Decisión Eminente
Santiago, 04 de Agosto de 2004
Pocas veces se destacan positivamente las decisiones oportunas en procedimientos médicos de alta complejidad. Para hacerlo se precisa de una formación llena de coraje, a la vez que competencias y conocimientos fuera de toda discusión. Y lo que esta en riesgo (ni más ni menos que una vida humana) es muchas veces un alto precio que pagar por una decisión específica. Pero por otro lado, y por el mismo respeto a esa vida humana que se desea rescatar, las decisiones han de tomarse en el minuto apropiado y a veces con la limitada información que se posee. Grave dilema para cirujanos que enfrentan en forma contingente estos desafíos a que les conduce su ejercicio, su elección profesional y dedicación personal. Por eso es que la formación apropiada es tan importante, no sólo en las técnicas y procederes necesarios y habituales en un pabellón, en estos días de alta tecnologías y requerimientos formativos, sino también en la formación valórica, en el respeto por la persona y la vida más allá de cualquier cosa.
Hace pocos días un cirujano del Hospital Clínico de la Universidad de Chile se enfrentó a un inesperado dilema con un paciente. Debía elegir entre no seguir adelante, o quizás producir un problema mayor al trasplantar un corazón con defectos mayores. Allí se produjo su decisión: hacer algo que no se había intentado nunca antes, y salvar una vida a costa de ser -si el caso no hubiese sido exitoso - tildado de "innecesariamente arriesgado". Por fortuna, el paciente salió adelante, y se ahogaron inmediatamente las voces admonitorias de quienes siempre pueden hacer negativo cualquier evento. La competencia técnica del Dr. Zamorano quedó fuera de toda cuestión, y su decisión se observa como una innovación de grandes proporciones. Pero el mayor valor es su actitud de respeto a la vida y su capacidad para tomar decisiones bajo extrema presión. Su competencia y humanismo a toda prueba se constituyen en un ejemplo de eminente formación.