Con obras de estudiantes y egresados de la Facultad de Artes:

Nuevas exposiciones se presentan en Santiago

Nuevas exposiciones se presentan en Santiago

"Desde la fotografía, la video-instalación, la pintura, la escultura, el dibujo y con modalidades participativas, procesuales y tecnológicas la muestra reúne una selección de trabajos que dan cuenta de una indagación en los terrenos de la memoria, la historia política, la infancia, utilizando como material los insumos del propio recuerdo auto-biográfico", se señala sobre Spoilers en el comunicado de prensa de esta muestra que se podrá visitar sólo hasta el 7 de septiembre en Galería AFA, exposición que surgió con la idea de indagar en el imaginario de la generación que creció en los últimos años de la Dictadura y en los primeros de la democracia y que, bajo la curatoría de Ignacio Szmulewicz, contempla la exhibición de las obras de Camila Ramírez, Christian Lira, Carlos Rivera, Matthew Neary, Simón Jara, Rodrigo Arteaga y Francisca Montes, los dos últimos, egresado y profesora del Departamento de Artes Visuales, respectivamente.

"El trabajo de Francisca Montes me interesó por la forma en que se relaciona con los fenómenos de la sociedad, desde una distancia que me hace pensar en un mundo en miniatura, donde la violencia, el horror o el ruido de la calle son elementos que se perciben desde la separación y no desde la afección", dice Ignacio Szmulewicz, profesor de la Etapa Básica en Artes Plásticas, sobre la obra de esta artista, agregando respecto a la propuesta de Rodrigo Arteaga que ésta "guarda una conexión central con la curatoría, como la de Matthew Neary y de Camila Ramírez, en el sentido de que los tres apuntan a una conexión emocional con el pasado. Desde una perspectiva lúdica y de apropiación -todo su trabajo es sobre libros antiguos-, Rodrigo pasa a procesos de creación que involucran una serie de factores cuasi absurdos, donde lo orgánico crece y donde la geografía política, ordenada y pauteada, se convierte literalmente en un 'caldo de cultivo'".

Fiebre al mediodía

Ése es el nombre de la propuesta que el egresado de la Licenciatura en Artes con mención en Artes Plásticas y ayudante del académico Patricio González en el Taller Central de Arte, Francisco Navarrete, expone en una muestra colectiva que se exhibe en la Sala de Arte CCU y que incluye las propuestas de Jaime Arrau, Cecilia Avendaño, Catalina González, Alexis Mandujano, María Luisa Murillo, Kurt Petautshnig, Andrea Spoerer, Paloma Villalobos y Nicolás Wormull. "Humildemente, creo que mi propuesta fotográfica y la invitación a participar de esta exhibición se explica en tanto reconocimiento a una poética y práctica vinculada a la fotografía y las artes visuales que he desarrollado y mantenido en el trabajo visual de mis últimos proyectos", dice este artista que, por primera vez, trabajó "con un objeto manufacturado en un contexto vinculado simbólicamente a la mercadotecnia nacional", explica.

Así, tras estar durante los últimos tres años experimentando a partir de la fotografía -"lo que me ha permitido reconocer en qué territorio tengo puesta la mirada y cuáles son mis intereses", aclara-, registrando objetos y espacios cotidianos en situaciones enigmáticas, Navarrete dio forma a Fiebre al mediodía, pieza fotográfica digital en blanco y negro. "Procedí a realizar una intervención objetual al interior de mi departamento y el resultado final de dicha intervención fue registrado y editado, obteniendo así esta pieza fotográfica", cuenta, añadiendo que dicha "intervención consistió en construir a partir de 300 botellas un soporte frágil y translúcido para sostener y aguantar objetos pesados de grandes proporciones y tosca calidad material. El objeto utilizado fue un bife antiguo que fue montado verticalmente sobre este soporte elaborado a partir de la disposición vertical de las botellas".

En la imagen, que hoy forma parte de la colección de arte CCU, también se puede apreciar un cordón que, además de recorrer la escena, "mantiene abierta la persiana que deja pasar la luz para iluminar el objeto", explica este joven artista y estudiante de II año del Magíster en Artes Visuales sobre esta propuesta que permanecerá en exhibición hasta el 21 de septiembre y sobre la cual Francisco Navarrete concluye: "Fiebre al mediodía se articula en torno al devenir frágil de nuestra relación con los objetos y su representación, haciendo comparecer inestables y extraños a aquellos elementos, comunes y manufacturados, opacos o trasparentes, a los cuales asociamos ciertas densidades narrativas y materiales. Pareciera que el momento registrado fuera la imagen de una situación inviable".

