard como otros autores)”; contó.
“Pero luego, ya hacia finales de los ochenta y durante los noventa habría que reconocer en ella una cierta condición canónica, en la medida que la Avanzada se convierte en referente y piedra de tope del resto de la actividad artística de la época, y esta cuestión es interesante leerla a partir justamente de lo que otros dicen y hacen con dicha noción (digamos que la Avanzada no es un fantasma que se mueva por cuenta propia, siempre es animado por otros).”, agregó el teórico del arte.
Parra puntualizó que “Ya hacia la década del 2000 y el presente, la Avanzada pasa a ser la hegemonía que por alguna razón (exploramos eso en el libro) habría que desbancar desde distintos lugares, en la medida que su hiperinflación conceptual parece haber saturado todas nuestras referencias sobre el periodo dictatorial en el campo artístico (en ese sentido, percibimos una búsqueda intensa de un "más allá" de la Avanzada). Justamente esa condición múltiple y difícil de manejar con categorías y juicios demasiado taxativos es lo que creo caracteriza a la Avanzada, ya desde su primera formulación hecha por Nelly Richard en 1981, en el texto Una mirada sobre el arte en Chile", donde la autora parte su demarcación y recorte dando cuenta de un interés anti-consagratorio, anti-canónico y por sobre todo, profundamente cuestionador de lo que se entiende por historia del arte”.
Este editor, que llegó a adquirir ese rol por invitación de la propia Nelly Richar, con quien trabajó en anteriores ocasiones (como el proyecto de investigación Arte y Política 2005-2015 (fragmentos)), adelantó que las discusiones entre ambos “ya estaban girando en torno a la Avanzada y el debate contemporáneo sobre su devenir, por lo que fue un proceso muy provechoso y orgánico, pues estábamos constantemente recibiendo nuevos materiales que servían para trabajar los textos que aparecen en el libro, a su vez, mis propios intereses investigativos trabajan también este periodo”, declaró Diego Parra, quien además aclaró que la portada de la publicación fue diseñada por el artista visual y académico del DAV, Gonzalo Díaz, Premio Nacional de Artes (2003).
El pensamiento crítico y la revuelta
Finalmente, al ser consultada por el trabajo de relectura y revisión de la Escena Avanzada tomando en cuenta el contexto político-social que se vive en el país, Nelly Richard explicó que “el armado del libro concluyó justo antes del estallido de octubre del 2019. Por supuesto que una ruptura de tal magnitud del ordenamiento político, de la temporalidad histórica y de la subjetividad social como aquella, operada por la irrupción de aquel acontecimiento llamado “revuelta”, podría relegar a la condición de insignificante cualquier reflexión que no atienda enfáticamente el llamado de la contingencia. Pero creo que el pensamiento crítico puede darse el lujo de trabajar con la pausa y el intervalo como reserva crítica, para establecer con el presente una relación menos directa y referencial que la que ocupa la política, la sociología, las comunicaciones, etc.”.
Agregó también que “La historia y la memoria del pasado (el arte crítico de la Avanzada expuesto a múltiples relecturas) pero, también, el presente como formación inconclusa (la revuelta; el colapso neoliberal y sus inciertos devenires) incluyen saltos y desfases, anticipaciones, retrospecciones e introspecciones, etc., llevando lo no-contemporáneo a abrir surcos en lo contemporáneo que nos hablan de continuidades, rupturas y mutaciones”.
En ese mismo sentido y para concluir, la curadora internacional fue consultada sobre el roce/relación y/o tensiones de la escena artística chilena y el estallido callejero fuera de toda institucionalidad, incluyendo la artística, a lo que respondió:
“Octubre 2019 significó la masiva ocupación del espacio público como escenario de insurrección popular; la performatividad de los cuerpos que improvisaron múltiples actuaciones desobedientes; la efervescencia de las hablas y la festividad poética de los lienzos y grafitis; la ciudad convertida en diario mural con sus consignas libertarias, etc. Una realidad sacada de quicio nos envolvió en sus ritmos frenéticos, exigiéndonos un compromiso incondicional con el afuera urgido y urgente de la Calle. Difícil encerrar la creatividad en el interior del sistema-arte sin atender los desbordes. En contra de este adentro del sistema cuya auto-referencialidad suena a clausura, el activismo artístico tiende a privilegiar formas de participación comunitaria que se insertan en la realidad mediante lenguajes que hablan en vivo y en directo. Sin embargo, pienso que el arte no tiene que sumergirse en la exterioridad social abrazando de pleno el fulgor del acontecimiento, renunciando para ello a la problematización de la forma y el concepto. El arte puede hacer valer el juego oscilante de las distancias con lo real (alejamientos-acercamientos) para comprender más sutilmente lo que está en trance de acontecer. En las fronteras de lo estético y lo político, está siempre la cuestión de la imagen y la representación que articula el mundo de lo sensible y lo inteligible. Trabajar con la reflexividad del lenguaje sirve para desmontar las gramáticas dominantes de la imagen y de la visión, es decir, de la representación (ideologías sociales, escalas de autoridad cultural, dispositivos de violencia simbólica) estimulando modos de subjetividad alternativos a los condicionados por los poderes establecidos. En esto radica el aporte crítico-político del arte como estrategia de oposición y resistencia a la uniformidad-conformidad de las gramáticas neoliberales. Yo desconfío de la dicotomía adentro (las instituciones codificadas del arte) afuera (la masividad popular de la calle) porque siempre me parece más interesante explorar la travesía de las fronteras y de los bordes que quedar atrapado en un esquema binario de separaciones y oposiciones fijas”.
La invitación es para conectarse a la transmisión del lanzamiento virtual del libro Reescrituras y contraescrituras de la Escena de Avanzada de Nelly Richard, este lunes 9 de noviembre a las 19:00h. vía Facebook Live @DAVUchile. La publicación será presentada por Andrea Giunta (historiadora del arte, curadora y académica de la Universidad de Buenos Aires), Rodrigo Zúñiga (filósofo, poeta y académico del Departamento de Teoría del Artes de la Universidad de Chile) y Karen Glavic (doctoranda en Filosofía, docente y crítica feminista).