Dra. Ana Beatriz Ammann:

"Todo lo que es producción social de sentido es ideología"

Dra. Ammann:"Todo lo que es producción social de sentido es ideología"

El octavo seminario internacional del Diplomado de Postítulo en Semiótica, programa dependiente de la Escuela de Postgrado de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile estuvo a cargo de la Dra. Ana Beatriz Ammann, Magíster en Sociosemiótica, Doctora en Letras y docente de la Universidad Nacional de Córdoba. Especialista en semiótica y medios de comunicación, la doctora Ammann dictó un seminario titulado "La mediatización y el análisis del discurso", cuyos objetivos eran promover entre sus estudiantes la reflexión respecto del campo actual del análisis del discurso y la mediatización de la cultura, así como también analizar el dispositivo de la enunciación en relación con los mecanismos de producción del campo mediático y el mercado.

La base teórica y metodológica de este seminario se apoyó en los postulados de Eliseo Verón, por lo cual esta propuesta de análisis estuvo enmarcada por el uso de la categoría de la mediatización, entendiéndola como condición de producción de sentido en una sociedad industrial avanzada, en la cual los soportes tecnológicos son el eje de transmisión de la comunicación. En su recorrido teórico, la doctora Ammann puso énfasis en la especificidad de la mirada semiótica respecto del objeto de discurso, en la medida en que sólo es posible analizar este objeto desde una dimensión heterogénea, considerando sus diversas superficies discursivas como el lenguaje, la imagen, la gestualidad, el contexto y los efectos contextuales.

El seminario "La mediatización y el análisis del discurso" brindó a los estudiantes del Diplomado en Semiótica una perspectiva de esta disciplina que permite abordar el estudio de los medios de comunicación social incluyendo en su análisis la dimensión ideológica y el poder, temas que en el estudio de nuestras sociedades no pueden ser soslayados. El trabajo analítico desarrollado tomó como objeto el medio audiovisual y el radiofónico, áreas en las cuales la Dra. Ammann es especialista.

En primer lugar ¿qué debemos entender por mediatización?

Es el tema más complejo que propone Verón y en cada una de las investigaciones y estudios que encaro en la Facultad de Comunicación de la Universidad Nacional de Córdoba siempre tiene mucho sentido aplicarlo. Las sociedades capitalistas avanzadas o están en vías de una mediatización o son sociedades mediatizadas, y esto quiere decir ni más ni menos que la construcción de lo real pasa por los medios. Desde el auge de la televisión y sobre todo de la toma en directo, lo que vemos y a lo que otorgamos la calidad de lo real -con lo cual establecemos un contrato fiduciario importante- es un recorte de esa realidad absolutamente construido.

Hace mucho tiempo en "Construir el acontecimiento", Verón ya dijo que el discurso de la información es producto de una construcción. Eso tiene que ver con la construcción de lo real social en devenir, y él dice que lo que nosotros, los sujetos receptores confundimos, es el hecho social con la experiencia individual.

El concepto de mediatización es muy rico. Si uno mira fenómenos como los que están pasando hoy en culturas juveniles como la violencia en las escuelas, violencia filmada y luego subida a Internet y luego quizás hasta se pretende que sea vendida en la televisión, de alguna manera el preadolescente lo que está haciendo es filmar no sólo hechos de violencia, sino que ahí está el juego de la mediatización: el cuerpo significante ha dejado de serlo si no pasa por la pantalla, y eso otorga jerarquía o es una búsqueda de reconocimiento. Lo que construyen los medios es lo que nosotros en general creemos como el real social.

¿Por qué eligió trabajar con los postulados de Eliseo Verón?

En mi tesis de maestría, en la que tomé un tema sobre la ciudad y las intervenciones urbanas en un siglo y en otro, como en mi tesis doctoral en la que trabajé el discurso de la prensa, la base ha sido Eliseo Verón fundamentalmente porque él trabaja con un marco que me da posibilidades de proponer metodologías de análisis dentro de ese marco. Ninguno de los grandes teóricos de la semiosis social propone una metodología, y como no la hay, uno construye el objeto y la metodología. Si bien su propuesta no es original porque es peirciano, tiene bases foucaultianas y bajtiniana, es decir, hay otros autores que resuenan permanentemente en él, lo que hace es elaborar muy bien las propuestas para la cultura que yo quiero estudiar, que es la cultura mediática.