Segundo Plano

El pasado jueves 5 de septiembre se inauguró esta muestra de Josefina Pérez e Iván Olivares, egresados de la Licenciatura en Artes con mención en Artes Plásticas que postularon a la convocatoria 2013 del Museo Benjamín Vicuña Mackenna. En ésta se invitaba a trabajar a partir del legado de Benjamín Vicuña Mackenna y, por lo tanto, a la historia de Santiago, sus características, desarrollo urbano y proyecciones futuras, temáticas a partir de las cuales estos jóvenes artistas, únicos seleccionados, dieron forma a una muestra que reúne una serie de escenas pertenecientes "al mundo de la naturaleza, al encuentro del hombre y el frágil paisaje que lo rodea, como recursos fotográficos o fruto de la mente: lugares comunes o imágenes fijadas en la retina del imaginario colectivo que pueden o no existir en la realidad", cuenta Iván Olivares.

Así, instalaciones y obras bidimensionales sobre bastidores de tela o similares conforman Segundo Plano, muestra para la que Iván Olivares trabajó "el deterioro de lo urbano, pudiendo renunciar a la mirada de lo cotidiano, volviéndose a la apreciación de los objetos en su forma: El residuo nubloso de un aviso publicitario, de un poste de luz, de calles, de puentes y edificios; todos anunciando el desgastado devenir de la ciudad", dice, agregando sobre las obras Josefina Pérez que éstas "se enmarcan en un espacio-tiempo indefinido, como recortes o trozos del día a día que se adhieren a la memoria y que a veces funcionan como resguardo ante el tumultuoso ambiente que nos rodea. Giran en su propio eje buscando adaptarse a la realidad, como necesitando arraigo, generándose espacios ficticios, ocupados por sombras, formas inestables y sutiles".

Con el título de esta exposición, la que se podrá visitar hasta el próximo 25 de octubre, estos artistas buscan dar cuenta de la relación que existiría entre la muestra que propone el museo, "en base a objetos y retratos de situaciones históricas que relatan de cierto modo acontecimientos, situaciones y lugares que se emplazan en el imaginario histórico de la sociedad santiaguina, y la exposición de obras que, si bien surgen gracias a esta misma experiencia, son extraídas de la línea de tiempo y se asientan en un espacio tiempo indefinido", explica Iván Olivares, concluyendo que "ambos trabajamos con vestigios, residuos, imágenes que quizás fueron protagonistas en algún momento pero que hoy son sólo parte de la tramoya, pasando a formar parte de aquel panorama que observamos y vivimos continuamente, pasando casi por completo inadvertido".

Tres pies de profundidad

Así se titula la exposición que Tania González, egresada de la Licenciatura en Artes mención Artes Plásticas, inaugura hoy viernes 6 de septiembre, a las 19:30 horas, en Galería Bech, una muestra en la que exhibirá pinturas y cajas-vitrinas de metal en las que trabajó con óleo y taxidermia de especies como pájaros y liebres. Como explica al respecto, "el culto es el que hace que estas piezas tengan cada vez más un aire de 'vanitas', donde la muerte se hace inevitable para los ojos de cualquiera. La perpetuidad, en tanto, es una necesidad que surge desde estos dos 'oficios' que nos invitan a presenciar en esta ocasión nueve cajas de zinc con más de diez animales taxidermizados y dos pinturas en las que se conjugan una serie de imágenes en donde ninguna es posible que se dé por sí sola en la naturaleza".

Desde hace un tiempo que Tania González venía "repensando la manera de poder establecer otro punto de vista e incorporar nuevos elementos de culto a estos seres tanto pictóricos como taxidermizados que utilizaba hasta ese entonces", dice, agregando que fue el fallecimiento de su padre el que gatilló "estos Tres pies de profundidad en donde todo va contextualizándose desde una mirada que va mucho más allá de lo que pudiese manejar, pues ya no hablaba de esa profundidad sino que estaba ahí. En ese momento decido que entren estos elementos de culto, como las flores en la pintura y las liebres en las cajas, tratando de acercarme más al 'ser muerto' como una manera tanto de homenajear la partida como de localizarla y establecerla como un estado perpetuo".

Para Tania González, la creación de estas cajas es otra forma de hacer pintura, "otra manera de entenderla o de acercarme un poco más a ella", dice esta artista sobre algunas de las obras que se podrán apreciar hasta el próximo 3 de octubre en Galería Bech, puesto que desde la pintura emergen "todas estas imágenes en las que voy estableciendo patrones de trabajo. La taxidermia la utilizo como si fuese el punto de partida, bocetos que van definiendo el tono de la mayoría de las piezas. Por lo tanto, es un trabajo totalmente paralelo, pinto para poder hacer estas cajas y viceversa", añade esta artista sobre Tres pies de profundidad, nombre que a su vez "nos traslada a espacios en donde el ser humano está desprotegido, en donde suceden cosas que están fuera de nuestro alcance emocional".