Verón plantea que la producción social de sentido no existe si no es sentido invertido en alguna materia significante. Esto es, en una organización social no hay sentido si junto con la organización no hay una representación de esa organización. Eso me ha permitido analizar dispositivos de producción de sentido que no son sólo verbales, y eso es muy productivo y es una base peirciana, porque está latente la semiosis infinita de Peirce. También me parece que él rescata mucho el concepto de la dinámica del proceso de producción de sentido y bueno, ese es el punto de partida que yo tomo: que lo gestual, lo icónico, lo indicial de la mirada en la televisión, lo indicial de la voz en la radio, todo eso me ha llevado a estar alerta y analizar los discursos desnaturalizándolos, no considerando aisladamente lo verbal, sino siempre considerando en los medios el dispositivo que produce sentido. El dispositivo enunciativo del que él habla no es el dispositivo enunciativo de la lingüística, sino un dispositivo enunciativo mucho más complejo que depende de las materias significantes que estás analizando.

¿Qué es la desnaturalización del discurso?

Es poder descubrir las operaciones discursivas que no están explícitas en un discurso sino que subyacen a él. Por eso me gusta Verón, porque él dice que en el objeto siempre hay huellas de su sistema de producción, y entonces en un sistema discursivo siempre hay huellas de las condiciones de producción. Descubrir esas huellas es poder armar una metodología que te permita analizar operaciones que no son explícitas, y ahí tienes operaciones de legitimación, de persuasión, diversas estrategias que son las que hacen que un discurso atrape o no a sus receptores. El discurso no es ni más ni menos que una construcción situacional, es una construcción que uno hace con otros y para otros, y además el discurso es un diálogo con la historia, con la historia de los discursos, es decir, yo no hablo desde un lugar vacío, sino desde los discursos que me preceden.

Desnaturalizar es descubrir que hay intertextualidades, que ciertas estrategias recortan ciertos oyentes y no otros, saber que yo siempre hablo para un oyente, y que un medio en general siempre construye su receptor desde el lugar de la producción. Y ahí Verón me gusta hasta por su lado más pragmático: él dice que no se puede hacer análisis de mercado o hacer encuestas si primero no se hizo un análisis de discurso, si primero no se hizo un análisis del recorte de los receptores. Eso me parece que es central. Desnaturalizar quiere decir descubrir operaciones discursivas que son siempre constructos, y en la medida que son constructos, pueden cambiar.

Si aplicamos la teoría a un análisis específico, ¿el dispositivo enunciativo de la televisión es el discurso que ésta pone en acto?

El dispositivo enunciativo de la televisión es el discurso, pero considerando la complejidad que el dispositivo se construye en relación con la materia significante, con el soporte, que en este caso sería la pantalla, la tecnología, y esa materia significante en la televisión es compleja porque es auditiva y visual, es palabra e imagen y hay que analizarlo en esa complejidad. Y además hay que mirar qué hace la cámara, qué hace la técnica, cuáles son las tomas, es decir el dispositivo enunciativo televisivo tiene la complejidad de una enunciación que se hace desde la televisión, que no es lo mismo que el discurso verbal solo. Uno no podría analizar la televisión y sólo considerar el discurso verbal, sino que habría que considerar por lo menos el discurso icónico, el gestual, la música, lo kinésico.

En la mirada semiótica se pone en acto un análisis complejo, que involucra el dispositivo icónico, textual, los encuadres, los ángulos, los colores, pero ¿cómo se conjuga todo eso para llegar a un resultado?

Porque hay otra cosa que tiene Verón y es que su modelo es, en algún sentido, un modelo marxista, en el sentido de un marxismo dinámico, no determinista. El dice que en todo recorte de un objeto que se hace para realizar un análisis uno ya está forzando el objeto, porque todo proceso de producción de sentido siempre es un proceso, nunca es estático, entonces cuando recortas, transformas lo que era dinámico en otra cosa. Como él dice que en los objetos de la producción industrial quedan las huellas del sistema de producción, en este recorte yo puedo ver las huellas de las condiciones de producción del discurso, entonces ¿qué es lo que voy a analizar? cuestiones socioculturales e históricas de ese discurso. Por eso el análisis lingüístico no me interesa, y si bien yo tomo algunas herramientas de lo lingüístico, fundamentalmente me interesan perspectivas socio semióticas, bajtinianas también, la idea de la construcción de sentido como una construcción histórica, social y dinámica.

Entonces ¿para qué uno hace estos análisis y desde esta perspectiva? justamente para ver las relaciones entre lo ideológico y el poder con un criterio muchísimo más amplio y más rico que la idea de ideología que uno manejó en otra época o la idea de poder que está en todos lados y no está en ninguno, sino desde la perspectiva de que todo lo que es producción social de sentido es ideología, y todo lo que produce efectos tiene poder.

En mis trabajos yo quiero ver cuál es la ideología de una producción particular y eso analizo. La pregunta de mi tesis era analizar cómo se miran los menores marginales, los famosos niños y jóvenes llamados en situación irregular con la vieja legislación previa a la Convención de los derechos del niño y cómo se miran luego de que la convención es asumida en la Constitución argentina, y si los periodistas que hablan de los niños pobres en general están construyendo niños y jóvenes ligados a las concepciones revolucionarias respecto de la ideología de la situación irregular de principios del siglo XX, o mantienen una doxa y un sentido común de esa misma ideología. En mi tesis concluí que los periodistas mantienen en su cabeza la doxa de la ideología tradicional y eso es lo que leemos, eso es lo que en el contrato de lectura uno de alguna manera hace circular y le produce efectos. Los efectos sociales en el periodista son pensar esto porque la sociedad lo piensa, y lo que el periodista dice o escribe es luego dicho o pensado por los receptores porque el periodista lo dice y lo piensa. Es una cadena de sentido, y en esa cadena uno tiene que ser consciente de que los discursos no son naturales, no son ningún fenómeno natural, sino que son construcciones humanas y se pueden cambiar. Si se cambia el discurso se cambia la construcción del mundo, la manera de mirar.

¿Cuáles son los dispositivos de legitimación que pone en acto el periodista?

Tiene bastante que ver con Bourdieu y no creo que haya habido otra teoría que mejor trabaje el campo intelectual y el campo de poder, pero fundamentalmente el periodista ha ido tomando el lugar del intelectual, y eso ya le quedó chico a la critica de Bourdieu cuando él decía que había dos periodismos: uno que se legitimaba internamente con el respeto de sus pares, y uno que se hacía más amarillista para vender. Eso ya se rompió hace mucho tiempo, y fundamentalmente el prestigio del periodista, al menos en Argentina, tiene que ver con la crisis del político, construida por los propios medios, y el periodista es el que aparece como el salvador, el justiciero, la palabra legítima y el mediador, y en realidad no es mediador de nada.

En el periodismo comercial, lo que se hace es dar la palabra a otros, o tomar la palabra de otros para vender mejor, porque se está trabajando para el mercado, entonces cuando decimos que en una radio las mejores y las más democráticas son las que dan la palabra a los oyentes, es absolutamente mentira. Esa es una palabra pseudo democrática, porque en realidad por ahí va la ilusión de hacer una mediación entre los políticos y las necesidades de los barrios, pero no actúan, sólo ponen en palabras las necesidades del sujeto y el sujeto se siente escuchado, reconocido y cree que en verdad están haciendo algo por él, pero no están haciendo nada.

Lo que hay fundamentalmente es una legitimidad planteada desde el lugar del rol profesional que ha adquirido el periodismo, que ya no es más el cuarto poder. En la medida en que hablamos de mediatización de la cultura, la mediatización de la cultura pasa por la profesión de los periodistas y ellos relativamente no son concientes de esto, del peso social de su palabra y de su legitimidad. La mediatización de la cultura también tiene que ver con el control, el mercado y la competencia, y la legitimidad del periodista pasa porque los medios resultan ser quienes definen los valores no sólo de lo cotidiano, sino también los valores culturales, políticos, literarios. Ese es el nuevo rol del intelectual periodista.