A 40 de distancia

Ignacio Espinoza y Alejandro Rebolledo, este último, estudiante de la Licenciatura en Artes mención Artes Plásticas, son los artistas que dieron forma a esta exposición que se exhibirá en el Salón Purísima del antiguo Hospital San José y que se enmarca en "la conmemoración de los 40 años del golpe de Estado, particularmente en memoria de detenidos desaparecidos durante el periodo de dictadura", señala Alejandro Rebolledo sobre el origen de esta muestra que contempla la exhibición de una serie de acuarelas y de una instalación, propuestas que se gestaron "a partir de información recabada mediante entrevistas a familiares de detenidos desaparecidos de la Agrupación de familiares de detenidos desaparecidos Sola Sierra, y de imágenes de sus familiares", agrega este estudiante de la Facultad de Artes.

En total, se exhibirán ocho acuarelas con las que buscan retratar a los familiares detenidos desaparecidos, "pinturas que destacan por su trabajo con pigmento termo sensible, permitiendo que el retrato sometido al tacto del espectador desaparezca y vuelva a aparecer después de un momento", explica Alejandro Rebolledo sobre esta propuesta con la que enfatizan los recuerdos por sobre la ausencia. A través de la instalación, en tanto, se reproducirán anécdotas, recuerdos y experiencias que protagonizan los familiares de los detenidos desaparecidos por medio de sus memorias enunciadas a viva voz, "símbolos que refieren directamente a la vida y tal vez, paradójicamente, a la perpetuidad del recuerdo; experiencias que pasan de voz en voz y generación tras generación, destacando un recuerdo proyectado y desalojado de cualquier peligro de olvido".

A 40 de distancia se inaugurará de manera simbólica este 11 de septiembre, a las 12:00 horas, en el Salón Purísima del antiguo Hospital San José, reinaugurándose nuevamente el viernes 13 del mismo mes, a las 19:00 hrs. Respecto al título de la exposición, Alejandro Rebolledo concluye: "Enfocándonos en los recuerdos de familiares de detenidos desaparecidos, quisimos trabajar con el concepto de distancia que, según la Real Academia Española, puede entenderse como 'espacio o intervalo de lugar o de tiempo que media entre dos cosas o sucesos', destacando así la brecha que el recuerdo permite a los familiares el que éstos tengan en mente ayer, hoy y mañana la ausencia de sus seres queridos. De la misma forma también ellos se proyectan con los recuerdos, la pérdida y los afectos".

Zona de Confort

Hasta el próximo 25 de septiembre se podrá visitar la segunda exposición programada en Sala de Carga, iniciativa que transformó un container en una galería itinerante de arte contemporáneo que actualmente está instalado en Espacio Matta y que esta oportunidad reúne las obras de Enrique Flores, Nemesio Orellana, Cristián Kirby, Alexis Llerena y Valentina Arellano, esta última, estudiante de la Licenciatura en Artes mención Artes Plástica y quien destaca la elección del lugar en que se presenta su obra "porque se relaciona de forma muy estrecha con la temática que ella misma representa, creando una coherencia entre lo expuesto y su contexto", explica esta joven artista que, para dar forma su propuesta, trabajó a partir de "la distancia y desconfianza latentes actualmente en los espacios de circulación de carácter público".

Se trata de "lugares de tránsito donde todos somos desconocidos y nunca se logra generar una identidad conjunta ni un sentimiento de comunidad que nos haga sentir cómodos con la presencia de otras y otros. Es también una mirada crítica a la función que ha cumplido el urbanismo y la arquitectura, al armar una ciudad llena de no-lugares que son realmente hitos en Santiago", señala Valentina Arellano. De allí que la obra que presenta en esta exposición haya nacido justamente "de una crítica al modo en que nos vemos forzados a relacionarnos en espacios públicos, donde cuidamos obsesivamente nuestro metro cuadrado, rechazamos la presencia de otros y tratamos de mantener una prudente y constante distancia", dice esta estudiante de la Facultad de Artes que trabajó con choapinos y pasta de muro en esta propuesta.

Sobre los primeros imprimió las imágenes que utilizó, remitiendo a "ese metro cuadrado donde sólo se posiciona una persona de pie, lugar de paso, de detenernos y seguir nuestro camino rápidamente. La pasta muro, en tanto, cumple con la necesidad de cubrir un material rugoso como las alfombras y al mismo tiempo constituye un material presente en el imaginario de la construcción arquitectónica", explica sobre Zona de Confort, título con el que alude a esos lugares "en que nos uniformarnos bajo ciertas actitudes, donde somos reducidos a módulos que transitan en el espacio, distanciamos de cualquier contacto físico con los demás y sintiendo una desconfianza difícil de eludir, espacios que, sin embargo, pueden verse interrumpidos por este container que crea un descanso y una identidad temporal que une a quienes lo visitan", concluye.

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