¿Llevan a cabo una legitimación de los discursos hegemónicos?

Yo creo que hay que diferenciar los medios en que trabaja cada uno, pero los medios comerciales en general legitiman los discursos hegemónicos. Al menos en Argentina ya ni siquiera se puede decir que tal medio responde a tal partido político y que entonces la ideología dominante de la institución es la de un partido. No lo es, es la de un grupo hegemónico económico, de un grupo empresarial que tiene poder para presionar a los políticos y a la sociedad. Ese es el grupo Clarín, por ejemplo, en Buenos Aires. Las líneas políticas tienen que ver con las líneas políticas de ese oligopolio, que ni siquiera son ya las líneas partidarias. Son intereses, juegos de intereses. En los grandes medios, evidentemente está el discurso hegemónico, y el periodista no participa de él porque sea ni malo ni bueno ni lindo ni feo, sino porque es su profesión y cuando entras a un medio el recorte de tu manera de trabajar ya está hecho de antes.

¿Cuál es la importancia de dotar a los estudiantes del postítulo de herramientas que pueden dar cuenta de la construcción de estos discursos?

Me parece que tal como está planteado el diplomado, al cual viene gente de distintas especialidades, realizar la desnaturalización del discurso me parece central en cualquiera de las carreras en que se haga. Por ejemplo, cuando alguien plantea que va a analizar la intervención de un artista chileno contemporáneo en Milán y que va a tomar el recorte de un artículo de un periódico, tiene que poder ser capaz de darse cuenta de que eso no se debe hacer, porque el recorte del periódico no alcanza para hacer un análisis acerca de lo que se dijo de la intervención, sobre todo cuando más encima yo no la vi. Tenemos que ver otras cosas: en qué lugar de la página, con qué diagramación, con qué importancia, con qué rol, desde qué situación de enunciación, qué plantea, entonces no se puede hacer un análisis aislado y pensar que se está tratando de obtener algún sentido social.

¿Usted percibe una cierta ingenuidad de la gente con respecto a los medios?

Absolutamente, por eso creo que existe la mediatización. Por un lado hay una cuota de ingenuidad pero también están los sistemas de vida, en donde prácticamente la participación en lo social, en los clubes de barrio, en todo aquello que nos hacía sentir que éramos sujetos activos en la sociedad, desaparece para que seamos sujetos que vamos de la casa al trabajo, y en la casa lo que hacemos es mirar la televisión o escuchar la radio y después hablamos de lo que nos dice la televisión y lo que nos dice la radio como si fuese lo real. Por eso me parece que es muy importante este tema, y no se trata para nada de endiosar la semiótica ni creer que es una panacea de nada, sino la posibilidad de cuestionarnos dónde ponemos el sentido crítico en esto que es tan fuerte en la sociedad, que es la influencia de los medios en el pensar, el sentir y el actuar de todos nosotros.

Si más gente fuese consciente de estos procesos de creación de los discursos y de lo real social, ¿qué cambios cree usted que habría en la sociedad?

Lo que yo creo que tendría que cambiar es esta concepción perversa de mercado a ultranza, de la búsqueda del otro sólo como consumidor. Creo que tendría que haber un respeto y un respaldo de una televisión y medios estatales, y cuando digo estatales no digo gubernamentales. Creo que habría que volver a defender el derecho a la información de todo ciudadano, y eso me parece que no pasa sólo porque la gente crea menos en lo que le dicen los medios, pero si cree, es porque tampoco hay otras alternativas, otros discursos, otras competencias, y el Estado no está cumpliendo ningún rol. Desde los 90 en adelante lo que hubo fue concentración monopólica, ventas y privatizaciones al máximo –y creo que el modelo es general, no sólo en Argentina- y en esas privatizaciones lo que hay es cada vez menos la presencia de otras voces. No es que estas voces estén mal, pero yo quiero que a mí me dejen elegir, y también quiero que a mis hijos los dejen elegir, para lo cual hay cosas que hay que hacer: tener otros medios, creer que es posible, luchar por otras leyes de radiodifusión y de prensa, y también pensar que la escuela brinde elementos suficientes para poder leer críticamente lo que uno escucha.

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